Los comunistas y los nazis ya intentaron en el pasado construir un mundo sin religiones por las que haya que matar o ser muerto y para ello masacraron a cien millones de personas. El yihadismo es una ideología tan intolerante y totalitaria como el comunismo y el fascismo, aunque a diferencia de los anteriores, si acepta la religión, pero solo la suya y mata por eso.
Por George Chaya gentileza para Nuevo Encuentro
Más de 13.750 personas han sido asesinadas por la ideología de la yihad en el norte de Nigeria desde la introducción de la sha’ria en 2001. Pasados 10 días del brutal crimen de 500 civiles indefensos en la aldea de Dogo, es muy triste, frustrante y repugnante observar que alcanzan los dedos de una mano para registrar las agencias de prensa que recogieron la noticia, los organismos de derechos humanos que se expresaron ante esta barbarie, o la dirigencia política del mundo libre que haya realizado reales esfuerzos por investigar y juzgar a los asesinos.
Pero para los cristianos de Oriente no es nuevo este tipo de situaciones.
Estas horribles masacres se han venido sucediendo por muchísimo tiempo contra civiles cristianos en Irak, Egipto, Sudán, Líbano, Turquía, Pakistán, Nigeria y muchos otros países donde el asesinato a sangre fría y la barbarie contra las minorías es un estilo de vida.
Informarse sobre estas brutales matanzas debería hacer que aquellos, los que no alinean con la cobardía intelectual, se pregunten ¿por qué esto está ocurriendo y si realmente estamos viviendo en el siglo XXI o en la Era de Piedra?
La pregunta que todo ciudadano honorable debe efectuarse es ¿por qué las Naciones Unidas, las Organizaciones de Derechos Humanos, las autoridades religiosas y el mundo libre permiten que se ejecuten esos crímenes horrendos y por qué el Vaticano se mantiene en silencio ante tales atrocidades y los regímenes islámicos hacen la vista gorda con los autores que nunca son castigados ni sometidos a juicio? ¿Cómo es que estos despiadados y sádicos asesinos; sus líderes y dignatarios religiosos pueden realizar este tipo de carnicería impunemente contra civiles desarmados, incluidos niños, mujeres y ancianos sólo por ser cristianos?
La respuesta: es que “son cobardes de escritorio, hombres de papel” que han perdido todo principio ético y moral, ya ni hablamos de normativas jurídicas en defensa de la vida humana, son burócratas de la marginalidad y el miedo que se niegan a reconocer que este es otro ejemplo exteriorizado y fiel del peligro del fundamentalismo yihadista, ese mismo fundamentalismo que ha desnudado una vez más la cobardía de Occidente y el mundo árabe por igual, mientras hablan ignorantemente de luchas tribales y étnicas para encontrar una salida elegante a algo abominable como lo que ha sido ese crimen; cuando en realidad estamos ante el rostro más criminal y abyecto del integrismo religioso en tierras nigerianas, pero al parecer es incorrecto decirlo y nadie habla de ello, por tanto, no se sanciona a los salvajes asesinos.
Los comunistas y los nazis ya intentaron en el pasado construir un mundo sin religiones por las que haya que matar o ser muerto y para ello masacraron a cien millones de personas.
El yihadismo es una ideología tan intolerante y totalitaria como el comunismo y el fascismo, aunque a diferencia de los anteriores, si acepta la religión, pero solo la suya y mata por eso. Hechos como los de Nigeria demuestran que no puede convivir pacíficamente con personas de otras creencias o ideas. Las autoridades nigerianas deberán rendir cuentas de su fracaso en la protección de sus ciudadanos cristianos ante el crimen del que fueron objeto en la aldea de Dogo, Nahawa, y deberían hacerlo ante la Corte Penal Internacional; pero la ONU, la UE, el Vaticano, las Organizaciones de Derechos Humanos, el mundo libre y todos los países musulmanes deberían haber adoptado una posición valiente y ética aportando todos los medios disponibles para poner fin a éste genocidio hace mucho tiempo atrás, y no sólo en Nigeria, sino en todos los países donde cristianos, bahais y otras minorías están siendo asesinados o privados de sus derechos.
Aquí no hay controversia, todo lo acaecido en la aldea de Dogo está muy claro; los asesinos y sus líderes no llegaron de Washington o de Tel Aviv, no usaron pasaportes británicos, suecos ni franceses. Sin embargo, todo lo que se oye de los “aliancistas civilizadores” occidentales hasta el momento: es un escandaloso y repugnante silencio.
George Chaya (chaya@semanarioatlantico.com) es escritor, docente y analista político internacional experto en asuntos de Oriente Medio e Iberoamérica. Escribe regularmente para periódicos de España y los Estados Unidos.
Boletín Info-RIES nº 1102
-
*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
No hay comentarios:
Publicar un comentario