"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 16 de junio de 2008

Metáfora Campestre, por Elías Galati

METAFORA CAMPESTRE (cuento)



Hace muchos años, la tecnología puso a disposición de los hombres adelantos técnicos que hicieron la vida mejor y más confortable. Simultáneamente subió la expectativa de vida.



Allí se agudizó un problema moderno que es el urbanismo.

La gente que vivía en las zonas rurales o ciudades pequeñas optó por mudarse a las ciudades más grande en busca de aquellos adelantos que no disponía: mejor atención médica y sanitaria, mejor educación y posibilidades de acceder al nivel terciario, mayor confort, lugares cálidos para habitar, trabajo equilibrado, sin necesidad de madrugar todos los días, descanso semanal, vacaciones, viajes, etc.



Hubo otros que prefirieron conservar sus tradiciones y a despecho de los madrugones, las heladas, el calor bochornoso del verano, y la falta de comodidades y el trabajo sin descanso se quedaron en su lugar de origen.

El urbanismo engendró una clase obrera a la cual no se la instruyó adecuadamente en sus oficios, y posteriormente una clase desocupada, que no quiso volver a las zonas rurales.

Mientras tanto los campesinos subsidiaban con su trabajo y sus cosechas al resto de la población, a pesar de sus penurias.

Pero un día después de muchos años, casi medio siglo, las condiciones cambiaron, el mundo en general clamó por alimentos, se abrieron megamercados de miles de millones de personas y por fin, ese hombre tuvo el premio a sus esfuerzos y sacrificios.



Pero el reino de Merlín, es antojadizo y perverso, y como no podía conformar las necesidades de sus subordinados concibió la idea de quitarle las ganancias a estos hombres, por decreto, ya que estaban acostumbrados al sacrificio y a la férrea voluntad.



¿Pero no era que los impuestos eran tratamiento exclusivo del Congreso, o ésta quita no eran impuestos?



Determinaron que las ganancias fueran a parar al Gran Jefe que tenía potestad para repartirlas entre los pobres, los no tan pobres, los políticos, los legisladores, los sindicalistas o los gatos, y de las regiones y los pueblos que él determinara.

Nuestro hombre se preguntó: ¿Porqué después de tantos años de sacrificio, se beneficiaba al estado, que había optado por la comodidad de tomar los recursos que tenía más a mano, y se perjudicaba al que había dedicada una vida o dos, la propia y la de sus ancestros, a la sacrificada tarea rural?

¿Por qué era sólo a ellos?, ya que los grandes capitales ya había empezado a emigrar a otros reinos, y ya sembraban y criaban ganados en otros países.

¿Por qué además se beneficiaba a otras regiones, a elección de los gobernantes, y no se podían destinar las ganancias a mejorar el hospital de su pueblo, o pintar la escuelita, o darle beneficios a sus paisanos, o subvencionar a los que menos tenía para que tengan hogares y trabajo digno?



Ésta era la justicia social, la justicia distributiva, o se estaba pervirtiendo el concepto.

¿Era una República, era un Estado Federal, o era un imperio el reino de Merlín?



Por haber cuestionado las ideas directrices, fueron castigados con el escarnio, la mentira y la cárcel.



Su alma se llenó de congoja, su corazón dolido, recordó las palabras de aquel patriota en su lecho de muerte: ¡Ay Patria mía!



Elías D. Galati - wolfie@speedy.com.ar

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