Claro, tampoco nunca les habrán informado que ese abuelo fue catalogado oficialmente como el "Primer As" de la aviación militar mundial, al haber sido el primero en la Historia que derribó seis aviones enemigos (aviatiks alemanes) en una sola salida, ganándose la admiración de casi toda Europa.
El
segundo "As" fue un pibito que la iba a tener más que clara: Manfred
Von Richthofen (el "Barón Rojo", si, aquel que le tenía terror a
nuestro Ángel Zuloaga).
Tal vez a esos tontos del aire jamás les comentaron que cuando Vicente (ya retirado del servicio activo) le solicitó al gobierno argentino la compra a Francia de un avión Saulnier para cruzar de noche las peligrosas cimas de Los Andes y así inaugurar el primer servicio postal internacional las 24 hs (objetivo cumplido ante la admiración mundial y que Francia festejó como propio), el gobierno francés no solo rechazó el pedido, sino que envió el avión sin trámites burocráticos y acompañó la entrega con un comunicado firmado y sellado por el presidente francés en el que se leía lo siguiente: "cualquier avión solicitado a Francia para ser entregado al Capitán Vicente Almandos Almonacid no se le vende, se le regala y se le agradece oficial y orgullosamente la deferencia de haber pensado en Francia y en sus ciudadanos libres, que por siempre lo admiran".
No creo que esos imberbes conocieran este dato, porque seguían agrediendo e insultando al pobre viejo, que les seguía sonriendo, por todo lo que les conté.
El
que es superior ética y humanamente, no necesita promocionarlo.
Pero
el abuelo Vicente se cansó, o se aburrió de esa situación.
Ya
no sonrió más.
Y
decidió darle fin a la situación.
Simplemente
se levantó de su mesa, y mientras caminando iba hacia el perchero, en un ademán
se quitó de encima el pesado tapado que traía puesto, dejando a la vista su
antigua casaca, con todas las 16 medallas otorgadas oportunamente por Francia,
Bélgica y Holanda al héroe argentino.
Muchas
de ellas inalcanzables para ellos: la “Medaille Militaire” en platino, la
“Croix de Guerre”, la "Légion d’Honneur" en oro y plata y la soñada
insignia de la "Ligue Aéronautique" francesa en acero y plumas de
Concorde, solo entregada a héroes nacionales.
Medallas
estas que solo vieron en fotos o revistas, y ahora apreciaban con las
mandíbulas desencajadas, sobre el pecho de ese viejo.
Cuando el anciano colgó el tapado, todos los maleducados "orgullosos" de Francia se atragantaron, sus rostros se pusieron del color de la pulpa de sandía, y todos (pero todos) bajaron la vista, empezaron a sudar...y se llamaron a silencio.
El gobierno francés, cuando al día siguiente el Capitán Vicente Almandos Almonacid se presentó a solicitar el certificado para incrementar dejando a la vista su antigua casaca, con todas las 16 medallas otorgadas oportunamente por Francia, Bélgica la “Croix en unos pocos pesos su pensión argentina, no solo se lo rechazó sino que le gestionó en tiempo récord la "Pensión de Honor para los Altos Mandos Franceses", sin dudarlo ni un instante.
Igual esos maleducados pilotos franceses, claro, supieron, aprendieron y entendieron todo cuando al día siguiente tuvieron que escoltar (en formación de honor y con sus mejores aviones caza) al avión de Aerolíneas Argentinas que transportaba de regreso a Argentina al abuelo Vicente, hasta el límite del espacio aéreo francés, en señal de eterno agradecimiento, respeto y adoración.
Poco
más de un año después de estos hechos relatados, el Capitán Vicente Almandos
Almonacid partió a los cielos.
El nombre de éste Riojano, se encuentra cincelado en el Arco del Triunfo, junto a los más grandes héroes de Francia,
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