"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 27 de abril de 2020

Los aprietes de Hugo Sigman:


Enojos poder y... la mafia de los remedios
Por Christian Sanz


Una discusión ¿jurídica?
Y cuando uno creía haber vivido y conocido todo lo previsible, aparecen tópicos nuevos, sorprendentes si se quiere.
La mención refiere a la comunicación jurídica que recibí en las últimas horas, en nombre de Hugo Sigman, por presunto “abuso digital en mi labor como periodista.
Ello en función de una nota escrita por mí el pasado 23 de febrero sobre este personaje, siempre envuelto en nubes de misterio y suspicacia.
Se tituló “Alberto Fernández, Manzur y el regreso de la mafia de los remedios” y, como es de suponer, hacía mención a su persona.
Porque ameritaba mencionarlo, ciertamente.
Porque siempre aparece en medio de los negociados relacionados con la salud, de manera directa o indirecta.
Pero nadie lo menciona, porque es muy poderoso.
Con todo lo que la palabra “poder” implica.
Contactos políticos, dinero, y mucho más.
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“Por la presente le participo que en nombre y representación de nuestro cliente Hugo Sigman procedemos a dirigirnos a ustedes con el fin de evitar entablar acciones judiciales contra ustedes,con motivo de la información publicada”, sostiene el escrito llegado a esta redacción.
Así, sin anestesia.

Es curioso, porque se me cuestiona por mi nota pero no se menciona ningún tramo en particular de la misma que pudiera ser injuriosa o calumniosa respecto de la figura del empresario de marras.
Desde ya que ratifico y sostengo todo lo que he escrito allí, porque puedo demostrarlo judicialmente.
Ergo, invito a Sigman y sus abogado a avanzar en el terreno jurídico o el que les plazca.

Dicho sea de paso, aprovecharé la presente para contar algunas cuestiones más que involucran a este personaje, para que se sepa quién es y cómo se maneja. Siempre, como se dijo, bajo la protección mediática, pauta publicitaria mediante.

Socio y amigo de todos
Sigman es todo un enigma, puede tomar subsidios del Conicet o de la Unión Europea, del Municipio de Escobar, del gobierno de España o de la Unión Europea, ser socio de Juan Manzur, Ginés González García, Fidel Castro o el gobierno chino.
Como si fuera todo lo mismo.

Durante la dictadura de los 70, estuvo exiliado en España y allí tomó contacto con la China de Mao e importó drogas con las que producían medicamentos en la península ibérica, con el fuerte apoyo de Santiago Carrillo, histórico líder del Partido Comunista español al cual el argentino le aportó grandes fortunas de sus prominentes negocios con Rusia, Cuba y China.

Con Carlos Menem le llegó la “bendición” de la ley de patentes, que hizo millonarios a puntuales laboratorios argentinos en detrimento de las firmas extranjeras.
Hay que recordar que el ex presidente de la UIA, Claudio Sebastiani, confesó que se pagó una coima de 20 millones de dólares para que esa polémica norma se sancionara.
No es menor el hecho de que Sigman está casado con Luisa Gold, hija del “negro” Gold, uno de los financistas del partido comunista argentino y poderoso empresario de laboratorios nacionales que copian patentes logradas con la investigación de los grandes laboratorios extranjeros.
Los Sigman-Gold, junto con las familias Sielecki, Rommers y Bagó, edificaron una poderosa industria local a la que los laboratorios extranjeros jamás pudieron cobrarles “royalties”.

A principios de los 90, los Estados Unidos exigieron una ley de patentes que respetara los derechos de las investigaciones de los laboratorios americanos.
Pero en la Argentina chocaron contra la denominada "industria", es decir, los grandes laboratorios nacionales como Bagó y Roemmers, entonces nucleados en la cámara CILFA.
Ahora mismo, son los beneficiarios, junto a Sigman, del millonario plan Remediar, el monopolio de la vacuna contra la aftosa y del plan para producir la vacuna contra la Gripe A, a través de un convenio entre Elea y Novartis anunciado por Cristina Kirchner.

Mucho más podría contarse, pero basta lo relatado para tener un “pantallazo” de lo que representa este “empresario”, a quien le cabe con todas las letras la definición de Alfredo Yabrán:
“El poder es tener impunidad. Ser poderoso es ser un impune, un hombre al que no le llega nada (...)
Para mí, un poderoso es el que consigue o tiene la posibilidad de conseguir una ventaja”.

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