Luis
Illuminati
Si
no creyera y no tuviera la esperanza de que una Argentina mejor y más justa
remplace a este Leviatán K sin alma ni Dios que se ha llevado puesta a la
Nación, me refugiaría en los montes o en las montañas y sería igual que
Zaratustra (1), el personaje de Nietzsche.
Los
Jueces de la Nación tienen ahora una buena oportunidad de limpiar la empañada
imagen de la Justicia.
Fue
alrededor de la medianoche cuando Zaratustra emprendió su camino sobre la
cresta de la isla para llegar de madrugada a la otra orilla, pues en aquel
lugar quería embarcarse.
Había
allí, en efecto, una buena rada, en la cual gustaban echar el ancla incluso
barcos extranjeros.
Éstos
recogían a algunos que querían dejar las islas afortunadas y atravesar el mar.
Mientras
Zaratustra iba subiendo la montaña pensaba en las muchas caminatas solitarias
que había realizado desde su juventud y en las muchas montañas y crestas y
cimas a que había ascendido.
Yo
soy un caminante y un escalador de montañas, decía a su corazón no me gustan
las llanuras, y parece que no puedo estarme sentado tranquilo largo tiempo.
Y
sea cual sea mi destino, sean cuales sean las vivencias que aún haya yo de
experimentar, – siempre habrá en ello un caminar y un escalar montañas…
En
última instancia uno no tiene vivencias más que de sí mismo.
Pasó
ya el tiempo en que era lícito que a mí me sobrevinieran acontecimientos
casuales
¨¡Y
qué podría ocurrirme todavía que no fuera ya algo mío!
Lo
único que hace es retornar, por fin vuelve a casa mi propio sí mismo y cuanto
de él estuvo largo tiempo en tierra extraña y disperso entre todas las cosas y
acontecimientos casuales.
Y
una cosa más sé:
Me
encuentro ahora ante mi última cumbre y ante aquello que durante más largo
tiempo me ha sido ahorrado.
¡Ay,
mi más duro camino es el que tengo que subir!
¡Ay,
he comenzado mi caminata más solitaria!
(1)
Friedrich
Nietzsche, Así habló Zaratrustra)
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