"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 12 de mayo de 2020

No te cases en Francia

De las muchas formas de traicionar



Como prometí en la última entrega de este relato dinámico, describiré en esta parte la maniobra concebida y ejecutada por abogados y funcionarios franceses con la complacencia de funcionarios argentinos para separarme de mis hijos y llevárselos a Francia empleando medios truculentos para lograr lo que no pueden conseguir siguiendo los procedimientos legales: .

Reitero que esta odisea que me hacen vivir ya no se trata más de una mera disputa entre particulares, el asunto pasó a ser de interés internacional y son los estados quienes tallan en la cuestión como lo demostraré más adelante.
Para que mis lectores puedan entender mejor la secuencia de este complot perverso e inhumano es necesario un breve repaso del contexto histórico antecedente.

Hecho 1: Separación de cuerpos y el retorno a la Argentina con mis hijos.
Hecho 2: Intento de acuerdo de divorcio, fracasado por la negativa de JD a colaborar financieramente con la manutención de los niños.
Hecho 3: Mal aconsejada por mi abogada francesa pido la tenencia de los niños (que de hecho ya tenía por la autorización de JD)ante un juzgado de Francia que sorprendentemente falla a favor de mi ex marido sin mencionar para nada la autorización conferida.
Hecho 4: Envalentonado por esa sentencia JD gestiona por intermedio de la Cancillería francesa el retorno de los chicos a Francia.
Hecho 5: La Cancillería argentina rechaza de frente el pedido fundamentando esta decisión en el hecho de que el padre había consentido ante el Consulado argentino en París la radicación permanente de los niños en este país con su madre.

Hecho 6: Mi ex cónyuge inicia entonces una acción judicial ante un juzgado de familia argentino para que los niños sean reintegrados a su país. Simultáneamente inicia el juicio de divorcio ante un juzgado de familia en Francia.
Hecho 7: Mi ex cónyuge pierde el juicio por restitución en Argentina y la Cámara de Apelaciones establece que la residencia legal de los niños es la Argentina, sentencia que es convalidada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Hecho 8: Por el contrario, la justicia francesa falla a favor de JD en el juicio de divorcio, sosteniendo curiosamente que, si bien el padre consintió la radicación permanente de los chicos en Argentina, “permanente” no quiere decir para siempre sino “por un largo tiempo” y que por lo tanto los menores tienen que volver a su país. Parece que en Francia tienen un diccionario propio diferente del que funciona en el resto del mundo.
Hecho 9: Mi ex marido inicia en Argentina un juicio civil en base a la sentencia de Francia para que sea reconocida por nuestro país y los chicos sean devueltos
Hecho 10: Simultáneamente me denuncia ante una fiscalía penal en Francia argumentando que estoy incumpliendo la sentencia de la justicia de ese país y por consiguiente estoy reteniendo ilegalmente a nuestros hijos en Argentina. Para justificar la denuncia presenta la sentencia francesa y oculta la sentencia argentina.

Hecho 11: El Cónsul francés se entromete en una causa judicial argentina y un funcionario argentino lo apoya delante del juez que entiende en la causa.
Hecho 12: El Canciller argentino reconoce ante mi abogado y un senador nacional que está recibiendo fuertes presiones del estado francés para que gestione el retorno de los chicos, pero arteramente no dice nada de la denuncia que ya estaba en su conocimiento.

Estos son los hechos concretos.
Ahora pasaré a establecer las relaciones entre ellos que me llevaron a concluir que existe una conspiración como afirmé en la entrada anterior.

En primer lugar y para ir poniendo las cosas en su lugar señalo que tanto el Canciller como su subordinado tienen fuertes lazos con el estado francés.
El Canciller fue varios años embajador argentino en ese país, y el Director de asuntos consulares fue cónsul en París, dos de sus hijas viven en esa ciudad y van a colegios de alto nivel en los cuales solo se entra por recomendaciones de personas muy influyentes.
En posesión de ese dato no puede extrañar a nadie que el Canciller (que ahora no lo es más desde el cambio de gobierno) envíe al Director de asuntos consulares al juzgado a defender impúdicamente los intereses de ciudadanos franceses desacreditando de paso la actuación de las autoridades diplomáticas y de la justicia argentina, todo ello en presencia de  un cónsul extranjero y su comitiva.

Frente a la gravedad de la situación mi abogado presentó un escrito a la Cancillería en el que pidió que se informe a la Fiscalía francesa  – por intermedio de las autoridades diplomáticas – la existencia
a) del rechazo del pedido de reintegro por parte de la República Argentina y
b) de la sentencia de la Corte Argentina  a fin de que se archive la denuncia por inexistencia de delito.

Paralelamente solicitó que se me brinde asistencia diplomática en mi carácter de ciudadana argentina a fin de reparar esta iniquidad.
No hubo respuesta durante meses.
De pronto mi abogado recibe una nota del Director de Asuntos Jurídicos en la que le pide que diga que quiere que haga la Cancillería al respecto.
No es una broma, meses después que mi letrado le pidiera que me defiendan indicando cual era el camino que debía seguir la Cancillería argentina le vuelven a preguntar lo mismo como si él fuera el funcionario competente.

Aunque a primera vista parezca una tomadura de pelo, no lo es. 
Obviamente se trata de una argucia de la Cancillería para que pase el tiempo y la justicia penal argentina ordene la remisión del expediente a Francia para que siga el juicio en mi contra y me condenen.

Mientras tanto mi abogado pelea con denuedo en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires sin lograr que los jueces tomen en cuenta en lo más mínimo la sentencia de la Corte que me autoriza a permanecer con mis hijos en la Argentina, alegando que lo actuado en base al pedido de la fiscalía francesa se trata de un procedimiento “de rutina” y que no tienen por qué meterse en cuestiones internacionales ajenas a su competencia.
Si, ajenas a su competencia.
Que se esté endilgando a un ciudadano argentino un crimen que manifiestamente no cometió según la ley argentina no es de la competencia de la justicia de la Ciudad.

En síntesis, todos los órganos argentinos que me debían defender me dejaron no sólo librada a mi suerte sino que cooperaron para que los conspiradores logren su objetivo de ponerme entre la espada y la pared.

Remitiéndonos a los hechos concretos queda bien en claro que el los abogados de JD que tienen fluido contacto con gente del gobierno francés y la Cancillería francesa pergeñaron este plan infame que echaron a andar con la cooperación tácita del Canciller y el Director se Asuntos consulares argentinos.

Que el gobierno francés, presionado por sus amigos de la multinacional Orange S.A. (donde trabaja JD) impulse esta maniobra deleznable exasperado por el desafío de una madre extranjera, que los abogados de mi ex marido busquen estas tretas sucias para tratar de ganar por izquierda lo que no pueden ganar por derecha es absolutamente comprensible, no soy una adolescente sorprendida ante la realidad del mundo, pero que los funcionarios argentinos presten sus servicios rastreramente para que la conspiración progrese tirando la piedra y escondiendo la mano es francamente vomitivo y repugnante a todo sentido de nacionalismo.

Aquí ni siquiera sirve de excusa el remanido expediente de los “compromisos internacionales” al que frecuentemente se recurre para justificar actos de dudosa justicia, porque en este caso hay de por medio un fallo de la máxima autoridad judicial argentina que ningún compromiso internacional  puede pasar por alto porque implica desconocer su autoridad jurisdiccional.
Claro está que la historia de nuestro país lamentablemente está plagada de ejemplos de funcionarios públicos que traicionando la investidura otorgada por el pueblo perjudicaron los intereses de sus connacionales a quienes debían defender así que no hay mucho de que sorprenderse.

Pero como dice el refranero popular “Dios no quiere cosas puercas”, vinieron las elecciones generales, la coalición que sostenía en el cargo a los funcionarios perdió y fueros eyectados de sus cargos sin miramientos.
Poco después apareció la pandemia que dejó todo paralizado aquí y allá, pero seguramente la lucha continuará  – con otros actores y quizás con otras características dado que como es de prever se avecinan profundos cambios en el mundo – porque la injusticia y los abusos del poder no se terminarán fácilmente.
Continuará…

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