"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 16 de julio de 2010

“Si por cerrar los ojos no he sabido de donde vengo, donde voy y qué cosa vine a hacer aquí, no valía tanto haberlos abierto”


Indro Montanelli

Con esta frase finalizó la nota la señora Mara Martinoli: No todo es grupos y dependencia...

Y me llevó conocer a Indro Montanelli, nacido en Fuccechio, 1909, fallecido en Milán 2001-
Montanelli fue uno de los periodistas más destacados del siglo XX.
Aunque inicialmente comulgó con el ideario fascista, como muchos intelectuales italianos de su época, abandonó el partido durante la guerra civil española a causa de sus crónicas, muy críticas con la intervención italiana, que le granjearon las iras del poder.
Se exilió, retornó a Italia en 1939 y estuvo a punto de morir ejecutado por escribir un artículo sobre la relación que Mussolini mantenía con su amante, Clara Petacci.
Tras diez meses de cárcel, escapó y se refugió en Suiza.
Regresó a Italia tras la segunda guerra mundial y comenzó a escribir en el Corriere della Sera, donde se fraguó su prestigio como maestro del periodismo italiano.
En 1973 abandonó el Corriere y fundó Il Giornale Nuovo, de clara tendencia liberal conservadora.
En 1994, cuando Berlusconi se lanzó al ruedo político, abandonó Il Giornale para fundar La Voce, que censuró abiertamente la gestión del primer gobierno de Forza Italia por sus concesiones a Bossi y a la Lega Nord.

El 22 de Abril 2009 al cumplirse el centenario de su nacimiento, encontré lo siguiente

Archiviato in: Giornalismo, Inchiostro, Ricorrenze, Riflessioni —
Tag:Indro Montanelli, Marco Travaglio, Silvio Berlusconi —
Per festeggiare il compleanno di Indro, pubblico l’articolo che ci ha regalato Marco Travaglio.

La otra noche soñé con Indro Montanelli.
Me sucede muy a menudo desde que partió en 2001.
Era alto, un poco "más de lo normal". Delgado, pero un poco "menos de lo habitual”
Ojos azules, pero más azul de lo habitual.

A diferencia de su costumbre, no dijo nada. Sonrió un poco, en silencio.
Pensé que se había quedado sin palabras, también, para describir lo que está sucediendo.

Ocho años atrás, se fue profetizando que los italianos para liberarse de Berlusconi deberían soportarlo en el gobierno, por lo menos durante 5 años... como una vacuna.

Tal vez - me dije -, ahora que está de vuelta (Berlusconi, por desgracia, no Montanelli), no sabe qué decir ni siquiera él (Montanelli, quiero decir: Berlusconi, por desgracia, siempre está hablando)
Realmente extraño, el Director.
Cada vez más me pregunto qué escribiría hoy, si todavía estuviera inclinado sobre la mítica Lettera 22 de Olivetti, color gris.

¿Qué escribiría sobre el resultado lamentable de la información, la política, la televisión y la sociedad?
Pero luego pienso que para este país que nunca cambia, Montanelli ya lo había escrito todo cuando él estaba vivo.
Así que voy a leerme algunos de sus artículos: sigo a todos, desde 1978, guardados en varias carpetas. "Mi colección más preciada"

Cuando los amigos de "tinta" que me preguntan acerca de este retiro, acepté con entusiasmo y espero que muchos jóvenes que nunca han tenido la oportunidad de leer algo suyo, se sientan irresistiblemente atraídos por Montanelli, que se encuentren con algún libro y se enamoren de él.

Muchos me preguntan lo que me ha enseñado Montanelli en los ocho años que tuve el privilegio de pasar bajo su ala, la primera en el Il Giornale y luego en La Voce.

Siempre respondo que no se puede enseñar con palabras.
Se enseña escribiendo.
Hay que leer lo suficiente como para escribir como “periodista”- Deberán comprender sin aprender, porque nadie ha conseguido escribir cómo él.
Cuando un día le pregunté por un asesoramiento profesional, me respondió con tono socarrón:
- Escribe como sabes pero piensa en una cosa: "En los lectores de mañana que te leerán". Sí usted piensa en los lectores, lo escrito le saldrá mejor...
Sí usted piensa en otros (políticos, colegas, editores), tal vez haga carrera, pero nadie lo copiará.
Recuerde que nuestro único maestro es el lector

- ¿Quién no ha escuchado la frase habitual en rigor?
¡Oh, no, él tenía razón: él pensaba en los lectores y venció a todos los demás!

Por esta razón, sus notas eran tan breves e intensas, comprensibles, y con humor.
Existieron miles de intentos de imitaciones y todos fracasaron.

Hoy día ya no habla... ni siquiera en un sueño.

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