"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo: La cena del Señor con los suyos (ciclo “C”)

Jueves 1 de Abril de 2010

La cena del Señor con los suyos (ciclo “C”)

Tema: (Juan 13,1-15 (ciclo “C”) Jesús indica a los discípulos el lugar para celebrar la cena.
Una vez reunidos habla de la traición de uno y la limpieza de todos a quienes en un gesto de servicio sumamente impactante, les lava los pies indicando que su conducta permanente debe ser esa.

Síntesis de homilía

Este es en realidad el día más importante y solemne de la semana mayor que celebra la iglesia. Es el día de la comunión, del anticipo del banquete del reino, del que hace entrar el pecado y la traición en el curso de los acontecimientos liberadores producidos por Jesús.
La resurrección es eso.
No el hecho de un cadáver que se levanta o desaparece del sepulcro, sino el hecho de una humanidad con un nuevo impulso para ir consumando lenta pero permanentemente el proceso de liberación que afecta a toda la creación.
Es un ponerse de pie la humanidad como expresión de la voluntad de Dios y de su fuerza siempre dinamizante hacia la realización que llamamos felicidad.

El rito que se llama “institución de la eucaristía” desaparece en Juan ante el impacto del hecho de la comunión por lograr, del Jesús imitado por sus discípulos en estar dispuestos no sólo a acompañar los pasos de los otros sino a lavar sus pies.

Se suele dar suma importancia al hecho de que en los signos del pan y el vino, Jesús se ha quedado acompañándonos.
Lo más importante es, sin embargo que, acompañándonos entre nosotros Él nos acompaña, que ayudándonos a vivir estamos resucitando con Él.

La conducta de Jesús que, conocedor y analista de la realidad de un modo sencillo pero eficacísimo, tenía previsto cómo iba a ser entregado, no menosprecia al traidor (que el evangelio de Judas presenta como amigo de confianza y cómplice) trata de abarcarlo con la bondad y, a pesar de toda la decepción que podía significar esta conducta inesperada del amigo, no interrumpe su camino ni se desalienta.

No es raro que desanimados por la ineficacia de nuestros empeños de que las cosas mejoren, la falta de correspondencia o de interés de muchos, nos dejen con los brazos cruzados.
Nos estamos colocando fuera de la realidad y además, muchas veces ese frenarnos en nuestra acción oculta una especie de desquite o venganza porque los otros no han cumplido como nosotros.
Nada de eso se encuentra en Jesús.
La marcha hacia la comunión y la continuidad del trabajo para llenar la misión de recuperación de la dignidad del hombre no debe interrumpirse, aunque vayan quedando muchos rezagos en el camino, aunque muchas heridas nos hagan sangrar por dentro.

No creo en el Jesús que “sacando pecho” se dirige hacia sus perseguidores y enemigos.
Creo que se trataría de un hombre completamente abatido y lleno de preguntas, pero que no dejaría de caminar hacia su objetivo:
"La construcción de la comunión humana que traduce y realiza la comunión con Dios..."

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