"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 13 de septiembre de 2009

Cuando el ego excluye al genio...

Ari Paluch Periodista

En el mundo de la espiritualidad se suele explicar que la genialidad o don divino tiende a diluirse frente al ego, falso ser que se convierte en nuestro oponente. Cualquiera de nosotros y Maradona no es la excepción, derrocha su talento en la medida que expande su "yo soy" en detrimento de su ser.

La parábola de quien todo lo recibe para después administrarlo mal y finalmente perderlo, forma parte de la historia de la humanidad y encarna una notable enseñanza que ninguno de nosotros debería descartar.

La genialidad no es mérito del genio, se trata de un préstamo que recibe y que bien administrado al servicio de los demás termina potenciando aún más aquella genialidad.
Podríamos concluir que tal vez el mayor aporte que el genio pueda hacer no es precisamente aquello que lo convierte en tal, sino la forma en que lo dosifica y lo utiliza en beneficio de los demás y en consecuencia, en beneficio propio.

Diego Armando Maradona ha quedado en la historia como el mejor futbolista que esta tierra haya dado y paradójicamente, como el peor director técnico a la fecha en la historia de nuestra selección desde que se juegan las eliminatorias.

Es extraña la vida o tal vez misteriosa, o quizás simplemente lo que podemos decir es que la vida es sabia.
Aún a aquellos a los que increíblemente se los compara con Dios, les llega el momento en que deben ser concientes de sus limitaciones para poder desde la humildad diluir el ego, expandir la conciencia y recuperar genialidad.

Diego Armando Maradona se ha caracterizado por ser un crítico permanente y eventualmente, descalificador de aquellos a los que les tocaba protagonizar situaciones como las que él ahora atraviesa.
Incluso frente a rendimientos, performances o resultados no tan desfavorables como los que él ahora protagoniza.
No tubo dudas en cuestionar severamente a quienes aparecían como responsables, ya fueran técnicos, jugadores o dirigentes.

En una propuesta casi esquizofrénica pensemos por un segundo como reaccionaría Maradona frente a lo que hoy le sucede a la selección si él no fuera el técnico actual de la misma.
Sin ir más lejos, cualquiera que revise las constantes y en muchos casos desmesuradas críticas de Diego a los técnicos del equipo nacional concluiría que hoy el medio le tiene una compasión que él en general no supo tener con ellos.

Hecho que se vería notablemente remarcado si fuese cierto que el propio Maradona azuzó a los referentes del plantel del ciclo de Basile para que no se esforzaran demasiado en pos de la continuidad de éste, de manera tal que el puesto vacante fuera para él.

Al término del partido con Paraguay, requerido por la prensa, Maradona perdió el match por segunda vez.
El técnico argentino lejos de admitir que su equipo no funciona como tal y que esta situación se repite con desaconsejable frecuencia, recurrió a su ego para echar culpas a la prensa, a la que amenaza esperar con los ‘botines de punta’ y a la que calificó bajo el mote gastronómico de panqueques.

Seguramente en el periodismo nacional habrá algunos exponentes excesivamente volátiles, provistos de una ciclotimia muchas veces condicionada a raros intereses, pero además de no constituir mayoría, no tienen por costumbre integrar ni el plantel que sale a la cancha ni el cuerpo técnico que dirige a quienes si lo hacen.

Maradona presa de su ego se pone a la defensiva, con una intensidad que ojalá tuvieran los defensores que integran su equipo y se ilusiona con tomarse revancha.
Y enojado, no básicamente por el hecho de que su equipo juega mal sino porque hay quienes se animan a señalarlo.

Diego se ha caracterizado siempre por ser un tipo muy inteligente,y,más allá de sus vaivenes emotivos, como una persona de buenos sentimientos.
Ojalá que la inteligencia dé lugar a la sabiduría y el ego le haga espacio a la genialidad en vez de excluirla.

Si así fuera Maradona tendrá la posibilidad de subirse triunfante a aquella calesita a la que se refirió en la noche en Asunción como metáfora de las vueltas de la vida.

Es cierto que una vez el carrusel lo llevó a ganar la Copa del Mundo gracias a su notable capacidad para quedarse con la sortija, pero también es real que en la vida si no soltamos al ego, la calesita puede hacer un giro dramático que nos hace perder la sortija y nos cuesta mucho recuperarla aunque creamos tener la ‘mano de Dios’

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