Según La Vanguardia Digital de España en 2005, se realizaron 419.037 ciclos de reproducción asistida a mujeres en Europa. Un 14% más que en 2004, en que se registraron 367.056 tratamientos.
La nota no aclaraba qué tipo de tratamientos se habían aplicado a las mujeres, llamando la atención que en su mayor número se trataba de mujeres de 30 a 39 años, solteras, o sea, asistidas para concebir hijos sin padre. Con estos números, en la actualidad, aproximadamente el 2% de todos los niños nacidos en Europa son concebidos mediante fecundación in vitro.
Una nueva generación de niños-probeta se abre paso en la sociedad mundial. Niños “buscados, deseados, esperados, seleccionados, diseñados, monoparentales...”, niños sobre los que también “se pondrán todas las expectativas de éxito, niños que deberán soportar la carga psicológica y emocional de no defraudar a quien los encargó y pagó por ellos...”
Europa tiene tasa de natalidad negativa, mientras que desde la Multinacional de la Planificación Familiar se insta a que se reduzcan los nacimientos naturales de los países pobres (o en desarrollo)
Evidentemente, y como lo vengo afirmando desde hace casi dos décadas, hemos llegado a un punto en donde el origen, transmisión, conservación y finalización de la vida se desarrollan en un escenario rigurosamente controlado y medido en términos económicos (costo-beneficio).
Aquellos que podrían tener hijos, porque sus condiciones de bienestar económico se lo permitirían, no pueden hacerlo naturalmente, y tienen que apelar a costosísimos tratamientos de fertilidad para lograrlo.
Tratamientos tan costosos, que no pueden darse el lujo de “tener fallas logrando un producto no aceptable”, por lo que a menudo van acompañados de “selección de embriones, técnicas de diagnóstico pre implantatorio, reducción embrionaria, crio conservación de embriones supernumerarios, etc.”
Mientras que, aquellos que pueden concebir y engendrar hijos naturalmente, son obligados a esterilizarse o a abortar, en honor al “control demográfico impuesto a países pobres, a quienes se culpa de expoliar los recursos naturales y contaminar el medio ambiente”.
Muchos países en desarrollo, grandemente endeudados con la Banca Mundial, han debido adoptar planes de esterilización masiva, o de aborto selectivo, a menudo encubiertos por la propaganda de los derechos reproductivos o la salud sexual y reproductiva, para disminuir sus poblaciones ante los requerimientos de sus acreedores. Pero, como siempre, nada escapa al negocio del Gran Recaudador: es un gran negocio asistir médicamente a la reproducción humana (clínicas de fertilidad, hormonas de ovulación, alquiler de tubos de criogenia, nitrógeno líquido, proteínas, laparoscopias, histerosalpingografías, etc., raramente cubiertas en pleno por las obras sociales y empresas de medicina prepaga)…
Tanto como patrocinar la industria de la muerte (clínicas abortivas, insumos, anticonceptivos, contraceptivos, medicinas, liga turas, vasectomías, etc.)
¿Cómo es posible que la propaganda antinatalista global nos alerte continuamente sobre el peligro de una explosión demográfica, mientras que el recurso a técnicas de reproducción asistida ha crecido exponencialmente en la última década?
¿En cuántos años más, estaremos observando que sólo un 10% de la población mundial “apta económicamente para tener hijos” podrá concebirlos y gestarlos naturalmente? Si desde 2004 a 2005, el aumento en el uso de las técnicas fue de un 14%, según informa la ESHRE; en 2006, (aún sin cálculos oficiales) podrá arrimar a un 25/28%; en 2007 (sin cálculos oficiales también) a un 45/50%; y en 2008/2009 estaríamos cerca de un 100%.
Algo no cierra y evidentemente hay una realidad silenciada: ¿Se están aplicando técnicas sin necesidad, aún desconociendo las causas reales de la infertilidad o esterilidad, porque se convirtieron en un gran negocio? O ¿toda la gente se está volviendo estéril?
Frente a esta situación, los terroristas ecológicos y demográficos ven en los niños concebidos naturalmente de los países pobres, al enemigo que hay que exterminar.-¿Cuánto poder de decisión para planificar su familia tendrá un ciudadano peruano, ecuatoriano, venezolano, boliviano, brasileño, africano, asiático, hindú, y por qué no, argentino, si para conservar su trabajo, salario o vivienda, no debe tener más hijos?
Es una contradicción extraña lo expuesto en estas líneas.
¿Dónde está la trampa?
Argentina es un país sub poblado, que necesita mayor densidad y cantidad de población. Argentina se da el lujo de impulsar leyes que legitimen la matanza de niños en el vientre materno..., mientras que son inexistentes las leyes que apoyan la maternidad, y a las madres solas con hijos que criar. (Piénsese solamente en la vergüenza, humillación y despropósito de los procedimientos judiciales de reclamo de alimentos).
Argentina tiene recursos naturales... y una cultura esterilizadora de vientres ancestral. No es cuestión de machismo o feminismo, sino: ¿Qué hacen nuestras legisladoras en el Congreso o nuestras Juezas en los tribunales?
Se habla mucho de integración, inclusión, no discriminación, pero a la hora de contar los bebés: ¡mejor que nazcan pocos!, o ¡mejor que no coman! Y sino, -“Señora, hágase cargo ¿para qué los tuvo?”¿Para quién están legislando y a favor de quién están sentenciando? (¿Cuántos incumplidores alimentarios hay presos?)
Curiosamente, hoy conmemoramos la Independencia en la República Argentina... Derechos reproductivos, derechos sexuales, regulación de la fecundidad, aborto seguro... ¿Qué tienen que ver con un país independiente?
Un país independiente da seguridad legal y judicial a sus madres, quienes estarán aptas para criar ciudadanos dignos de conducir sus destinos.
El absurdo manejo del conflicto agrario que Argentina viene padeciendo desde hace meses, no hace más que demostrar que jamás lo importante ocupa la Agenda de nuestros Gobiernos.
Una absurda tozudez presidencial en querer legitimar lo ilegitimable, desvió una vez más los esfuerzos y recursos para fomentar el bienestar de las familias argentinas.
La ley debe ser razonable, para ello, no debe violar la Constitución Nacional, como así tampoco debe ser confiscatoria, arbitraria y absurda.
La ley debe respetarse, y un país sin ley es coto de caza de intereses ajenos.
La ley debe fomentar el bienestar del pueblo.
Esgrimiendo falsas banderas y usando lenguaje críptico, no se forja una Nación, se la destruye.
Con este panorama e insistiendo con la matanza de niños en el vientre materno y desalentando el nacimiento de otros, no habrá ninguna Nación con la que sostener este Estado.
Un niño, una esperanza...
Por Dra. Liliana Angela Matozzo
Abogada – Doctora en Ciencias Jurídicas
Especialista en Bioética y Derechos Biológicos
Ex Presidente Comisión Nacional de Bíociencia y DDHH
La nota no aclaraba qué tipo de tratamientos se habían aplicado a las mujeres, llamando la atención que en su mayor número se trataba de mujeres de 30 a 39 años, solteras, o sea, asistidas para concebir hijos sin padre. Con estos números, en la actualidad, aproximadamente el 2% de todos los niños nacidos en Europa son concebidos mediante fecundación in vitro.
Una nueva generación de niños-probeta se abre paso en la sociedad mundial. Niños “buscados, deseados, esperados, seleccionados, diseñados, monoparentales...”, niños sobre los que también “se pondrán todas las expectativas de éxito, niños que deberán soportar la carga psicológica y emocional de no defraudar a quien los encargó y pagó por ellos...”
Europa tiene tasa de natalidad negativa, mientras que desde la Multinacional de la Planificación Familiar se insta a que se reduzcan los nacimientos naturales de los países pobres (o en desarrollo)
Evidentemente, y como lo vengo afirmando desde hace casi dos décadas, hemos llegado a un punto en donde el origen, transmisión, conservación y finalización de la vida se desarrollan en un escenario rigurosamente controlado y medido en términos económicos (costo-beneficio).
Aquellos que podrían tener hijos, porque sus condiciones de bienestar económico se lo permitirían, no pueden hacerlo naturalmente, y tienen que apelar a costosísimos tratamientos de fertilidad para lograrlo.
Tratamientos tan costosos, que no pueden darse el lujo de “tener fallas logrando un producto no aceptable”, por lo que a menudo van acompañados de “selección de embriones, técnicas de diagnóstico pre implantatorio, reducción embrionaria, crio conservación de embriones supernumerarios, etc.”
Mientras que, aquellos que pueden concebir y engendrar hijos naturalmente, son obligados a esterilizarse o a abortar, en honor al “control demográfico impuesto a países pobres, a quienes se culpa de expoliar los recursos naturales y contaminar el medio ambiente”.
Muchos países en desarrollo, grandemente endeudados con la Banca Mundial, han debido adoptar planes de esterilización masiva, o de aborto selectivo, a menudo encubiertos por la propaganda de los derechos reproductivos o la salud sexual y reproductiva, para disminuir sus poblaciones ante los requerimientos de sus acreedores. Pero, como siempre, nada escapa al negocio del Gran Recaudador: es un gran negocio asistir médicamente a la reproducción humana (clínicas de fertilidad, hormonas de ovulación, alquiler de tubos de criogenia, nitrógeno líquido, proteínas, laparoscopias, histerosalpingografías, etc., raramente cubiertas en pleno por las obras sociales y empresas de medicina prepaga)…
Tanto como patrocinar la industria de la muerte (clínicas abortivas, insumos, anticonceptivos, contraceptivos, medicinas, liga turas, vasectomías, etc.)
¿Cómo es posible que la propaganda antinatalista global nos alerte continuamente sobre el peligro de una explosión demográfica, mientras que el recurso a técnicas de reproducción asistida ha crecido exponencialmente en la última década?
¿En cuántos años más, estaremos observando que sólo un 10% de la población mundial “apta económicamente para tener hijos” podrá concebirlos y gestarlos naturalmente? Si desde 2004 a 2005, el aumento en el uso de las técnicas fue de un 14%, según informa la ESHRE; en 2006, (aún sin cálculos oficiales) podrá arrimar a un 25/28%; en 2007 (sin cálculos oficiales también) a un 45/50%; y en 2008/2009 estaríamos cerca de un 100%.
Algo no cierra y evidentemente hay una realidad silenciada: ¿Se están aplicando técnicas sin necesidad, aún desconociendo las causas reales de la infertilidad o esterilidad, porque se convirtieron en un gran negocio? O ¿toda la gente se está volviendo estéril?
Frente a esta situación, los terroristas ecológicos y demográficos ven en los niños concebidos naturalmente de los países pobres, al enemigo que hay que exterminar.-¿Cuánto poder de decisión para planificar su familia tendrá un ciudadano peruano, ecuatoriano, venezolano, boliviano, brasileño, africano, asiático, hindú, y por qué no, argentino, si para conservar su trabajo, salario o vivienda, no debe tener más hijos?
Es una contradicción extraña lo expuesto en estas líneas.
¿Dónde está la trampa?
Argentina es un país sub poblado, que necesita mayor densidad y cantidad de población. Argentina se da el lujo de impulsar leyes que legitimen la matanza de niños en el vientre materno..., mientras que son inexistentes las leyes que apoyan la maternidad, y a las madres solas con hijos que criar. (Piénsese solamente en la vergüenza, humillación y despropósito de los procedimientos judiciales de reclamo de alimentos).
Argentina tiene recursos naturales... y una cultura esterilizadora de vientres ancestral. No es cuestión de machismo o feminismo, sino: ¿Qué hacen nuestras legisladoras en el Congreso o nuestras Juezas en los tribunales?
Se habla mucho de integración, inclusión, no discriminación, pero a la hora de contar los bebés: ¡mejor que nazcan pocos!, o ¡mejor que no coman! Y sino, -“Señora, hágase cargo ¿para qué los tuvo?”¿Para quién están legislando y a favor de quién están sentenciando? (¿Cuántos incumplidores alimentarios hay presos?)
Curiosamente, hoy conmemoramos la Independencia en la República Argentina... Derechos reproductivos, derechos sexuales, regulación de la fecundidad, aborto seguro... ¿Qué tienen que ver con un país independiente?
Un país independiente da seguridad legal y judicial a sus madres, quienes estarán aptas para criar ciudadanos dignos de conducir sus destinos.
El absurdo manejo del conflicto agrario que Argentina viene padeciendo desde hace meses, no hace más que demostrar que jamás lo importante ocupa la Agenda de nuestros Gobiernos.
Una absurda tozudez presidencial en querer legitimar lo ilegitimable, desvió una vez más los esfuerzos y recursos para fomentar el bienestar de las familias argentinas.
La ley debe ser razonable, para ello, no debe violar la Constitución Nacional, como así tampoco debe ser confiscatoria, arbitraria y absurda.
La ley debe respetarse, y un país sin ley es coto de caza de intereses ajenos.
La ley debe fomentar el bienestar del pueblo.
Esgrimiendo falsas banderas y usando lenguaje críptico, no se forja una Nación, se la destruye.
Con este panorama e insistiendo con la matanza de niños en el vientre materno y desalentando el nacimiento de otros, no habrá ninguna Nación con la que sostener este Estado.
Un niño, una esperanza...
Por Dra. Liliana Angela Matozzo
Abogada – Doctora en Ciencias Jurídicas
Especialista en Bioética y Derechos Biológicos
Ex Presidente Comisión Nacional de Bíociencia y DDHH
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