Por Juan Bautista "Tata" Yofre
31 de marzo de 2019
El
día que la flota argentina cortó su comunicación con el continente y se preparó
para la guerra
Fue
el 31 de marzo de 1982.
Los informes confidenciales de los comandantes que
revelan cómo se organizó la Operación Rosario, para recuperar la islas.
El
acuerdo entre el almirante Anaya y el teniente general Galtieri antes de echar
al general Viola de la Casa Rosada.
El
"Nunca van a mandar la flota" del canciller Costa Méndez.
Y
la reacción de Videla cuando se enteró del plan militar:
"Que
Dios los ayude"
La
Junta Militar que decidió y planeó la recuperación y posterior guerra de
Malvinas:
El
general Leopoldo Galtieri, el brigadier Basilio Lami Dozo y el almirante Jorge
Anaya
Tras
la derrota de Malvinas los integrantes de la Junta Militar, integrada por
Leopoldo Galtieri, Jorge Anaya y Basilio Lami Dozo, con el respaldo documental
del canciller Nicanor Costa Méndez, hicieron un largo relato sobre el
desarrollo del conflicto que ellos desataron.
Para
algunos fue la base sobre la que trabajo la "Comisión Rattenbach" que
los juzgó.
No
es así, porque su máxima figura, el teniente general (RE) Benjamín Rattenbach,
les dijo "no lo vamos a leer".
El
relato de los tres ex comandantes se inició en diciembre de 1981 y se cerró
tras la rendición de la Guarnición Militar de Puerto Argentino, el 14 de junio
de 1982.
El
Informe de los comandantes está contenido en más de 1.070 páginas y tiene
grandes lagunas, especialmente porque no explica por qué tomaron la decisión de
"ocupar" Puerto Stanley.
Por
ejemplo, no se dice que el 18 de diciembre de 1981 llegó a Buenos Aires el
contralmirante (R) Luís Pedro Sánchez Moreno, el embajador argentino en Lima,
Perú.
Según
me relato, se tomaba una corta licencia porque venía a apadrinar la boda de su
hija.
Ya
que estaba y como había una nueva Junta Militar fue a visitar a cada uno de los
comandantes.
El
proceso se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a
la sociedad.
Ese
elemento es Malvinas (almirante Anaya)
El
viernes 19, fue a la audiencia que le fijo su compañero de la Promoción 75 y
comandante de la Armada, Jorge Isaac Anaya.
La
entrevista se realizó en el despacho que
el jefe naval tenía en el piso 13 del edificio Libertad.
Se
saludaron con afecto y Sánchez Moreno comenzó a hablar de la situación peruana
mientras Anaya mostraba una mirada desatenta.
Poco
rato después lo interrumpió:
Anaya:
-El proceso se ha deteriorado mucho y
tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es
Malvinas.
Dicho
esto se quedó mirando, esperando una respuesta.
Sánchez
Moreno:
–He
estudiado varios años en un colegio inglés.
Conozco
a los ingleses tanto como vos, Margaret Thatcher no se va a dejar llevar por
delante por un gobierno militar.
Los
ingleses son como los bull dog, cuando muerden a la presa no la sueltan…
Al
instante, Anaya dio por terminada la reunión.
Asumió
su papel de Comandante y con un formal "es todo Sánchez Moreno" lo
despidió.
Sin
embargo la cuestión no terminó ahí.
El
sábado 20, durante la fiesta de casamiento, el dueño de casa y el almirante
Carlos Castro Madero –también compañero de Promoción de Anaya – intentaron
disuadirlo al comandante en jefe de la Armada pero fue imposible.
El
22 martes de diciembre de 1981, tras la asunción del presidente de facto
Leopoldo Fortunato hubo un cambio de "atmósfera" en la Argentina a partir
de la propia personalidad del jefe militar, a quien comparaban con George C.
Patton, el mítico general norteamericano de la Segunda Guerra Mundial.
“Esto
se derrumba”,
dijo el embajador Figueroa sobre el gobierno militar.
“No
se preocupe, el jefe tiene un plan”, respondió un hombre de íntima confianza de
Galtieri.
El plan era
Malvinas
Intentaba
reflotar el Proceso pero pocos le creían.
La
indiferencia era evidente.
"El
efímero gobierno de Viola dejó una herencia de dificultades", dijo O Globo
de Brasil.
También
afirmó:
"Los
signos de agotamiento del régimen discrecional saltan a la vista".
Más
contundente fue el corresponsal del Jornal do Brasil al afirmar que el
"ciclo de intervenciones militares se revela agotado".
"Esto
se derrumba", palabras más, palabras menos, dijo el embajador de carrera
Gustavo Figueroa a días de convertirse en jefe de gabinete del nuevo canciller
Nicanor Costa Méndez.
"No
se preocupe, el jefe tiene un plan", respondió el coronel Norberto
Ferrero, el hombre de íntima confianza de Galtieri, durante una cena a solas
con Figueroa, el cónsul en Nueva York, en noviembre de 1981.
“Dígame,
¿cómo no asesoró a los militares?”, preguntó Martínez de Hoz tiempo después de
la guerra.
“La
condición era tocar, entrar e irse”, respondió Costa Mendez, el canciller
argentino durante el conflicto armado
En
realidad Galtieri no tenía un plan sobre las Malvinas porque el Ejército nunca
lo trabajó como hipótesis de conflicto.
La
que sí tenía un plan que se actualizaba permanentemente era la Armada.
El
desbarajuste del gobierno del general Roberto Viola (marzo-diciembre de 1981)
fue amalgamando la relación personal entre Galtieri y Anaya y luego vino la
conspiración que puso sobre la mesa una simple ecuación:
Viola
debe irse…
Galtieri
lo sucede con retención de la comandancia en jefe del Ejército (dejando de lado
la figura de "cuarto hombre") y Anaya lleva adelante la ocupación de
Malvinas.
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