En
su editorial de Cada Mañana, Marcelo Longobardi analizó las implicancias de una
nueva extensión de la cuarentena argentina.
Mucha
gente me ha dicho “Longobardi que enojado que estás”.
Yo
no estoy enojado, estoy muy preocupado por el destino de la Argentina y por el
estado de cosas.
El
dilema de las cuarentenas es un dilema que enfrenta el mundo desde hace unos
cuantos meses.
El
caso más elocuente de este dilema dramático de las cuarentenas lo han exhibido
tanto Noruega como Suecia.
Los
suecos se han arrepentido de no haberla aplicado y los noruegos de haberla
aplicado.
Y
aun considerando que Noruega aplicó una cuarentena bastante laxa.
Hay
innumerable cantidad de ejemplos respecto de la situación de cuarentenas en
distintos países.
Uruguay
no la aplicó y tuvo un gran éxito.
Perú
hizo una gran cuarentena y fue un desastre.
En
Estados Unidos no hubo ni cuarentena ni no cuarentena, fue un desastre.
En
el caso europeo la cuarentena llegó muy arriba de la pandemia.
En
el caso argentino, para ser muy rigurosos, nosotros no sabemos si en el caso
argentino la cuarentena funcionó mucho, poco o nada, porque estamos claros que
los factores que intervienen en la expansión de la pandemia son múltiples.
Considerando
la flojedad de los números que presentan los gobiernos de la Argentina en
materia nacional y provincial es un tema que algún día discutiremos.
Si
estamos tan bien como consecuencia de la cuarentena preventiva o por alguna
combinación de elementos como ocurre en muchos países.
Fíjense
el caso de Milán y de Nápoles, todos creían que Nápoles iba a caer derrumbada
por el virus y tuvo menos casos que en Buenos Aires.
Ayer
el Gobierno decía que “en el 85% del país hemos levantado la
cuarentena”.
No señor, el 85% desde el punto de vista
geográfico.
Desde el punto
de vista económico y demográfico es menos de 50%.
En
materia científica hay un debate muy abierto respecto de la cuarentena.
Estamos
hablando de la Universidad de Stanford o el Imperial College, no de cualquier
idiota.
En
materia de ciencia, la verdad no sé bien a qué estamos llamando ciencia en
Argentina.
Se
ha invertido la carga de la prueba, si extendemos ese razonamiento estaríamos
en una situación muy complicada porque nada podría hacerse hasta que no se
demuestre lo contrario.
En el caso del
tenis habría que ponerle un barbijo a la pelotita, no sea cosa que
el virus se traslade después de un smash.
El
presidente Fernández ayer presentó un argumento que me llamó la atención.
Al
argumentar la extensión de la cuarentena hasta el día 28, el Presidente dijo: “Los
científicos me han recomendado que era mejor fijar una regla a largo plazo para
terminar con la ansiedad que ocurre cada 15 días y que todos entandamos que
ahora tenemos una lógica para asumir lo que se viene”.
Hay
una pequeña equivocación en los científicos, la ansiedad no es cada quince días.
La
ansiedad no ocurre cada quince días, ocurre
todo el tiempo.
Se
representa cada quince días como consecuencia de que el trío del presidente, el
jefe del gobierno y el gobernador presentan eventualmente un anuncio, si es que
lo de ayer se puede llamar anuncio.
Excepto
que se hayan desconectado de la realidad y no adviertan lo que pasa en la
calle.
No
estoy planteando una apertura de la cuarentena irrestricta, ni de cerca, no soy
tan binario, soy bastante centrado.
Pero
hay aspectos que están divorciados del sentido común particularmente estos
argumentos del estilo “los científicos me recomendaron que anuncien la
cuarentena de un mes para bajar la ansiedad”.
El
gobernador Kicillof inauguró una especie de estándar que no alcanzó ni siquiera
China.
¿Qué
es el estándar de los 21 días?
Acá
está la clave de lo de ayer.
Entre
la definición de los científicos respecto de bajar la ansiedad de la gente y
prolongar la cuarentena por 30 días y este dato de que hacen falta 21 días sin
ningún caso para dijo Kicillof “prácticamente volver”, es central.
Porque
este objetivo es inalcanzable.
Los
científicos, como si fueran una sola cosa, vienen planteando hace mucho tiempo
que esto va a durar mucho tiempo.
Hay cientos de
miles de virus.
Mirá
si aplicamos este razonamiento a la neumonía y a la gripe, estaríamos en un
refugio.
Y
eso que para la gripe y la neumonía hay vacunas.
Hay
un poco de miedo, hay un poco de fundamentalismo y hay un poco de política.
Lo que Kicillof
presentó es una cuarentena eterna, porque el estándar que él fijó es
inalcanzable.
No
hay ninguna forma que en ningún país del mundo que no tenga ningún caso durante
21 días de acá a dentro de dos años o un año.
Le
decía esta mañana a un amigo en privado que “me parece que esta gente perdió
el rumbo”.
Mi
amigo me decía “no, a mí me parece que lo encontró”
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