La grandeza de las instituciones...

La institución es un organismo que desempaña una función de interés público.

Como término más acotado son los organismos fundamentales de un Estado de la sociedad.
Y por analogía son las normas institucionalizadas válidas para los grupos sociales.

Instituir es fundar, establecer algo o dar principio a una cosa.

La institución puede considerarse como objeto de la sociología como lo permanente, duradero, en oposición al objeto de la historia que es el acontecimiento, lo que sucede o pasa.
Están muy unidas porque la vigencia de los organismos se mantiene mediante sucesos, hechos y acciones que se dan en su paso por la historia.
En esta dialéctica, lo instituido es un conjunto de ideas que las personas ya encuentran preestablecidas,
Significa la forma cultural, el proceder de los grupos sociales asignado consciente o espontáneamente para el logro de sus objetivos y la satisfacción de sus necesidades.

Es lo fijo como opuesto a lo cambiante.

Es el instrumento de control social de una cultura o ideología que se transforma al compás de la sociedad en que se inserta...
Y esta transformación también es dialéctica, porque las instituciones condicionan los actos y los ideales de la sociedad, como así también sus valores.

El autoritarismo tendrá mayor proyección en sistemas monárquicos que en los democráticos.

La constitución de la República determinará el control, la igualdad, la incorporación de grupos foráneos o minoritarios.
Pero también los actores sociales en especial los que ejercen funciones públicas inciden sobre las instituciones.
Si los actores no condicen su acción con las normas de la institución, ésta se desluce y si se hace continua dicha condición, genera un sentimiento de rechazo, pierde utilidad, establece una contra cultura, que deriva en una crisis y la perspectiva de cambiarlo.

Si los actores adecuan su acción a la institución, la misma se hace estable, adquiere permanencia.

El paso del tiempo hace a las historia de las instituciones y sus actores.

Si los actores respetan y ameritan a la institución, cumplen con su deber y hacen a la institución grandiosa.
La grandeza de las instituciones depende de su permanencia en el tiempo histórico y de la virtud, honestidad y respeto de sus actores.

¿Son respetadas nuestras instituciones?

¿Podemos decir que nuestra generación les ha dado grandeza?

¿Hemos proyectado a las mismas con valores e ideologías que la han hecho mejor, más útil para todos, y adecuada para que nuestros pueblos crezcan, sean mejores y más felices?

Elías D. Galati / wolfie@speedy.com.ar