Hoy
recibí una carta de una gran amiga recordándome una gran verdad.
Que la voluntad
y la perseverancia se construyen con fe.
Si
quieres volar y emprender…
Sueña.
La
esperanza siempre estará presente.
Anoche
imaginé y reviví en carne propia esa maravillosa sensación…
El
Viento suave me pegaba en la cara y todo
mi cuerpo se estremecía ante el esfuerzo.
Esa energía que había perdido a los nueve años
fluía de mí ser como un relámpago.
Las
piernas en placida armonía superaban todo
obstáculos.
Mi
cuerpo se estremecía de placer rogando que la carrera nunca termine.
Era
como un canto de sirena que me embriagaba como en mi bilocación más profunda.
Me
desperté excitado y mire sobresaltado al
costado de mi cuarto…
Mi pierna de palo…
Estaba
caída…desvencijada junto a un pantalón y una camisa que la cubría.
La realidad
volvía a golpearme.
El
hombro me dolía cada vez más y mi cintura me pedía paciencia.
Los
años pasan pero la fe y la voluntad se mantienen intactas.
Si…
El
que en su bilocación profunda surcó los aires y como un pájaro viajo
surcando estrellas…
solamente
quería agradecer de vivir y seguir corriendo a su modo…
A
pesar de mi falta de pata, con mis muletas mi bastón a cuesta la vida me enseño
a tener esperanza y seguir soñando…
Lo
importante no es lo que suceda, sino cómo se reacciona.
Si
te pones a coleccionar heridas vivirás como un pájaro herido incapaz de volver
a volar.
Uno
crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla…
Cuando
aceptas tu destino, y tienes la voluntad de trabajar para
cambiarlo.
Uno
crece cuando se enfrenta al invierno aunque pierda las hojas.
Uno
crece cuando recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se
levante el polvo.
Uno
crece dándole a la vida más de lo que se recibe.
Así
como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides que aún
habrá momentos en que lo imposible se tornará en un sueño hecho realidad.
¡Nunca
dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad!
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