Por
Federico Andahazi
Se acaba de
declarar una guerra.
La
pelea del presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires con la gobernadora María Eugenia Vidal podría tener consecuencias y
derivaciones inesperadas.
Como sucedió en
ocasiones anteriores, detrás de este intento desestabilizador está el
inoxidable Eduardo Duhalde.
No
se trata de una conjetura.
El
propio Duhalde reconoció hace pocos días el modus operandi:
“Puede
ser cierto que yo haya tenido que ver con la caída de De la Rúa”, dijo.
Pero
la confesión no se ciñó a su sola persona, sino que la hizo extensiva al
peronismo:
“Los
dirigentes tenemos la pésima costumbre de ponernos en contra del Gobierno si no
toma las medidas que el justicialismo considera que hay que tomar”. Este es,
exactamente, el meollo del asunto.
El
peronismo, hoy otra vez alineado con el kirchnerismo, ha puesto a funcionar la
máquina de desestabilizar a pocos días de las PASO.
El
presidente de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires Eduardo De Lázzari dijo en un discurso
ante jueces provinciales que en los tribunales federales existe “abuso del proceso judicial penal”, “causas armadas artificialmente”,
“abusos de
testigos de identidad reservada”, abuso
de “arrepentidos y de factores de presión fomentados y fogoneados por ciertos
medios de prensa”.
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