¿Qué ocurrirá el 29 de junio, ahora que las encuestas pronostican la caída?
Hola gente, amigos y no tan amigos. Patricia Paltrow está contenta, y cuando ella está contenta la vida es más agradable incluso para mí, ya que no sólo su alegría es contagiosa, sino que hasta logra neutralizar el mal humor que provocan los aterradores discursos de esta semana del célebre pensador Néstor Kirchner, así como los comentarios que siempre le agregan en los días siguientes sus ciegos admiradores y sus sabios “explicadores”, incluida ahora su mujer, la Presidente legal.
Increíbles comentarios, claro está. Comentarios casi antidemocráticos, por cierto, viniendo de la titular del Poder Ejecutivo de un gobierno elegido, justamente, gracias a la democracia que ahora ella misma cuestiona implícitamente, o no tanto, en la medida que las encuestas no le son favorables al FPV.
Pero vayamos por partes. Ante todo, se preguntarán cómo Paltrow está de tan buen humor, luego de conocerse que el PIB de los iúesei cayó 6,1% en el primer trimestre, luego del 6,3% de caída del IV trimestre del año 2008 y del 0,5% en el tercer trimestre, y para colmo en medio de una pandemia global que podría convertirse en un pandemónium global? “Ay, flaquito, vos no entendés nada, todo es relativo, las cosas podrían ser mucho peores –me dijo recién por el skype desde su buró en WS-. Hace tres meses los pronosticadores del Apocalipsis nos anunciaban que estábamos en una crisis tamaño 1930, pero todo indica que Obama y sus muchachos y no tan muchachos están haciendo las cosas bastante bien, y de hecho los índices de confianza repuntaron desde sus niveles de subsuelo, mientras que el nivel de inventarios bajó bastante, anticipando que el segundo trimestre podría mostrar una caída menor del PIB a la del primero, mientras el pánico está cediendo, la crisis financiera ya tocó fondo, el mercado está suavemente comprador y la crisis económica, pese a los vendedores de pálidas y pesimistas varios, está también cerca de tocar fondo, ya vas a ver”
Y siguió así, un poco desaforada mientras seguía hace semanas viene comprando XLF (bancos) para sus clientes y empezaba a comprar selectivamente un poco de economía real. “¿Qué apostamos que estamos mal pero vamos bien, gordito?, te juego una colección completa de mis besos que más te gustan para cuando nos encontremos en “Vicky Cristina Barcelona” en dos semanas, si es que la salud mundial nos deja viajar a Spain, claro, sino organizamos una Deit más cerquita” me dijo hace un rato, con un ataque de esa exuberancia irracional que tan bien le queda con ese touch primaveral que suele distraer a los operadores en la city, tipos estresados si los hay, aunque no puedan resistirse a verla pasar cuando ella se les cruza por la oficina en simples jeans clásicos muy tiro corto (bastante por debajo del famoso ombliguito, claro), sandalias chatitas de Gucci Fifth Avenue (200 euros, ¿qué tal?) y una discreta camisa blanca siempre un poco desabrochada de tan distraída que anda por la vida, mientras habla en tres idiomas al mismo tiempo con el telefonito bluetooth colgado de su oreja, disimulado por sus rulos a veces rubios, a veces castaños, junous, mientras no mira a nadie con sus ojos azul-celestes.
Nunca entenderé cómo todavía no la contrató Michel Bloomberg para analizar los mercados para quienes los miran por TV.
Lo concreto es que estaba contenta pese a todo, le encanta acertar, además, y como los mercados siguen ¡pum para arriba! (aunque hoy jueves empataron por el efecto Chrysler), me dijo “gordito te quie..” y se cortó, claro, como si los teléfonos estuvieran pinchados por operadores inexpertos, como en la Argentina K.
Pero en este caso, fue sólo su aceleración por radio al cuadrado.
Y mientras pasaba todo esto en los EE.UU., mientras la Organización Mundial de la Salud decidía subir a 5 el nivel de alerta mundial (el máximo es 6) porque la gripe porcina desarrolló focos autónomos en más de dos países y no muestra señales de disminución, yo me pregunté lo que todos se preguntan hace semanas.
¿Qué pasará el 29 de junio en la Argentina, “el día después” de las próximas elecciones legislativas que en un país serio debieran ser un hecho normal?
La respuesta no es fácil en este momento: ¿Hay algo más parecido a hacer horóscopos que ser economista en la Argentina, para tratar de responder qué pasará después de la caída?
Porque si algo queda cada día más claro, es que el oficialismo perderá la mayoría en el Congreso, cuando menos en Diputados, y quizá también en Senadores, lo que implica un escenario que en cualquier país del mundo podría manejarse con diálogo, pero que en la Argentina será crítico porque en el Gobierno la palabra diálogo no está en el diccionario.
¿Y después que?
Después viene la palabra “incertidumbre”, pero no la generada por la oposición, ni por los votantes, ni por la gente, sino sólo por lo que está generando el mismo oficialismo, que de tanto asustarse y asustar con el caos, no es capaz de ver que la Argentina ya está en medio del caos, un caos generado justamente por quienes lo pronostican.
Capítulo único: el Kaos llegó hace tiempo y el país no explotará, en todo caso ya está “implotando”
Amigos y no tan amigos. La “agenda” infantil que quiere fijar el gobierno nacional –asistido por algunos gobernadores e intendentes condicionados por la presión oficial- intenta convencer a la gente que la opción será entre ellos y el caos. Si la gente vota al peronismo disidente (que quizá sea más peronista que el kircherismo, de paso), o a la Coalición Cívica, o a cualquier candidato que no sea del Frente para la Victoria, sobrevendría en la Argentina de manera fatal el Caos, explican, como si estuviéramos en una remake subdesarrollada del superagente 86, en donde Caos y Control siguen peleando hace décadas en el canal Retro. Y ello llevaría a su vez a una explosión económica, amenazan, sugieren, asustan, que nos transportaría otra vez a la traumática situación sufrida por el país en los años 2001-2002.
Es una maniobra infantil, que subestima a la gente, parecida a las que usaban algunos padres en el pasado, cuando querían lograr que los chicos se “portaran bien” o se fueran a dormir, asustándolos con el famoso “cuco”
¡Llamen al superagente 86! ¡Llamen a Maxwell Ksmart, temible operario del recontra-espionaje!
(La eterna lucha entre Kaos y Kontrol)
Pero asustar con el “Cuco” ya no lo cree nadie, ni asusta a nadie, ni a los chicos, que hoy por hoy, sólo le temen a que se cuelgue Windows o se corte Internet, y no puedan conectarse para navegar o conversar con sus amigos y amigas de Facebook que viven en las antípodas.
La cruda realidad es que el Caos ya está instalado por los funcionarios (y sus explicadores y comentaristas) que lo vienen pronosticando para fines de junio, con el sencillo objeto de asustar a la gente y, si el oficialismo pierde, o no gana, para poder echarle la culpa de todo lo que ocurra después a la oposición y decir “vieron, nosotros se los dijimos”)
Lo concreto es que la economía, la política y las instituciones ya no están funcionando adecuadamente y para el 29 de Junio faltan casi dos meses.
La cruda realidad es que la economía no explotará a partir del 29 de Junio, sino que ya acumula la suficiente cantidad de desequilibrios y distorsiones como para haber comenzado a explotar, o quizá a implotar, desde el año pasado con la crisis del campo, y desde antes también, cuando la inflación subestimada y negada por el Indec comenzó a crecer desde principios del año 2007, distorsionando también al resto de los precios relativos (incluido el dólar)
La cruda realidad es que si el país corre el riesgo de volver a una crisis parecida o diferente, mayor o menor, que la de 2001 y 2002, ello se deberá a la acumulación de los desequilibrios crecientes acumulados en los últimos dos años. Será peor, igual, más suave, pero no quedan dudas que se viene incubando hace tiempo, y cualquier economista serio puede demostrarlo con un pizarrón y una tiza.
La cruda realidad es que la crisis ya comenzó hace meses y meses, y no debido a la situación internacional, ni a la recesión de los países desarrollados, ni a la crisis financiera de los bancos norteamericanos o europeos, ni a la caída del precio de los commodities (la soja incluida, claro), ni a la recuperación del dólar en el mundo ni a las devaluaciones competitivas de los países vecinos. El modelo, eso que en el gobierno llaman “el modelo” (el económico, el político, institucional) es lo que comenzó a entrar en crisis hace dos años, en un círculo vicioso que se sigue acelerando.
Los indicadores del caos, bastante anteriores al próximo 29 de junio
< La persistente inseguridad en ascenso, calificada por el gobierno como una “sensación de inseguridad”. .
< La justicia que no funciona ante casos que rozan a los funcionarios, y en los casos habituales de inseguridad.
< Los discursos crispados, provocadores y amenazantes de Néstor Kirchner para quienes no piensan como él.
< El cambio recurrente y desordenado de las reglas del juego (las económicas y las demás).
< La destrucción progresiva de un clima de negocios que promueva las inversiones (hoy trascendió que se va Chevrón de la Argentina).
< La pérdida de independencia de los organismos y entidades que debieran ser autónomas (INDEC, AFIP, BCRA, organismos de control.
< La utilización de los recursos del Estado por el Gobierno (desde los helicópteros hasta la publicidad oficial con fines partidarios).
< La utilización permisiva y descontrolada de piquetes, escraches y protestas en rutas y calles del país.
< El adelantamiento de las elecciones por “culpa” de la crisis financiera global.
< Las fuerzas de seguridad de brazos caídos, ante los persistentes ataques y desautorizaciones oficiales.
< El deterioro institucional en ascenso.
< El “doble comando” en el gobierno de Cristina Kirchner.
< El manejo provocativo del gobierno en la crisis del campo, desatada por resolución 125 con las retenciones móviles, y una política anti-productiva y anti-exportadora hacia el sector más competitivo de la Argentina.
< La manipulación de las estadísticas oficiales y de los indicadores económicos que esconden la realidad, en vez de asumirla para poder establecer políticas para resolver los problemas.
< El desorden en la ciudad de Buenos Aires, generado por el intento de demostrar la “ineficacia” del PRO y de Mauricio Macri.
< El manejo discrecional de los fondos no coparticipados a través de los superpoderes, que controla a gobernadores e intendentes.
< Los ataques recurrentes a la libertad de prensa.
< La crisis sanitaria del Dengue y su criminal ocultamiento, iniciado en la provincia del Chaco.
< La anomia social en ascenso, que se ve en el ensimismamiento y la crispación de los argentinos, que no siguen las reglas, siguiendo el ejemplo que viene de arriba (el test es simple: transiten por cualquier calle de la ciudad).
< Las actitudes permisivas y demagógicas en el terreno educativo, imitadas por actitudes permisivas o ausentes de los padres.
< El desorden en las calles, en un escenario de aumento en los niveles de pobreza e indigencia, y su impacto sobre los jóvenes sin posibilidades de estudiar ni de conseguir un trabajo digno.
< El aumento del narcotráfico y la drogadicción, en todos los segmentos sociales.
< Etcétera.
Los indicadores de la implosión económica, anteriores al próximo 29 de junio
< Una recesión que los consultores privados más serios ubican en una caída del PIB de entre 2% y 4% para todo 2009, mientras el gobierno insiste –hasta ahora al menos- en que la economía continúa creciendo.
< La Argentina es posiblemente el único país del mundo con tasas de inflación en ascenso, ajustes tarifarios persistentes e inflación de costos, todo lo que llevará a que en 2009 se registre un nivel proyectado de aumento general de precios entre 13 y 15% anual.
< La consecuencia de estos dos hechos, en un mundo que muestra señales serias de deflación, es una riesgosa estanflación, en medio de un mundo que estimula a sus economías con reducciones y devoluciones de impuestos, esto eso, todo lo contrario.
< Un superávit fiscal en fuerte disminución, por la caída de la recaudación real y un gasto público que casi duplica el aumento de los recursos tributarios ingresados. La caída en la recaudación real, además, está suavizada por la estatización de las AFJPs y la ayuda de los aportes laborales, que ahora se contabilizan como recaudación pública y amortiguan el deterioro de las cuentas públicas.
< Un superávit comercial ubicado en u$s 3.556 millones en el primer trimestre del año, “gracias” a exportaciones que cayeron 26% e importaciones que cayeron 35%. Se trata del típico “ajuste” ortodoxo de las recesiones descripto por el Ing. Marcelo Diamand hace años (un excelente experto de la heterodoxia argentina), impulsado más por la feroz caída de las importaciones antes que por un ascenso de las exportaciones, fenómeno típico de los viejos ajustes argentinos que el gobierno niega que permitirá.
< Los expertos públicos y privados siguen discutiendo si la Argentina podrá o no podrá evitar un nuevo default en el año 2009, o en el 2010, cuando en los hechos la Argentina ya está defaulteando de manera poco transparente, a través del manejo de los índices de inflación que reducen los montos de los pagos por deuda pública en pesos ajustable por CER y a través de la estatización de las AFJPs, que no es otra cosa que el Estado se haya quedado con el stock de deuda pública emitida por el gobierno y colocado en las hoy estatizadas empresas de jubilación privada.
< Los indicadores de pobreza e indigencia volvieron a subir desde hace dos años, según fuentes privadas confiables que observan que el retorno de la inflación aumentó los precios de la canasta básica de alimentos, lo que empujó otra vez por debajo de las líneas de pobreza e indigencia a los sectores de más bajos recursos que estaban por encima de las mismas.
< Las empresas privadas no están iniciando nuevas búsquedas de empleo, han congelado sus vacantes y no reemplazan a los trabajadores que se van, además de reducir las horas extras, adelantar vacaciones y paradas técnicas, suspender personal, no renovar contratos temporarios y todo otro mecanismo de ajuste indoloro de su dotación de trabajo, en un intento por minimizar los problemas de empleo en una economía que ya está en recesión.
< Las ventas de bienes durables (propiedades, autos, electrodomésticos) cayeron hace varios meses y no se recuperaron, mientras que las ventas de bienes no durables al consumidor (incluido alimentos) empiezan a caer, si estos volúmenes de facturación a precios corrientes son deflactados por los índices de inflación estimados prudentemente por el sector privado y no por las cifras manipuladas y minimizadas por el Indec.
< La producción agropecuaria ha caído dramáticamente este año, lo que significará que el PIB del campo caerá este año entre 15% y 20%, aunque la causa no ha sido solamente la sequía que redujo la cosecha en bastante más de 20 millones de toneladas de granos, sino la disminución del área sembrada generada por la “política agropecuaria” del gobierno, la menor utilización de abonos y fertilizantes y, como consecuencia de todo ello, la menor productividad obtenida por hectárea sembrada.
< El interior del país, fuertemente dependiente de la actividad agropecuaria, se encuentra en una profunda crisis que afecta especialmente a las ciudades pequeñas y medianas, además de las grandes ciudades de la región pampeana.
< La producción industrial, según lo reconoce finalmente el Indec, cayó en el primer trimestre entre 2,1% y 2,3% respecto al primer trimestre del año pasado. Con todo, las cifras brindadas por entidades y por organismos privados muestran caídas bastante mayores en el mismo período. En el caso de FIEL, la caída relevada es de 13,1%. ¿A quien creerle?
< El sector de la construcción cayó en el primer trimestre del año 1,3% respecto a un año atrás (según el Indec, claro), aunque en abril la actividad de podría haber caído a una tasa que duplica a la del primer trimestre.
< Las reservas internacionales siguen cayendo pese al superávit comercial que aún exhibe la Argentina. Una estimación del Estudio Federico Muñoz y Asociados calcula que las mismas deberían estar hoy en un nivel cercano a los 54.500 millones de dólares, sino fuera por la persistente salida de capitales que se está registrando en la Argentina.
< De los precios relativos des balanceados, mejor no hablar.
< Etcétera.
Epílogo, una paradoja argentina: La única certeza es que habrá más incertidumbre
“Es, entonces, el caos o el caos, según la catastrófica mirada del ex presidente”, terminó Joaquín Morales Solá su columna de éste martes en La Nación, luego que el ex Presidente Ganancial descargara otro discurso crispado de los suyos, explicando, asustando, amenazando, con que “el país puede explotar” si el oficialismo pierde las elecciones, mientras el coro de ángeles del oficialismo agregaba –para que no queden dudas del mensaje- que el país podría volver a vivir una crisis como la de 2002.
Por si quedan dudas: los argentinos tendrán que elegir entre el caos que ha sido instalado por Néstor Kirchner en estos años o el caos que pronostica el “ex” presidente si el gobierno pierde las elecciones legislativas y decide profundizar el modelo. Es Guatemala o Guatepeor. Lo que no quiere decir otra cosa, para la economía y para la política, que de una u otra forma persistirá la incertidumbre luego de las elecciones, y que hasta podría aumentar.
Pero no será la oposición la generadora del caos, queda claro, ni la crisis mundial. Afortunadamente, la gran mayoría de los argentinos no quieren el caos, están cansados de la crispación y las faltas de respeto (por decirlo suavemente). Tampoco la supuestamente “inexistente” oposición (que goza de buena salud, aunque le falten un poco de grandeza y coraje) quiere el caos (sea el peronismo más el PRO, sea la coalición más la UCR), de hecho se muestran prudentes, y no sólo no lo promoverán, sino que se están comportando con prudencia y mesura y no alimentarán situaciones de desestabilización, todo lo contrario.
¿Puede volver la Argentina a sufrir una crisis como la del 2001 o 2002 si gana la oposición?
Se trata de un falso dilema, porque hay que reconocer que la crisis ya está aquí, profundizándose, aunque con otras características que difieren de lo ocurrido en aquellos dos años traumáticos.
Es posible que se acentúe, pero no si gana la oposición, sino en el caso que el oficialismo (gane, empate o pierda) profundice desesperadamente el actual modelo en el segundo semestre, en su conocida costumbre “machista” de doblar la apuesta y los errores, una y otra vez.
La realidad es que los motores más importantes de la recuperación económica del período 2003-2007 (el campo, la industria automotriz, la construcción y el turismo) pueden revertirse y hasta “revivirse” rápidamente con señales adecuadas, ya que los fundamentos económicos no lucen para una explosión como la pronosticada por el oficialismo.
La pregunta entonces es si el Kirchnerismo en el poder, pero sin mayoría en el Congreso, será capaz de dialogar, moderarse y acercarse a la simple e innegable realidad, que no luce tan mala y revela una crisis dolorosamente innecesaria, aunque la opinión generalizada es que no será capaz de hacerlo, y este es el principal problema para el día 29 de junio.
Como dijo Mauricio Macri, al fin con una salida creativa y optimista: “La única explosión que habrá será de alegría si pierden los Kirchner”
Mejor que Nik, esta vez.
Aunque nadie quiere que pierdan: “Sólo ellos siguen mostrando una vocación increíble para el suicidio”
Jorge Ávila
Hola gente, amigos y no tan amigos. Patricia Paltrow está contenta, y cuando ella está contenta la vida es más agradable incluso para mí, ya que no sólo su alegría es contagiosa, sino que hasta logra neutralizar el mal humor que provocan los aterradores discursos de esta semana del célebre pensador Néstor Kirchner, así como los comentarios que siempre le agregan en los días siguientes sus ciegos admiradores y sus sabios “explicadores”, incluida ahora su mujer, la Presidente legal.
Increíbles comentarios, claro está. Comentarios casi antidemocráticos, por cierto, viniendo de la titular del Poder Ejecutivo de un gobierno elegido, justamente, gracias a la democracia que ahora ella misma cuestiona implícitamente, o no tanto, en la medida que las encuestas no le son favorables al FPV.
Pero vayamos por partes. Ante todo, se preguntarán cómo Paltrow está de tan buen humor, luego de conocerse que el PIB de los iúesei cayó 6,1% en el primer trimestre, luego del 6,3% de caída del IV trimestre del año 2008 y del 0,5% en el tercer trimestre, y para colmo en medio de una pandemia global que podría convertirse en un pandemónium global? “Ay, flaquito, vos no entendés nada, todo es relativo, las cosas podrían ser mucho peores –me dijo recién por el skype desde su buró en WS-. Hace tres meses los pronosticadores del Apocalipsis nos anunciaban que estábamos en una crisis tamaño 1930, pero todo indica que Obama y sus muchachos y no tan muchachos están haciendo las cosas bastante bien, y de hecho los índices de confianza repuntaron desde sus niveles de subsuelo, mientras que el nivel de inventarios bajó bastante, anticipando que el segundo trimestre podría mostrar una caída menor del PIB a la del primero, mientras el pánico está cediendo, la crisis financiera ya tocó fondo, el mercado está suavemente comprador y la crisis económica, pese a los vendedores de pálidas y pesimistas varios, está también cerca de tocar fondo, ya vas a ver”
Y siguió así, un poco desaforada mientras seguía hace semanas viene comprando XLF (bancos) para sus clientes y empezaba a comprar selectivamente un poco de economía real. “¿Qué apostamos que estamos mal pero vamos bien, gordito?, te juego una colección completa de mis besos que más te gustan para cuando nos encontremos en “Vicky Cristina Barcelona” en dos semanas, si es que la salud mundial nos deja viajar a Spain, claro, sino organizamos una Deit más cerquita” me dijo hace un rato, con un ataque de esa exuberancia irracional que tan bien le queda con ese touch primaveral que suele distraer a los operadores en la city, tipos estresados si los hay, aunque no puedan resistirse a verla pasar cuando ella se les cruza por la oficina en simples jeans clásicos muy tiro corto (bastante por debajo del famoso ombliguito, claro), sandalias chatitas de Gucci Fifth Avenue (200 euros, ¿qué tal?) y una discreta camisa blanca siempre un poco desabrochada de tan distraída que anda por la vida, mientras habla en tres idiomas al mismo tiempo con el telefonito bluetooth colgado de su oreja, disimulado por sus rulos a veces rubios, a veces castaños, junous, mientras no mira a nadie con sus ojos azul-celestes.
Nunca entenderé cómo todavía no la contrató Michel Bloomberg para analizar los mercados para quienes los miran por TV.
Lo concreto es que estaba contenta pese a todo, le encanta acertar, además, y como los mercados siguen ¡pum para arriba! (aunque hoy jueves empataron por el efecto Chrysler), me dijo “gordito te quie..” y se cortó, claro, como si los teléfonos estuvieran pinchados por operadores inexpertos, como en la Argentina K.
Pero en este caso, fue sólo su aceleración por radio al cuadrado.
Y mientras pasaba todo esto en los EE.UU., mientras la Organización Mundial de la Salud decidía subir a 5 el nivel de alerta mundial (el máximo es 6) porque la gripe porcina desarrolló focos autónomos en más de dos países y no muestra señales de disminución, yo me pregunté lo que todos se preguntan hace semanas.
¿Qué pasará el 29 de junio en la Argentina, “el día después” de las próximas elecciones legislativas que en un país serio debieran ser un hecho normal?
La respuesta no es fácil en este momento: ¿Hay algo más parecido a hacer horóscopos que ser economista en la Argentina, para tratar de responder qué pasará después de la caída?
Porque si algo queda cada día más claro, es que el oficialismo perderá la mayoría en el Congreso, cuando menos en Diputados, y quizá también en Senadores, lo que implica un escenario que en cualquier país del mundo podría manejarse con diálogo, pero que en la Argentina será crítico porque en el Gobierno la palabra diálogo no está en el diccionario.
¿Y después que?
Después viene la palabra “incertidumbre”, pero no la generada por la oposición, ni por los votantes, ni por la gente, sino sólo por lo que está generando el mismo oficialismo, que de tanto asustarse y asustar con el caos, no es capaz de ver que la Argentina ya está en medio del caos, un caos generado justamente por quienes lo pronostican.
Capítulo único: el Kaos llegó hace tiempo y el país no explotará, en todo caso ya está “implotando”
Amigos y no tan amigos. La “agenda” infantil que quiere fijar el gobierno nacional –asistido por algunos gobernadores e intendentes condicionados por la presión oficial- intenta convencer a la gente que la opción será entre ellos y el caos. Si la gente vota al peronismo disidente (que quizá sea más peronista que el kircherismo, de paso), o a la Coalición Cívica, o a cualquier candidato que no sea del Frente para la Victoria, sobrevendría en la Argentina de manera fatal el Caos, explican, como si estuviéramos en una remake subdesarrollada del superagente 86, en donde Caos y Control siguen peleando hace décadas en el canal Retro. Y ello llevaría a su vez a una explosión económica, amenazan, sugieren, asustan, que nos transportaría otra vez a la traumática situación sufrida por el país en los años 2001-2002.
Es una maniobra infantil, que subestima a la gente, parecida a las que usaban algunos padres en el pasado, cuando querían lograr que los chicos se “portaran bien” o se fueran a dormir, asustándolos con el famoso “cuco”
¡Llamen al superagente 86! ¡Llamen a Maxwell Ksmart, temible operario del recontra-espionaje!
(La eterna lucha entre Kaos y Kontrol)
Pero asustar con el “Cuco” ya no lo cree nadie, ni asusta a nadie, ni a los chicos, que hoy por hoy, sólo le temen a que se cuelgue Windows o se corte Internet, y no puedan conectarse para navegar o conversar con sus amigos y amigas de Facebook que viven en las antípodas.
La cruda realidad es que el Caos ya está instalado por los funcionarios (y sus explicadores y comentaristas) que lo vienen pronosticando para fines de junio, con el sencillo objeto de asustar a la gente y, si el oficialismo pierde, o no gana, para poder echarle la culpa de todo lo que ocurra después a la oposición y decir “vieron, nosotros se los dijimos”)
Lo concreto es que la economía, la política y las instituciones ya no están funcionando adecuadamente y para el 29 de Junio faltan casi dos meses.
La cruda realidad es que la economía no explotará a partir del 29 de Junio, sino que ya acumula la suficiente cantidad de desequilibrios y distorsiones como para haber comenzado a explotar, o quizá a implotar, desde el año pasado con la crisis del campo, y desde antes también, cuando la inflación subestimada y negada por el Indec comenzó a crecer desde principios del año 2007, distorsionando también al resto de los precios relativos (incluido el dólar)
La cruda realidad es que si el país corre el riesgo de volver a una crisis parecida o diferente, mayor o menor, que la de 2001 y 2002, ello se deberá a la acumulación de los desequilibrios crecientes acumulados en los últimos dos años. Será peor, igual, más suave, pero no quedan dudas que se viene incubando hace tiempo, y cualquier economista serio puede demostrarlo con un pizarrón y una tiza.
La cruda realidad es que la crisis ya comenzó hace meses y meses, y no debido a la situación internacional, ni a la recesión de los países desarrollados, ni a la crisis financiera de los bancos norteamericanos o europeos, ni a la caída del precio de los commodities (la soja incluida, claro), ni a la recuperación del dólar en el mundo ni a las devaluaciones competitivas de los países vecinos. El modelo, eso que en el gobierno llaman “el modelo” (el económico, el político, institucional) es lo que comenzó a entrar en crisis hace dos años, en un círculo vicioso que se sigue acelerando.
Los indicadores del caos, bastante anteriores al próximo 29 de junio
< La persistente inseguridad en ascenso, calificada por el gobierno como una “sensación de inseguridad”. .
< La justicia que no funciona ante casos que rozan a los funcionarios, y en los casos habituales de inseguridad.
< Los discursos crispados, provocadores y amenazantes de Néstor Kirchner para quienes no piensan como él.
< El cambio recurrente y desordenado de las reglas del juego (las económicas y las demás).
< La destrucción progresiva de un clima de negocios que promueva las inversiones (hoy trascendió que se va Chevrón de la Argentina).
< La pérdida de independencia de los organismos y entidades que debieran ser autónomas (INDEC, AFIP, BCRA, organismos de control.
< La utilización de los recursos del Estado por el Gobierno (desde los helicópteros hasta la publicidad oficial con fines partidarios).
< La utilización permisiva y descontrolada de piquetes, escraches y protestas en rutas y calles del país.
< El adelantamiento de las elecciones por “culpa” de la crisis financiera global.
< Las fuerzas de seguridad de brazos caídos, ante los persistentes ataques y desautorizaciones oficiales.
< El deterioro institucional en ascenso.
< El “doble comando” en el gobierno de Cristina Kirchner.
< El manejo provocativo del gobierno en la crisis del campo, desatada por resolución 125 con las retenciones móviles, y una política anti-productiva y anti-exportadora hacia el sector más competitivo de la Argentina.
< La manipulación de las estadísticas oficiales y de los indicadores económicos que esconden la realidad, en vez de asumirla para poder establecer políticas para resolver los problemas.
< El desorden en la ciudad de Buenos Aires, generado por el intento de demostrar la “ineficacia” del PRO y de Mauricio Macri.
< El manejo discrecional de los fondos no coparticipados a través de los superpoderes, que controla a gobernadores e intendentes.
< Los ataques recurrentes a la libertad de prensa.
< La crisis sanitaria del Dengue y su criminal ocultamiento, iniciado en la provincia del Chaco.
< La anomia social en ascenso, que se ve en el ensimismamiento y la crispación de los argentinos, que no siguen las reglas, siguiendo el ejemplo que viene de arriba (el test es simple: transiten por cualquier calle de la ciudad).
< Las actitudes permisivas y demagógicas en el terreno educativo, imitadas por actitudes permisivas o ausentes de los padres.
< El desorden en las calles, en un escenario de aumento en los niveles de pobreza e indigencia, y su impacto sobre los jóvenes sin posibilidades de estudiar ni de conseguir un trabajo digno.
< El aumento del narcotráfico y la drogadicción, en todos los segmentos sociales.
< Etcétera.
Los indicadores de la implosión económica, anteriores al próximo 29 de junio
< Una recesión que los consultores privados más serios ubican en una caída del PIB de entre 2% y 4% para todo 2009, mientras el gobierno insiste –hasta ahora al menos- en que la economía continúa creciendo.
< La Argentina es posiblemente el único país del mundo con tasas de inflación en ascenso, ajustes tarifarios persistentes e inflación de costos, todo lo que llevará a que en 2009 se registre un nivel proyectado de aumento general de precios entre 13 y 15% anual.
< La consecuencia de estos dos hechos, en un mundo que muestra señales serias de deflación, es una riesgosa estanflación, en medio de un mundo que estimula a sus economías con reducciones y devoluciones de impuestos, esto eso, todo lo contrario.
< Un superávit fiscal en fuerte disminución, por la caída de la recaudación real y un gasto público que casi duplica el aumento de los recursos tributarios ingresados. La caída en la recaudación real, además, está suavizada por la estatización de las AFJPs y la ayuda de los aportes laborales, que ahora se contabilizan como recaudación pública y amortiguan el deterioro de las cuentas públicas.
< Un superávit comercial ubicado en u$s 3.556 millones en el primer trimestre del año, “gracias” a exportaciones que cayeron 26% e importaciones que cayeron 35%. Se trata del típico “ajuste” ortodoxo de las recesiones descripto por el Ing. Marcelo Diamand hace años (un excelente experto de la heterodoxia argentina), impulsado más por la feroz caída de las importaciones antes que por un ascenso de las exportaciones, fenómeno típico de los viejos ajustes argentinos que el gobierno niega que permitirá.
< Los expertos públicos y privados siguen discutiendo si la Argentina podrá o no podrá evitar un nuevo default en el año 2009, o en el 2010, cuando en los hechos la Argentina ya está defaulteando de manera poco transparente, a través del manejo de los índices de inflación que reducen los montos de los pagos por deuda pública en pesos ajustable por CER y a través de la estatización de las AFJPs, que no es otra cosa que el Estado se haya quedado con el stock de deuda pública emitida por el gobierno y colocado en las hoy estatizadas empresas de jubilación privada.
< Los indicadores de pobreza e indigencia volvieron a subir desde hace dos años, según fuentes privadas confiables que observan que el retorno de la inflación aumentó los precios de la canasta básica de alimentos, lo que empujó otra vez por debajo de las líneas de pobreza e indigencia a los sectores de más bajos recursos que estaban por encima de las mismas.
< Las empresas privadas no están iniciando nuevas búsquedas de empleo, han congelado sus vacantes y no reemplazan a los trabajadores que se van, además de reducir las horas extras, adelantar vacaciones y paradas técnicas, suspender personal, no renovar contratos temporarios y todo otro mecanismo de ajuste indoloro de su dotación de trabajo, en un intento por minimizar los problemas de empleo en una economía que ya está en recesión.
< Las ventas de bienes durables (propiedades, autos, electrodomésticos) cayeron hace varios meses y no se recuperaron, mientras que las ventas de bienes no durables al consumidor (incluido alimentos) empiezan a caer, si estos volúmenes de facturación a precios corrientes son deflactados por los índices de inflación estimados prudentemente por el sector privado y no por las cifras manipuladas y minimizadas por el Indec.
< La producción agropecuaria ha caído dramáticamente este año, lo que significará que el PIB del campo caerá este año entre 15% y 20%, aunque la causa no ha sido solamente la sequía que redujo la cosecha en bastante más de 20 millones de toneladas de granos, sino la disminución del área sembrada generada por la “política agropecuaria” del gobierno, la menor utilización de abonos y fertilizantes y, como consecuencia de todo ello, la menor productividad obtenida por hectárea sembrada.
< El interior del país, fuertemente dependiente de la actividad agropecuaria, se encuentra en una profunda crisis que afecta especialmente a las ciudades pequeñas y medianas, además de las grandes ciudades de la región pampeana.
< La producción industrial, según lo reconoce finalmente el Indec, cayó en el primer trimestre entre 2,1% y 2,3% respecto al primer trimestre del año pasado. Con todo, las cifras brindadas por entidades y por organismos privados muestran caídas bastante mayores en el mismo período. En el caso de FIEL, la caída relevada es de 13,1%. ¿A quien creerle?
< El sector de la construcción cayó en el primer trimestre del año 1,3% respecto a un año atrás (según el Indec, claro), aunque en abril la actividad de podría haber caído a una tasa que duplica a la del primer trimestre.
< Las reservas internacionales siguen cayendo pese al superávit comercial que aún exhibe la Argentina. Una estimación del Estudio Federico Muñoz y Asociados calcula que las mismas deberían estar hoy en un nivel cercano a los 54.500 millones de dólares, sino fuera por la persistente salida de capitales que se está registrando en la Argentina.
< De los precios relativos des balanceados, mejor no hablar.
< Etcétera.
Epílogo, una paradoja argentina: La única certeza es que habrá más incertidumbre
“Es, entonces, el caos o el caos, según la catastrófica mirada del ex presidente”, terminó Joaquín Morales Solá su columna de éste martes en La Nación, luego que el ex Presidente Ganancial descargara otro discurso crispado de los suyos, explicando, asustando, amenazando, con que “el país puede explotar” si el oficialismo pierde las elecciones, mientras el coro de ángeles del oficialismo agregaba –para que no queden dudas del mensaje- que el país podría volver a vivir una crisis como la de 2002.
Por si quedan dudas: los argentinos tendrán que elegir entre el caos que ha sido instalado por Néstor Kirchner en estos años o el caos que pronostica el “ex” presidente si el gobierno pierde las elecciones legislativas y decide profundizar el modelo. Es Guatemala o Guatepeor. Lo que no quiere decir otra cosa, para la economía y para la política, que de una u otra forma persistirá la incertidumbre luego de las elecciones, y que hasta podría aumentar.
Pero no será la oposición la generadora del caos, queda claro, ni la crisis mundial. Afortunadamente, la gran mayoría de los argentinos no quieren el caos, están cansados de la crispación y las faltas de respeto (por decirlo suavemente). Tampoco la supuestamente “inexistente” oposición (que goza de buena salud, aunque le falten un poco de grandeza y coraje) quiere el caos (sea el peronismo más el PRO, sea la coalición más la UCR), de hecho se muestran prudentes, y no sólo no lo promoverán, sino que se están comportando con prudencia y mesura y no alimentarán situaciones de desestabilización, todo lo contrario.
¿Puede volver la Argentina a sufrir una crisis como la del 2001 o 2002 si gana la oposición?
Se trata de un falso dilema, porque hay que reconocer que la crisis ya está aquí, profundizándose, aunque con otras características que difieren de lo ocurrido en aquellos dos años traumáticos.
Es posible que se acentúe, pero no si gana la oposición, sino en el caso que el oficialismo (gane, empate o pierda) profundice desesperadamente el actual modelo en el segundo semestre, en su conocida costumbre “machista” de doblar la apuesta y los errores, una y otra vez.
La realidad es que los motores más importantes de la recuperación económica del período 2003-2007 (el campo, la industria automotriz, la construcción y el turismo) pueden revertirse y hasta “revivirse” rápidamente con señales adecuadas, ya que los fundamentos económicos no lucen para una explosión como la pronosticada por el oficialismo.
La pregunta entonces es si el Kirchnerismo en el poder, pero sin mayoría en el Congreso, será capaz de dialogar, moderarse y acercarse a la simple e innegable realidad, que no luce tan mala y revela una crisis dolorosamente innecesaria, aunque la opinión generalizada es que no será capaz de hacerlo, y este es el principal problema para el día 29 de junio.
Como dijo Mauricio Macri, al fin con una salida creativa y optimista: “La única explosión que habrá será de alegría si pierden los Kirchner”
Mejor que Nik, esta vez.
Aunque nadie quiere que pierdan: “Sólo ellos siguen mostrando una vocación increíble para el suicidio”
Jorge Ávila
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