"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 19 de agosto de 2019

ESCONDIDO EN LAS SOMBRAS



En la naturaleza existen seres de luz y seres de sombra, en especial en el género humano.
Los seres de luz adquieren otra dimensión, y priorizan el plano espiritual sobre el terrenal.
No tienen límites espaciales ni temporales.

Estos seres poseen y transmiten una energía superior, que se manifiesta en el bienestar que se siente escuchándolos o leyéndolos, o simplemente dialogando con ellos y que manifiestan un sentido de paz y tranquilidad que permite entender la vida, la naturaleza, y el  hombre aun en los aspectos peores y más oscuros de ellos.
Esa actitud armoniza nuestro interior y logra que reflexionemos,  refundemos nuestra existencia, y prioricemos correctamente y en una escala valorativa, los bienes, las condiciones y nuestra vida.

Los seres de sombras, si bien son conocidos como fenómenos paranormales, en forma de siluetas oscuras masculinas, que nos observan de manera silenciosa e inmóvil, son en realidad quienes no han alcanzado la luz, es decir que no han trascendido desde lo material a lo espiritual, o que priorizaron lo material como primordial en su mundo.
En el devenir de la existencia hay personas que irradian con su presencia un áurea, una dinámica de paz y armonía, y personas sombrías que incomodan, desagradan y causan tristeza y estupor.

Pero hay otra clase de seres, que son los que se esconden en las sombras.
Posiblemente no tengan la condición de ser sombríos, pero se enmascaran tras esa condición.
¿Cuál es su objetivo?
En primer lugar ocultar quienes son en realidad, disimulando sus verdaderas condiciones y cualidades.
Luego engañar a los otros, con una imagen falsa, que no corresponde a la realidad de quienes son.
No pueden exponerse a la luz, porque si no se sabría con claridad quienes son y se conocerían sus cualidades y sus actitudes.
Ocultos en las sombras pueden generar otra condición, otra manera de obrar que no es la que se ve.

Estos seres ocultos en la sombra, no demuestran quienes son, ni cuáles son sus intenciones.
Sólo muestran lo que les interesa que se vea, y en los momentos en los que le parece que son pertinente para su provecho.

El hombre de luz da, proyecta hacia los otros, comunica, equilibra y vive en contexto con su comunidad.

El hombre de sombras intenta recibir, refleja hacia sí, buscando sacar ventajas de toda situación y aprovechar las debilidades y bondades de los otros.
Su ocultamiento deviene en una ventaja relacional, el ve y conoce a quienes contacta, pero de él solo ven lo que muestra, lo que quiere que vean y no su realidad.

Las relaciones humanas de todo tipo, deben mantenerse en un ámbito de armonía, sinceridad y autenticidad.
Cada cual debe mostrarse como es, como siente, como piensa y actúa en relación a lo que es.
No hay otra forma digna de encarar cualquier relación.
En las relaciones de autoridad y subordinado, ocultarse es todavía más pernicioso y trágico, puesto que la fachada que se muestra es otra, y no la auténtica.

Debemos ser seres de luz, diáfanos, auténticos, sinceros, portadores de la verdad y de los valores esenciales del hombre.
Nadie puede ser digno en el engaño, y el ocultamiento es una forma de engaño.
Los hombres, el mundo, necesitan seres de luz.
Seres que proclamen la verdad, la realidad, la honestidad, la justicia, sin dobleces ni quitas.

Que sean y se muestren auténticamente como son.   

En nuestro mundo post moderno nos encontramos a diario, y en muchas situaciones, personales, comunitarias y sociales, con seres sombríos, que se ocultan entre las sombras, para parecer lo que no son, para hacer creer que son de otra manera, distintos.
Pero no llegarán a la luz, ni serán capaces de generar luz, sólo tristeza, tinieblas, oscuridad, miedo y aversión

Elías D. Galati

No hay comentarios: