"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 5 de septiembre de 2008

Tapar el sol con la mano y el diálogo de Critón con Sócrates


Tapar el sol con la mano y el diálogo de Critón con Sócrates

Aníbal Fernández no apareció en escena para hablar sobre la eterna crisis ferroviaria y el malestar de sus pasajeros, sino para hacer el trabajo sucio.
Pino Solanas
Los incidentes de ayer no sólo han evidenciado el estado miserable del sistema ferroviario, sino que han permitido mostrar el oportunismo del polémico ministro de Justicia y Seguridad: Aníbal Fernández.

El oscuro funcionario no apareció en escena para hablar sobre la eterna crisis ferroviaria y el malestar de sus pasajeros, sino para hacer el trabajo sucio. Su mejor argumento se concentró en responsabilizar a distintas organizaciones políticas, entre las que apuntó a Proyecto Sur, la organización que me postuló como candidato a presidente en octubre pasado.

Con sus acusaciones Fernández busca disminuir el impacto de la denuncia que significa mi documental La próxima estación, la película que estrené ayer y que relata cómo fue vaciado el sistema ferroviario. Los trenes se incendian todas las semanas y lo que no puede ocultar Fernández es la obscena complicidad entre los concesionarios de los trenes y el secretario de Transporte Ricardo Jaime, algo que se puede comprobar en los extraordinarios sobreprecios que pagará el Estado por los arreglos de los vagones.

Los concesionarios los repararán, pero nos los facturarán por partida doble. No es casual que lo primero que comunicó la concesionaria fue el costo de los vagones incendiados.
El país necesita la reconstrucción del sistema ferroviario [1] y, aunque resulte doloroso para muchos, hay que comprender que Kirchner en vez de reconstruir los trenes propone crear un tren bala que nos endeudará por 30 años.
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[1] Más que la reconstrucción de los ferrocarriles, nuestra patria Argentina necesita recuperar la moral y buenos principios.

La obediencia pasiva es la negación del deber: El hombre que dobla su conciencia bajo la presión de ajenas voluntades, se priva de la satisfacción del deber cumplido por el puro placer de cumplirlo.

El cumplimiento del deber, implica entereza y valentía (¿Dónde ha quedado el juramento de "Servir a la Patria"?)

El sentimiento del deber es siempre "individual" y en él se refleja la conciencia moral de la sociedad...
Pero cuando el Estado (CFK & Co.) o Autoridad, no son la expresión legítima de la conciencia social puede consistir el deber en la desobediencia (voto de Julio Cobos), aún a precio de la vida misma.

Así lo enseñaron con alto ejemplo los mártires de la independencia, de la libertad, de la justicia.

Critón y Sócrates

Cuando llega Critón a la celda de Sócrates, se encuentra a éste dormido y queda admirado de que sea capaz de dormir plácidamente la noche antes de la ejecución de la condena. Sócrates, que muestra una enorme tranquilidad al no irritarse cuando es despertado por Critón, es informado de que la mayoría de sus próximos piensa que debe huir de la cárcel. Para la sorpresa de Critón el anciano se niega. En un principio, creyendo que Sócrates no quiere escapar por temor a ser descubierto en su huida, insiste en que no es difícil sobornar a ciertas personas, o preparar escondites fuera de Atenas. Se culpa a sí mismo de cierta cobardía al no poder evitar el desenlace e incluso acusa a Sócrates de una cierta traición al no querer evitar lo que sus enemigos desean. Sócrates insiste en que los argumentos de la razón valen lo mismo antes de saber que él debe morir, que después de saberlo. Si ahora lo dicho no vale parecería que fue dicho sin fundamento, por pura charlatanería. Después defiende la opinión de aquel que entiende y obra las cosas justas e injustas frente a lo que diga la mayoría. Luego defiende la idea de vivir bien, honrada y justamente, frente a la de simplemente vivir.

Critón es retado por Sócrates a buscar entre los dos una razón por la que sea justo escapar de la cárcel, si la encuentran se escapará, si no, se quedará. Primero, no se debe responder con injusticia o mal a ningún hombre sea lo que sea lo que se reciba de él. Antes de la condena esto era válido, y ahora sigue siéndolo. Segundo, la ciudad de Atenas se arruinaría si los juicios que se producen no tuvieran efecto y los particulares los invalidaran y anularan. Eso sería el fin de la democracia. Hay que cumplir la ley, y las sentencias forman parte de la ley. Cumplimos las leyes al nacer, al casarnos, al recibir educación, el hombre es resultado de las leyes. A la ley hay que respetarla y si vale para lo bueno, también vale para lo malo ya que toda sentencia es en principio justa y hay que hacer lo que dicta o persuadir a la ley de lo que es justo para ti. Sócrates admite haber aceptado más que nadie el compromiso con las leyes Atenienses ya que ha sido un ciudadano destacado y ejemplo para todos, y ahora debe ser coherente con lo que ha defendido toda su vida. Si huye será siempre un enemigo del sistema político y será considerado por todas partes un destructor de leyes. Si huye, sus pensamientos no tendrán ningún valor y devolverá injusticia por injusticia, daño por daño, violando la ley y haciendo daño a Atenas y a sus amigos. Critón ante esto no tiene nada que decir y acepta el destino de Sócrates.

El Critón, escrito por Platón, es un librito muy corto, su contenido es apasionante y conmovedor y relata los últimos momentos de la vida de Sócrates. Su tema está próximo a la “Apología”, también de Platón, pero en “Critón” Sócrates ya ha sido condenado a beber el veneno que le matará. Estamos en la noche previa a la ejecución de Sócrates, su amigo Critón y otros discípulos entre los que podría estar un joven Platón, han ido a visitarle a la prisión para convencerle de que escape y salve su vida evitando cumplir la sentencia, todavía está a tiempo de hacerlo. Pero él se niega totalmente, todo el dialogo es una exposición de la personalidad de Sócrates. No se trata de buscar una definición, ni un razonamiento, como en los demás diálogos escritos por Platón, aquí se trata de adoptar una posición definitiva y eso es lo único importante. Este propósito de facilitar la huida de Sócrates obedecía a la irritación y desagrado que sentían ante la monstruosidad que se iba a cometer.

Pero Sócrates al negarse, muestra toda su entereza moral. Ninguna circunstancia ahora va a ser más válida que la razón, ni siquiera el temor a perder la vida de esa manera, obligado a suicidarse. Si los razonamientos de antes eran válidos, también son válidos ahora, sin tener en cuenta el peligro. Para convencer a Critón de que debe cumplir la condena, Sócrates le propone repasar los conceptos que antes daban por buenos y comprueban si ahora, en esta dramática situación siguen pareciendo igualmente buenos. La propia vida estaba por debajo del cumplimiento de las leyes. Si él, que era una persona conocida y querida, no respetaba escrupulosamente las leyes, en qué situación quedaría todo lo que había enseñado a lo largo de los años, y más aún, cómo se mantendría la democracia ateniense si el primer defensor de las leyes luego no las cumplía. Su condena era una injusticia pero no merecía otra injusticia. Lo más importante para Sócrates, según nos relata Platón, era la virtud, la justicia y el respeto a la legalidad.

Por una parte, Sócrates, esperaba que al morir, se le juzgase benévolamente ya que había cumplido las leyes escrupulosamente hasta el final y por otra esperaba dar ejemplo a los jóvenes y enseñarles que había cosas más importantes en la vida que el éxito o el placer, entre esas cosas importantes estaba el respeto por las leyes y la virtud.

Sócrates es presentado por Platón como un héroe. El heroísmo es objeto de admiración por todos y no puede haber heroísmo sin un héroe. El héroe no puede retirarse sin llevar a cabo el acto de heroísmo, no tiene sentido y además es vergonzoso. El acto heroico resulta de una decisión personal, única y en este caso última, y supone actuar, más allá de toda dificultad, hacia una idea o un deber moral y superior.

Este diálogo debería ser recordado a todos los ciudadanos, y especialmente a los políticos que creando, defendiendo y obligando a cumplir unas leyes luego son ellos mismos los que no las cumplen.

Desde La Matanza, Corina Ríos Septiembre 5/2008

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