En
el caso de la inflación por ejemplo:
Dujovne:
No se cómo se baja la inflación.
Mayo:
Apaga las máquinas que imprimen
billetes.
Dujovne:
Y ¿cómo cubro los gastos del Estado si no tengo dinero?
Mayo:
Bajá el gasto y no vas a necesitar el
dinero para pagar tal gasto.
Dujovne:
Y ¿cómo lo bajo?
Mayo: Elimina ministerios, secretarías y
subsecretarías, reducile a la mitad los sueldos a todos los funcionarios, vendé
las empresas públicas, sacale los subsidios a todas las empresas amigas, acaba
con todas las ONG y demás organismos que viven de la recaudación fiscal,
clausura todos los edificios públicos que tengan gran costo fijo...
Dujovne:
No puedo hacer eso.
Mayo:
Sí podés, no querés que es muy distinto.
Dujovne:
No puedo Mayo, te juro que no puedo hacer eso, no puedo, me encantaría pero no
puedo....
Mayo:
Entonces necesitás terapia.
Cuando
una persona no puede hacer lo que dice que quiere hacer, es el mismo caso de un
alcohólico que dice que quiere dejar de tomar y no puede, necesita terapia
psicológica que le ayude a hacer lo que quiere hacer y no puede.
Tendría
que haber entonces una entidad equivalente a Alcohólicos Anónimos donde
pudieran internarse los Ministros de Economía inflacionarios,
allí
formarían una ronda y cada uno contaría su caso para ayudarse mutuamente.
Por
ejemplo, estarían Sigaut, Sorruouille, Pugliese, Jesús Rodriguez, Erman
Gonzalez, Boudou, Lorenzino, Kicillof, Prat Gay y Dujovne.
Cada
uno contaría su historia, explicando cómo a pesar de lo mucho que lo deseaban,
no pudieron bajar la inflación.
La
idea es que se produzca la catarsis y reconozcan su problema, generalmente
-supongo- esta sobrevendría cuando el ministro en cuestión se largase a llorar,
balbuceando entre sollozos: "yo quería bajar la inflación, pero no
pude, juro que no pude...".
Luego
vendría la terapia.
Imagino
una ahora (no soy psicoanalista), podría ser una basada en un simple reflejo
condicionado.
De
igual modo que en el circo doman a los caballos, dándoles terrones de azúcar
cuando hacen las piruetas que quieren que hagan, y dándole latigazos cuando
hacen otra cosa, en el caso de la terapia para la cura de la compulsión a
imprimir billetes, sería de este orden:
Se
pondría al ministro en cuestión en medio de una gran sala con muchas impresoras
activadas imprimiendo billetes a toda máquina.
La
tarea del ministro sería que tendría apagarlas a todas…
En
vez de un terrón de azúcar como premio, se estudiaría los gustos de cada
ministro, en el caso de los ministros viejos por ejemplo, Erman Gonzalez,
Pugliese, Sigaut, etc., luego de haberles dado una dieta baja en calorías
durante una semana, se les diría:
"Ministro,
si apaga todas las máquinas le daremos un regio bife de chorizo con papas y un
buen vinacho.
Si
no las apaga, seguirá comiendo polenta y arroz una semana más".
En
el caso de los ministros jóvenes (Boudou, Lorenzino, Kicillof, Prat Gay), luego
de un período prolongado de sequía sexual impuesto por la clínica, se les
diría: "Ministro, si apaga todas las máquinas, esa chica que está allá (en
el fondo hay una chica en bikini que lo saluda abanando), va a satisfacerlo en
todos sus caprichos, si no las apaga, no le va quedar más opción que una semana
más de onanismo".
En
los casos de compulsión a imprimir billetes más graves (Sorruouille, Jesús
Rodriguez, Ermam Gonzalez), se pondría al ministro en cuestión en la misma sala
de máquinas pero con todas apagadas, el ministro estaría atado a una correa
como un perro, haciendo fuerza desesperado por ir corriendo a las máquinas para
prenderlas y que empiecen a imprimir.
De
repente se lo soltaría al grito de "ataque!".
El
ministro correría a apretar el botón de "on" y cuando lo haga
recibiría una fuerte descarga eléctrica.
Lo
mismo le pasaría cuando vaya a prender las otras máquinas.
La terapia
estaría concluida cuando el ministro pueda estar dos horas en medio de la sala
de máquinas sin intentar prenderlas, en perfecto estado de quietud y serenidad.
La última opción
(que es la única verdadera), es que Dujovne sabe perfectamente qué se debe
hacer para bajar la inflación y no lo hace porque no quiere, quiere seguir
teniendo un gasto público descomunal y financiarlo con la mayor presión fiscal
posible, con la mayor deuda pública posible y con la mayor emisión de moneda
posible.
Posted:
Mayo Von Höltz ®
Los
empresarios, los comerciantes y los consumidores no tienen la más mínima
influencia en la inflación, toda la responsabilidad recae en el gobierno.
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