"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 23 de julio de 2009

El tiempo y los Kirchner...

Circo criollo

Daniel Della Costa
Para LA NACION

La gente es mala y comenta que el Gobierno no hace más que dilatar la solución de los problemas y que, con la gripe porcina, por ejemplo, ha logrado un gran triunfo dialéctico, pero los microbios siguen haciendo de las suyas como si sólo les hubieran tirado flit.
Lo que ocurre es que a esa misma gente le resulta más fácil criticar que hacerse cargo de los problemas que enfrenta el matrimonio K.
Cuando con un poco de voluntad, otro poco de memoria y de sentido común, sería mucho más fácil entender lo que está ocurriendo, sacar las debidas conclusiones y comportarse de una manera más educada.

En primer lugar, hay que recordar que aún les faltan casi dos años y medio de gobierno, lo que no es moco de pavo cuando acaban de perder unas elecciones, el efecto soja ha dejado de alumbrar el camino.
Las cifras de la cruda realidad no pueden ya escamotearlas ni el mismísimo Moreno, la oposición no para de darle como en bolsa y a los amigos que el oro les produjo, comienza a vérseles nada más que la espalda.

En estas condiciones, cualquiera, hasta Talleyrand, el mismísimo Mazarino o un estratega como el flaco Menotti, aconsejaría lo mismo: “Muchachos, hay que parar la pelota, tirarla fuera o esconderla, para, primero, evitar la goleada y, luego de eso, pensar qué se hará más adelante para salir de este embrollo”.

De allí que luego de intentar lo imposible ("perdimos por muy poquito", "ganamos en Calafate"), no quedó más que acudir al santo remedio del diálogo, tan embrollado, tan sin temario ni propósito, tan multitudinario e impersonal, que garantizara que de allí no habrá de salir absolutamente otra cosa que la posibilidad de herrumbrar el tiempo sobrante, dejarlo envejecer sin pena ni gloria.

Y que transcurra apenas matizado por la pertinaz caza de los traidores por parte del presidente matrimonial, prolijos cambios de ministros encaminados a dejar todo como estaba y las ya casi graciosas reapariciones del inefable Moreno.
Cuyo papel no parece ser ya el de disfrazar toda realidad estadística adversa, sino, acaso principalmente, el de esmerilar a los ministros de Economía, para que su cabeza, lo mismo rulienta, que calva o bien peinada, pueda estar siempre a disposición del único que sabe de estas cosas, el tenebroso, pero infalible doctor
"Lupín" (apodo de Kirchner en Río Gallegos - Santa Cruz)

Y mientras esto ocurre o se da curso a otras iniciativas que conduzcan al mismo pozo negro de esta segunda presidencia, a escondidas y en silencio se reza, con las manos bien juntas, para que ocurra algo que aleje las miradas de este ominoso presente, las traslade a otros paisajes o las envuelva en vislumbres de esperanza.
Para lo cual sirve lo mismo un viaje en pos de la restauración de un presidente depuesto en América Central, que el chispazo de un repunte de la soja o la posibilidad de que China se ponga al hombro este mundo en crisis y hasta el abrojo pampeano cuente con una excelente cotización internacional, ya que con él esta gente es capaz de hacer unas sopas como para chuparse los dedos.

"Ahora me explico”, dijo el reo de la cortada de San Ignacio - por qué la Presidenta siente que la interrogan cada vez que la enfrenta un periodista...
Para mí que no tiene ni idea de cómo salimos de esto y, además, le agarra la pavura de que le pregunten cómo fue que hicieron tanta guita"

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