Los Reyes Magos
Los
diarios del martes 5 de enero de 1982 informaron que los tres comandantes en
Jefe de las Fuerzas Armadas se reunirían para analizar distintas cuestiones.
Entre otras, "la recomposición del cuadro de gobernadores" que
secundarían la gestión de Galtieri, los nombramientos de algunos embajadores
políticos, la situación de algunos oficiales de las Fuerzas Armadas que
ejercían la presidencia en empresas estatales y a los que se les había
solicitado la renuncia y algunas líneas generales del plan de austeridad, en
particular los gastos de publicidad del Estado. Nada de todo esto era veraz.
La
reunión se llevó a cabo en el edificio Libertador, sede del Ejército, a partir
de las 9 de la mañana.
Previamente
–así me lo relató el jefe aeronáutico- el jefe del Ejército le dijo al
brigadier Lami Dozo, como al pasar, en un pasillo del tercer piso del edificio
Libertador, antes del inicio formal de la reunión:
-"Negro"
(así lo llamaba Galtieri a veces al jefe aeronáutico) quiero hablar con
vos sobre Malvinas.
La
cosa no anda bien" (ya se observaban las próximas reuniones de fines de
febrero en Nueva York).
En
esa reunión se analizó la cuestión Malvinas en el contexto de la política
exterior y se concluyó que debía adoptarse una política "agresiva".
Según
el informe de marras, "en esa reunión el caso Malvinas fue tratado fuera
del temario de la Junta Militar.
El
análisis del caso partió de la trayectoria de las negociaciones desde 1965
hasta la fecha y los sucesos más recientes que hacían al tema". Además, el
mismo día se consideró dar un paso militar en el caso de no progresar la vía
diplomática.
El
martes 12 de enero la Junta Militar, reunida en el edificio Libertador a las 9
de la mañana, terminó de completar "un análisis político", según La
Nación, y analizar las próximas designaciones de gobernadores y embajadores.
Nada era cierto.
Lo
que no se dijo al periodismo fue que el 12 de enero "se trató la planificación
militar de Malvinas como acción alternativa en caso de fracasar la solución
negociada con Gran Bretaña y teniendo siempre el propósito de lograr el
objetivo político a través de un acuerdo.
Por
Resolución no incorporada al Acta de la Junta Militar, se designaron -por
consiguiente- a los señores General de División García, Brigadier Mayor Plessl
y Vicealmirante Juan José Lombardo para analizar la previsión del empleo del
poder militar para el caso Malvinas con un enfoque político-militar que
especificara los posibles cursos de acción.
Se
planeó asimismo que el trabajo sería secreto y manuscrito, eligiendo distintos
lugares de reunión; y que además de los miembros designados tendrían
conocimiento del tema, en el momento oportuno, los jefes del Estado Mayor
General de las tres Fuerzas Armadas y el Sr. Canciller".
“Nunca van a mandar la flota”, dijo el
canciller Costa Méndez.
El
funcionario pensaba que el Pentágono lo iba a apoyar
Aprovechando
la estadía del embajador argentino en Londres, Carlos Ortiz de Rozas, en Buenos
Aires, Costa Méndez lo hizo dialogar con el Presidente. Durante la reunión (20
de enero a las 12.30 horas) se conversó sobre el diferendo con Chile, pero
Galtieri se mostró más interesado en hablar de Malvinas.
Años
más tarde, Costa Méndez dirá que Ortiz de Rozas habló con el presidente sobre
la situación interna del gobierno de Margaret Thatcher y de una eventual
reacción británica si la Argentina invadía las Malvinas.
Para
la historia, no hubo documentos escritos.
Los
hay orales.
Hasta
ese momento, la evaluación que hacía el embajador Ortiz de Rozas, sobre la
respuesta británica, frente a la posibilidad de ocupar Malvinas era la
siguiente:
*
Ignorar el hecho.
*
Protestar o retirar el embajador.
*
Rompimiento de relaciones y sanciones diplomáticas.
Costa
Méndez se inclinaba por la primera alternativa.
"Nunca
van a mandar la flota", le dijo a su secretaria Laura Ayerza tras el 2 de
abril de 1982.
"'Canoro'
pensó que el Pentágono lo iba a apoyar", me completo la funcionaria.
III
El
martes 26 de enero la Junta Militar se reunió a las 9 de la mañana en el
edificio Libertad.
Durante
la reunión se resolvió "fuera de Acta" que el "Grupo
Malvinas" conformado por Lombardo, García y Plessl "preparara la
exposición de los planes de la alternativa militar a mediados de marzo de
1982".
A
renglón seguido se produjo la nueva Directiva de Estrategia Nacional (DENAC)
1/82 y el Plan de Campaña Esquemático correspondiente a la Directiva de
Estrategia Militar (DEMIL)1/82.
En
la DENAC 1/82 se explicita conceptos referidos al Poder Nacional:
"a)
Objetivo Político: Consolidar la soberanía argentina en las Islas Malvinas,
Georgias y Sándwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el
Atlántico Sur;
b)
Resolución Estratégica Nacional: El Comité Militar ante la evidente y reiterada
falta de progreso de las negociaciones con Gran Bretaña para lograr el
reconocimiento pleno de nuestra soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y
Sandwich del Sur y convencido que la prolongación de esta situación afecta el
honor nacional, el pleno ejercicio de nuestra soberanía en el Atlántico Sur y
la explotación de recursos renovables y no renovables, ha resuelto prever el
empleo del poder militar para el logro del objetivo político. Esta resolución
deberá mantenerse en el más estricto secreto durante el planeamiento y
circunscripta exclusivamente a los titulares de las áreas destinatarias".
La
Directiva Estratégica Militar 1/82 era más explícita a los ojos de un lego:
"La Operación desde el punto de vista militar es apta, factible y
aceptable", y que "la Fuerza Conjunta estaría en condiciones de
ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982".
Lombardo
sería el jefe del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS).
El
general de división García desembarcó en Puerto Stanley el 2 de abril y en los
días de la guerra, como jefe del Teatro de Operaciones Malvinas, desplegó toda
su fuerza mirando la frontera con Chile, porque los chilenos pusieron a sus
espaldas más tropas que las que habían destinado en los días del conflicto del
Beagle de 1978.
El
almirante Carlos Busser comandó la fuerza conjunta de desembarco.
El
contralmirante Gualter Allara fue el comandante de la flota y el contralmirante
Carlos Alfredo García Boll fue el comandante de la aviación naval.
Para
los que imaginaron la “Operación Rosario”, Margaret Thatcher no daría la orden
de atacar a un blanco “no rentable”, eso
les enseñaba la historia
El
plan de ocupación establecía un "D+5".
Eso
significaba que, una vez cumplida la misión, los buques y las tropas volvían a
sus destinos en el continente, quedando solamente una dotación de alrededor de
400 efectivos cumpliendo tareas policiales, mientras se abría el escenario
diplomático.
Además de no
generar víctimas fatales entre los británicos debía brindarse un buen trato a
los pobladores isleños.
Especulaban
con la solución diplomática, pero al mismo tiempo llevaron carteles impresos
con los nuevos nombres de las calles de Puerto Stanley.
Eso
significaba que iban para quedarse porque –especulaban– el Reino Unido nunca
reaccionaría de la manera que lo hizo:
Muy
simple, para los que imaginaron la "Operación Rosario", Margaret
Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco "no rentable", eso les enseñaba la historia.
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