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Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 11 de mayo de 2009

El banco de Cristina...

Economía Nuevo rol de la Anses

Allí donde se necesitan, allí están los fondos que el organismo previsional ha capturado de las AFJP. Financiar al Gobierno es la misión primordial pero empresas y hasta consumidores reciben “créditos blandos”

Por Luis Di Lorenzo / Revista FORTUNA

El banco que no es banco. Esa es una de las descripciones más escuchadas en los últimos meses para definir el desempeño que tiene la Anses desde que el organismo absorbió los fondos que hasta noviembre del año pasado administraban las empresas de jubilación privada.

La estatización del sistema de AFJP dio paso a un manejo, según la definición de muchos analistas, “muy poco claro” de la operatoria y el destino final de un aspecto tan trascendente para los ciudadanos como son sus ahorros previsionales.
Por lo pronto, en los últimos días hubo primero versiones y luego confirmaciones acerca de supuestas negociaciones y resoluciones secretas que llevaron a la emisión de nuevos títulos de deuda destinados a la Anses y a otros organismos. No sólo deuda pública, sino también privada.

En el primer caso, el Gobierno discretamente resolvió autorrefinanciar deuda por un monto cercano a los u$s 2.500 millones, prorrogando vencimientos por siete años.

Como la Anses no informa abierta ni sistemáticamente cómo está invirtiendo el stock de fondos recibidos de las AFJP, la operación hubiera pasado desapercibida hasta quedar cerrada sino hubiera sido por una filtración periodística.

En el segundo caso, el organismo optó por invertir en obligaciones negociables de una cementera en la que intentaba ubicar a un director por el Estado. La cementera Minetti obtuvo los fondos “en el mercado de capitales” que necesitaba y el ex ministro de Economía, Miguel Peirano, ingresó al directorio de la compañía.
Y todos contentos.

¿Los futuros jubilados también?

A tanta discrecionalidad, desde el Ministerio de Economía descartan en forma categórica que la Anses se haya convertido en el banco exclusivo de los Kirchner. Y agregan que “no hay nada secreto” en las operaciones de reprogramación de deuda sino que lo que se está tratando de hacer es “mejorar el perfil de cartera de bonos que organismo que hasta el momento”.
Es que, dicen, “está tapado de letras”, emisiones que no tienen mercado ni liquidez.

Así es que, según explican los propios funcionarios, la instrucción presidencial es profundizar la política de autofinanciamento, para lo cual se anunció el lanzamiento del nuevo bono Bonar XVI, cuyo vencimiento se concretará en el año 2016.

“Con esta operación lo que se busca es financiar las arcas públicas con fondos de la Anses por un monto de $ 9.000 millones”, resalta otra fuente del Palacio de Hacienda.
Según detalla el funcionario, el mecanismo para llevar adelante esta iniciativa se realizará mediante un canje de Letras de Tesorería del Estado, que está en poder del organismo previsional, por ese nuevo título. De acuerdo a las mismas fuentes, este canje “no es un acto administrativo reservado o secreto” y la resolución que autorizará la emisión “se va a publicar” en el Boletín Oficial.

El bono que posterga la deuda que el Gobierno tiene con la Anses pagará como rendimiento la tasa Badlar, más 3,5 puntos porcentuales de spread, según precisaron fuentes del Ministerio de Economía.

Explicaron que la resolución planteará autorizaciones para el total de la deuda en Letras en poder de la Anses, y a medida que se produzcan los vencimientos, se autorizará su reemplazo con los nuevos Bonar XVI.
“Lo que se va a ir produciendo paulatinamente en el transcurso del año es que se va a ir cobrando sus letras y suscribiendo bonos, lo que significa una mejora para la tesorería de la Anses, porque las reemplaza por un instrumento de mucha mejor calidad”, justifican los voceros.

Otros funcionarios del Palacio de Hacienda acotan que este bono puede ser “negociado por los operadores, bancos o los que estén interesados, todo lo contrario de las letras, que no son líquidas ni permiten su utilización y es una inversión inmovilizada”.

Más allá de las explicaciones formales de los funcionarios, lo que genera preocupación entre operadores del mercado y analistas económicos es el desfinanciamiento en que podría ingresar el sistema previsional en un mediano plazo.

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