LA
NACION
El
kirchnerismo impuso una regla para interpretar la política:
La adversidad es
culpa de los otros.
Esa
ley es más rigurosa ahora, que hay que comparecer en los tribunales.
Julio
De Vido explicó que la compra de chatarra ferroviaria fue decidida por su subordinado,
Ricardo Jaime.
Y
Jaime apunta contra De Vido.
Y contra Néstor
Kirchner, que no puede declarar.
La
masacre de Once, por la que ambos fueron procesados, se debió al maquinista.
Ricardo
Echegaray atribuyó a un subalterno, Ángel Toninelli, la tolerancia frente a las
defraudaciones de Lázaro Báez.
Ante
responsabilidades intransferibles, los argumentos son más disparatados.
La
venta de dólares futuros, por la que la ex presidenta fue procesada, se excusa
en que "muchos dirigentes de Pro
aceptaron el negocio".
Y
cuando se acusa a Báez de beneficiarse con licitaciones amañadas, los diputados
de la ex presidenta responden: "Ángelo
Calcaterra, el primo de Macri, también".
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