Por Nicolás Márquez
El
mal viviente y ex Jefe del Estado Mayor del Ejército, General César Milani,
acaba de ser detenido por haber participado del Operativo Independencia en
Tucumán en los años ’70 cuando este era subteniente.
¿Cuál
es el pecado?
Ninguno,
porque dicho Operativo no fue más que una orden legítima y justísima emanada en
febrero de 1975 por el Poder Ejecutivo Nacional (en acuerdo con todos los
ministros y gobernadores de entonces), el cual imponía por medio del decreto
261 a las FF.AA. la siguiente directiva:
“Aniquilar el
accionar de los elementos subversivos” obrantes en la Provincia de Tucumán.
En
efecto, ya con un terrorismo urbano incontrolable en todo el país, en mayo de
1974 el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en pleno gobierno peronista
decidió incursionar además con su guerrilla rural en la selva tucumana, con el
fin de dominar las zonas campesinas primero y luego las ciudades de dicha
Provincia, a los fines de segregarla militar y políticamente del territorio
nacional.
El
ERP, al mando del jerarca Mario Roberto Santucho, llegó a controlar un tercio
de la Provincia y contó en sus filas con 7200 combatientes según datos
confesados por el historiador y ex guerrillero del ERP Pablo Pozzi.
Tucumán no
sólo fue el epicentro de aquella guerra revolucionaria sino que fue el único
lugar del país donde Montoneros y ERP iniciaron operaciones de combate
conjuntas.
Solamente
en la selva y sin contar la logística ni los cuadros que actuaban en el resto
del país,
Maria Seoane revela en su biografía sobre Santucho que el comandante
guerrillero tuvo a su disposición a 500 combatientes dispuestos a internarse en
los campamentos foquistas.
Las
tropas legales al mando del Gral. Acdel Vilas primero y del Gral. Antonio Bussi
después, dieron guerra sin cuartel contra este ominoso flagelo durante más de
tres años.
Los
combates y el dramatismo que se vivió por entonces fue de tal intensidad, que
el 8 de enero de 1976 el diario La Opinión dirigido por Jacobo Timermann (padre
del actual Canciller) bajo el título “Once
meses de operaciones” informaba que:
“Desde la
iniciación del Operativo Independencia en la zona de Faimallá, el 9 de febrero
de 1975, se produjeron alrededor de 500 enfrentamientos armados entre tropas
del ejército y grupos subversivos”.
Con
un gran saldo de muertos, mutilados, niños asesinados, aviones y helicópteros
derribados y un sinfín de circunstancias desafortunadas propias de toda guerra,
promediando 1977 las Fuerzas Armadas de la Nación con el auxilio de la
población civil lograba ganar definitivamente esta justísima cruzada contra
ERP, no así contra
Montoneros, cuyo aparato armado siguió atentando en zonas urbanas hasta fin de
1979.
Muchos
años después y en agradecimiento por haber exterminado al terrorismo, la
población tucumana votó y consagró victoriosamente al Gral. Antonio Domingo
Bussi como Diputado Nacional, Intendente de San Miguel de Tucumán y también
como Gobernador de dicha Provincia.
Como
se sabe, el hoy General kirchnerista caído en desgracia Milani participó de
aquella gesta contra
revolucionaria
y supo ser un subalterno muy querido y estimado por Bussi.
Es
por ello que, en principio, no tenemos nada que cuestionarle a Milani con
motivo de su participación operativa en el pasado.
En
cambio, sí hay algo en lo que hay que reprocharle en mucho a éste, y ello es la
kirchnerización de sus costumbres (haberse
hecho millonario de manera ilegal o inmoral) y su activa participación y
complicidad política como desvergonzado jefe militar de un gobierno corrupto y
corruptor como el vigente, en el cual Milani habría participado de turbios
enjuagues codeándose con elementos desacreditados como la ex guerrillera Nilda
Garré o la mismísima Presidente Cristina Kirchner.
Es
por estos últimos motivos por los cuales el desfachatado General debería ser
sancionado administrativa y penalmente, pero no por todo lo que éste habría
tenido de elogiable en su pasado, sino
por lo mucho que después ostentó de indecoroso y repudiable.
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