Malú
Kikuchi
Cobarde,
del francés medieval “coart”, que deriva del latín, “cauda”, que quiere decir
cola y se refiere a los perros que esconden la cola para demostrar sumisión y
miedo.
El
cobarde es alguien que siente miedo ante situaciones difíciles.
Sentimiento
prohibido para un juez en su trabajo.
Pero
el poder judicial patrio (casi un oximoron), en particular del fuero federal
penal de CABA, salvo alguna excepción,
en su mayoría exhibe una cobardía
pavorosa frente a los desconocidos resultados electorales.
Es
así que los juicios contra los ex funcionarios del gobierno K, se cajonean.
Los jueces
esperan tener certezas sobre el futuro presidente.
Si
es Macri, avanzarán los juicios, si
es CFK asegurarán impunidad.
Cuando
el ejecutivo le propone al senado nacional el nombre de un posible juez, este
debe estudiar los antecedentes, que han de ser impecables, para aceptarlo.
Es
evidente que además de los conocimientos y la conducta del nominado para juez,
deberían examinarlo en una materia que hoy se hace indispensable:
El coraje
La
Patria se hizo con coraje.
No
se puede impartir justicia sin coraje.
Un juez no puede
hacer evaluaciones políticas.
Como
ciudadano puede tener sus opciones políticas, cualquiera de ellas, como
juez no puede.
No está
permitido tener jueces militantes.
Y
peor aún, jueces que hacen cuentas sobre qué y cómo deben juzgar para no caer
en desgracia o conseguir a cambio alguna prebenda.
Eso es delito.
Un
delito que algún juez probo deberá juzgar cuando la Argentina termine siendo un
país con instituciones sólidas y regida por un estado de derecho.
La
cobardía de estos jueces, no sólo es tapa de los diarios, es voz populi.
La
gente lo sabe.
La
gente sabe que en el poder judicial, no hay Justicia.
Estos jueces
paralizados ante la incertidumbre del futuro, que por definición es incierto, ameritan
un juicio político.
Ahí
hay otro escollo por el momento insalvables:
El poder
legislativo.
La
coalición gobernante no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras.
Ende,
hay jueces cobardes.
Estos
jueces, que son una vergüenza nacional, cobran sueldos altísimos en un país
empobrecido y no pagan impuestos que los
ciudadanos están obligado a pagar para poderles pagar sus sueldos.
Y
no son capaces de ejercer su función, importantísima, porque tienen miedo.
Son cobardes.
En
cuanto al futuro, sería interesante que leyeran un párrafo de José Ortega y
Gasset al respecto:
“No
es el presente o el pasado lo primero que se vive; la vida es una actividad que
se ejecuta hacia adelante.
El
presente y el pasado se descubren después, en relación con ese futuro.
La
vida […] es lo que aún no es”.
Y
si todavía no es, deben impartir
justicia ahora.
En
vez de leer encuestas, en vez de esperar un futuro que llegará inexorablemente,
debemos exigir que la Justicia se empodere del poder judicial,
que
la cobardía desaparezca, que los jueces ejerzan su trabajo de jueces con
honestidad intelectual y conocimientos jurídicos.
Además
de tener jueces que puedan explicar su patrimonio.
La mayoría no
puede.
La
Justicia, así con mayúscula, es representada desde hace siglos, por una mujer
con los ojos vendado, sosteniendo una balanza en perfecto equilibrio con la
mano derecha y una espada de doble filo con la mano izquierda.
Los
ojos vendados para no ver las partes en litigio.
La
balanza equilibrada representa la verdad y la espada que puede cortar de los
dos lados, la razón.
Este
mítico personaje ha sido reemplazado por otra mujer con un ojo tapado y el otro
no, con la balanza inclinada por el peso de los pesos (o US$ o EU), con la
espada de un solo filo y … mellado.
La
Justicia auténtica, la de los ojos vendados, la balanza equilibrada y la espada
de doble filo, dicen que ha sido vista perdida, deambulando entre Tribunales y
Comodoro Py.
Se ruega a la
población si la ve, que avise a las autoridades, cuestión de llevarla a su
casa, para que recupere el trabajo…
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