Enojos
poder y... la mafia de los remedios
Por
Christian Sanz
Una
discusión ¿jurídica?
Y
cuando uno creía haber vivido y conocido todo lo previsible, aparecen tópicos
nuevos, sorprendentes si se quiere.
La
mención refiere a la comunicación jurídica que recibí en las últimas horas, en
nombre de Hugo Sigman, por presunto “abuso
digital” en mi labor como periodista.
Ello
en función de una nota escrita por mí el pasado 23 de febrero sobre este
personaje, siempre envuelto en nubes de misterio y suspicacia.
Se
tituló “Alberto Fernández, Manzur y el
regreso de la mafia de los remedios” y, como es de suponer, hacía mención a
su persona.
Porque
ameritaba mencionarlo, ciertamente.
Porque siempre
aparece en medio de los negociados relacionados con la salud, de manera directa
o indirecta.
Pero
nadie lo menciona, porque es muy poderoso.
Con todo lo que
la palabra “poder” implica.
Contactos
políticos, dinero, y mucho más.
foto
“Por la presente
le participo que en nombre y representación de nuestro cliente Hugo Sigman
procedemos a dirigirnos a ustedes con el fin de evitar entablar acciones
judiciales contra ustedes,con motivo de la información publicada”, sostiene el
escrito llegado a esta redacción.
Así,
sin anestesia.
Es
curioso, porque se me cuestiona por mi nota pero no se menciona ningún tramo en
particular de la misma que pudiera ser injuriosa o calumniosa respecto de la
figura del empresario de marras.
Desde ya que
ratifico y sostengo todo lo que he escrito allí, porque puedo
demostrarlo judicialmente.
Ergo,
invito
a Sigman y sus abogado a avanzar en el terreno jurídico o el que les plazca.
Dicho
sea de paso, aprovecharé la presente para contar algunas cuestiones más que
involucran a este personaje, para que se sepa quién es y cómo se maneja.
Siempre, como se dijo, bajo la protección mediática, pauta publicitaria
mediante.
Socio y amigo de
todos
Sigman
es todo un enigma, puede tomar subsidios del Conicet o de la Unión Europea, del
Municipio de Escobar, del gobierno de España o de la Unión Europea, ser socio
de Juan Manzur, Ginés González García, Fidel Castro o el gobierno chino.
Como
si fuera todo lo mismo.
Durante la
dictadura de los 70, estuvo exiliado en España y allí tomó contacto con la
China de Mao e importó drogas con las que producían medicamentos en la
península ibérica,
con el fuerte apoyo de Santiago Carrillo, histórico líder del Partido Comunista
español al cual el argentino le aportó grandes fortunas de sus prominentes
negocios con Rusia, Cuba y China.
Con Carlos Menem
le llegó la “bendición” de la ley de patentes, que hizo millonarios a puntuales
laboratorios argentinos en detrimento de las firmas extranjeras.
Hay
que recordar que el ex presidente de la UIA, Claudio Sebastiani, confesó
que se pagó una coima de 20 millones de dólares para que esa polémica norma se
sancionara.
No
es menor el hecho de que Sigman está casado con Luisa Gold, hija del “negro”
Gold, uno de los financistas del partido comunista argentino y poderoso
empresario de laboratorios nacionales que copian patentes logradas con la
investigación de los grandes laboratorios extranjeros.
Los Sigman-Gold,
junto con las familias Sielecki, Rommers y Bagó, edificaron una poderosa
industria local a la que los laboratorios extranjeros jamás pudieron cobrarles
“royalties”.
A
principios de los 90, los Estados Unidos exigieron una ley de patentes que
respetara los derechos de las investigaciones de los laboratorios americanos.
Pero en la
Argentina chocaron contra la denominada "industria", es
decir, los grandes laboratorios nacionales como Bagó y Roemmers, entonces
nucleados en la cámara CILFA.
Ahora
mismo, son los beneficiarios, junto a
Sigman, del millonario plan Remediar, el monopolio de la vacuna contra la
aftosa y del plan para producir la vacuna contra la Gripe A, a través de un
convenio entre Elea y Novartis anunciado por Cristina Kirchner.
Mucho
más podría contarse, pero basta lo relatado para tener un “pantallazo” de lo
que representa este “empresario”, a quien le cabe con todas las letras la
definición de Alfredo Yabrán:
“El
poder es tener impunidad. Ser poderoso es ser un impune, un hombre al que no le
llega nada (...)
Para
mí, un poderoso es el que consigue o tiene la posibilidad de conseguir una
ventaja”.
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