"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 11 de mayo de 2009

El Siglo XXI nos encontro "dominados"... *

by Jose Benegas
* El Siglo XXI nos hallará unidos o dominados (Juan D. Perón)

Salvo un sector geográfico circundante a la ciudad de Buenos Aires el país odia a Néstor Kirchner, sin embargo aún así puede alzarse con el laurel de permanecer como primera minoría. La razón es que en ese pequeño sector se concentra casi el 40% del electorado. El hijo de Duhalde ha jugado el juego con máxima crudeza y se aseguró de utilizar el dinero que un sistema constitucional destrozado le provee para obligar a los caciques del lugar a poner la cara por él. Este juego de conquista de democracia no tiene nada. A la democracia juegan sólo las víctimas del déspota y no él, porque parten de su adoctrinamiento que ha sido aceptar el resultado del cohecho masivo como un imperativo categórico llamándolo “voluntad popular”.

¿Qué tiene de particular ese sector geográfico? Es el destinatario más directo del “reparto de riqueza” y por tanto concentra pobreza. Si alguna duda queda de que el “estado de bienestar” conduce a la pobreza, no sólo de los sectores marginales de la economía que pagan las consecuencias de la extracción de recursos, sino sobre todo de los destinatarios que son convertidos en parásitos, este sector destinatario de todos los repartos habidos y por haber que es cada vez más pobre es toda la prueba que se necesita para despejarla. El estado los destruye en su capacidad productiva y los convierte en mendicantes y tal vez a sus hijos también. Los resultados están a la vista, cada vez hay más pobreza donde el estado invierte más dinero ajeno para paliarla. El circuito se alimenta a si mismo. No ha sido la maldad de los peronistas lo que produjo este hiper-populismo, sino la “bondad” de los creyentes de la socialdemocracia lo que produjo al peronismo.

De la democracia a la dictadura del repartidor, un sistema que es hijo de ese “bienestar” combinado con la falacia moral que hay detrás de la moralina impositiva. La democracia como tal, con todas sus limitaciones parte de un pacto moral, no de una legalidad meramente política. Elegimos gobierno porque somos iguales y nos respetamos por igual. Votamos al administrador del edificio porque va a resolver la rotura de un caño, no porque haga falta que alguien determine quién se impone sobre quién. Quién se impone sobre quién sólo se decide con las armas en la mano. Se llama guerra, no democracia.

Tampoco el administrador decidirá qué vamos a comer esta noche o el color de las cortinas del departamento. Si el administrador fuera a determinar tal cosa no aceptaríamos votarlo. Una parte, los más fuertes, deberían imponérselo a los otros por la fuerza. Pero si quisieran ahorrarse algunas balas también podrían instruirlos en una moralina por la que la minoría se crea obligada a someterse. Aunque sería difícil que a esa escala se reprodujera un esquema tan irracional; las moralinas generalizadas requieren cierta distancia macro. De cerca el administrador se ve como lo que es. Un tipo.

El tipo que resulta de la elección está tan lejos que no necesita una mayoría para tener en sus manos los derechos de los otros. Le basta ser la primera minoría si el resto está convencido de que eso le da derecho a quedarse con lo ajeno. Así un pequeño sector del país impone las reglas al resto. Las reglas son que ellos reciben, los demás ponen. Una situación similar a la vivida por el Virreinato respecto de la corona española que llevó a tomar medidas en lugar de creerse el cuento de la divinidad monárquica. Hoy la moralina es electoral, pero los términos del problema no variaron demasiado.

El país es víctima del conurbano ¿Qué va a hacer con eso? La colonia era pobre por ser víctima de la corona. Por lo tanto se independizó y aunque llevó varias décadas tomar provecho real de eso a la larga salió adelante. Para los socialistas de todos los colores los pobres, y en particular el conurbano, es víctima de los ricos. Raras víctimas que no quieren independizarse.

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