"Los grandes cansancios presagian grandes
entusiasmos". Manuel
Vázquez Montalbán
En
realidad, el triunfo de Jair Bolsonaro sólo alteró los cálculos de Unión
Ciudadana, que esperaba la victoria de Fernando Haddad para iniciar, por
contagio, el renacimiento del clepto-populismo en Centro y Sudamérica.
Esta
semana, La Nación publicó una infografía que muestra a las claras cómo ha
avanzado la ola contraria, a la que sólo resisten Venezuela (Nicolás Maduro),
Nicaragua (Daniel Ortega), Cuba (Miguel Díaz-Canel) y Bolivia (Evo Morales.
Salvo
la última, una verdadera excepción, todas
esas naciones se han convertido, por
el fracaso económico y la feroz represión que ejercen esos regímenes contra su
población, en verdaderas tragedias humanitarias.
Algunos,
hace muchos años, preveíamos que eso sucedería, y que la corrupción, disfrazada
de progresismo, estaba mostrando sus últimos estertores.
Yo
mismo publiqué una nota al respecto en marzo de 2015, cuando aún gobernaban
Cristina Kirchner, Dilma Rousseff, Michelle Bachelet, Ollanta Humala y Rafael
Correa, el Foro de San Pablo estaba en todo su esplendor y la UNASUR
entronizaba la estatua de don Néstor, hoy
retirada.
Todavía
es muy pronto para saber qué hará el nuevo Presidente de Brasil -nuestro principal socio comercial-
a partir de su asunción, el 1° de enero,
pero
ya hay algunas definiciones, en especial expresadas por Paulo Guedes, su futuro
superministro de economía e industria, que tienden a endulzar alguna de las
aristas más ríspidas de sus discursos de campaña.
Por
lo demás, y pese a la pena que me produjo la aceptación por parte de Sergio
Moro del cargo de Ministro de Justicia, debo reconocer que en nuestro vecino, y
eso es normal en la región, las
instituciones funcionan y nadie puede ponerse, impunemente, las políticas de
Estado del país de sombrero.
Además
de los mandatarios mencionados en el primer párrafo, en los diarios y en los
tribunales, siguen faltando algunos nombres emblemáticos.
En concreto, las
ausencias más conspicuas son las de Enrique y Sebastián Eskenazi, los
testaferros de los Kirchner en la compra del 25% de YPF.
¿A
ningún fiscal o juez se le ocurrió todavía investigar a quien pertenecen, en
realidad, las acciones de las empresas Petersen?
Sorprende
que aún no hayan sido llamados a prestar declaración indagatoria, toda vez que
fueron cómplices en el episodio de corrupción más grave de la década robada.
Como he
explicado en más de una oportunidad, lo califico como lo peor que hizo el
kirchnerismo porque significó la pérdida del autoabastecimiento energético y,
como consecuencia, obligó a importar ingentes cantidades de gas licuado y de
electricidad, drenando hasta la extinción las divisas del Banco Central y
generando la inflación desatada que llevó al 30% de la población, a caer en la
miseria.
Para
agravar el caso, en estos momentos se está decidiendo en las cortes
norteamericanas la jurisdicción que corresponde al juicio iniciado por el fondo
buitre Bulford, que teóricamente compró a esos bandidos el derecho a reclamar a
la Argentina una indemnización por una suma que llegará, con las costas, a los
US$ 5.000 millones. Por eso llama tanto
la atención el silencio judicial que rodea a los Eskenazi cuando, a esta
altura, ya deberían estar dando cuenta de las tropelías cometidas y haberse
iniciado el camino para recuperar los bienes mal habidos.
En
otro orden de cosas, aplaudo la decisión del Gobierno de impulsar la inmediata
expulsión de los extranjeros condenados por la comisión de delitos menores.
Era
hora de que la Argentina dejara de ser el país más idiota de la región y que
ese tipo de delincuentes nos costara más dinero aún mientras estuvieran
alojados en nuestras repletas cárceles.
Pero
es sólo un primer paso en la dirección correcta.
Es necesario
aplicar, como lo hacen todos nuestros vecinos, las reglas de la reciprocidad,
tanto en materia de salud cuanto de educación públicas.
Debemos
entender, de una vez por todas, que somos un país pobre, aunque tengamos
infinidad de recursos naturales, y que no podemos continuar dilapidando el dinero
de nuestros impuestos -los más altos- en afrontar los costos de brindar
gratuitamente esos servicios esenciales a los inmigrantes y meros transeúntes
que carecen de ellos en sus países de origen. No pretendo negarlos, pero
reclamo que sean éstos quienes paguen, a través de sus embajadas, las facturas
correspondientes.
Además,
también exijo que se refuerce seriamente la seguridad de nuestras fronteras
que, por su enorme extensión, están llenas de poros por donde penetran el
terrorismo, el narcotráfico y el contrabando.
Resulta suicida haber trasladado, desde ellas, al 70% de los
efectivos de la Gendarmería y de la Prefectura Naval a los conurbanos de Buenos
Aires, de Rosario, de Córdoba y de otras grandes ciudades.
Ese
personal está educado y entrenado para controlar los confines terrestres y
marítimos de nuestro territorio y no para desempeñar el rol de policías urbanos
que la explosión del delito les atribuye.
Y
eso nos lleva, una vez más, al modo en nuestro país, de la mano de quienes
siguen las recomendaciones gramscianas, ha decidido abdicar de la defensa
nacional.
Argentina,
al revés de todos sus vecinos,
está absolutamente desarmada y carece de la capacidad necesaria para defender
su integridad territorial y los ingentes recursos naturales que posee en tierra
y en el mar.
Desde
1983 a la fecha, todos los gobiernos (fueran radicales, peronistas o
cambiantes), ha degradado a las
fuerzas armadas y las ha privado
de todos los medios indispensables para cumplir la misión que la Constitución
Nacional y el mínimo sentido común les impone.
Utilizando
el falso argumento de los derechos humanos, se las ha desposeído completamente
de aviones, de buques, de blindados, de misiles, etc., mientras nuestros
vecinos Chile y Brasil disponen de una enorme capacidad defensiva y ofensiva.
Y
el hecho de contemplar diariamente la
inicua persecución a los 2000 ancianos que se pudren en las cárceles de
todo el país privados de todo derecho -ya
han muerto 463 (122 desde la asunción de Mauricio Macri)- por el delito de
haber defendido a la Patria contra el terrorismo marxista, no contribuye
precisamente a levantar la moral de los uniformados.
A
fin de este mismo mes, Buenos Aires será sede de la reunión del G-20, y en ella
estarán presentes los más importantes mandatarios del mundo.
Que
nuestro país no pueda garantizar su seguridad, y la natural preocupación que
ello implica para las otras naciones, confirmada por la presencia de tropas
extranjeras para asumirla, empaña todavía más la imagen que la Argentina exhibe
en el exterior.
Sigo
empeñado en constituir el Partido de la Austeridad y la Decencia, y espero
poder concretar su reunión fundacional en el curso de esta noviembre.
Pido
disculpas por la demora a los muchos que me han expresado su adhesión y han
mejorado con sus esenciales aportes la plataforma tentativa
(https://tinyurl.com/y8cyxhto) que elaboré originalmente.
Bs.As.,
3 Nov 18
Enrique
Guillermo Avogadro
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