"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 18 de febrero de 2011

GNOSIS - MITO - METAFORA

La Gnosis como Tradición Alternativa*
Parte II

Los diccionarios contemporáneos definen al mito como algo completamente ficticio.
Pero, debemos recordar que la palabra ficticio procede del latín fingere, que significa formar o configurar, lo que sugiere que un mito es una narración que no es históricamente cierta, pero que representa una configuración de verdades de carácter intemporal.

Los acontecimientos míticos ocurren, como expresó la misa latina al anunciar el evangelio, in illo tempore, en un tiempo no especificado.

Los mitos gnósticos tienen que ser comprendidos como existentes en tales categorías intemporales, que ocurren en lo que en latín se llama sub specie eternitatis, bajo el aspecto de la eternidad.
Es desde estas fuentes profundas y misteriosas de donde los configuradores de los mitos gnósticos extraen la sustancia e inspiración.

Los gnósticos fueron expertos configuradores de mitos psicológicamente informados. F. C. Burkitt, dice: «Es bastante evidente que Valentino está describiendo el primer origen de las cosas bajo la figura del mito y, además, que esta idea del origen de las cosas fue psicológica, afín a los procesos mentales de nuestra propia mente» (F. C. Burkitt, Church and Gnosis, 1932)

Lo que Burkitt, e inclusive Jung, han llamado configuración de mitos psicológicamente informados fue reconocido por Hans Jonas y Rudolf Bultmann por el nombre de «objetivación existencial», que significa que, simplemente, los mitos gnósticos representan la objetivación de la compresión de los seres humanos acerca de su existencia.

Tanto si se originan en la psique que se esfuerza por la individuación, como su aparecen en primer plano debido a la necesidad que tienen los seres humanos de comprender la fáctica alienación y las portentosas elecciones que tienen ante sí en su existencia, el inmenso valor de los mitos gnósticos queda atestiguado por ambas partes.

La experiencia convertida en mito y el mito dirigido hacia el interior, como autoconocimiento psicológico: ese es el gran movimiento de la Gnosis sobre el plano de la realidad psíquica.
Pero, sin embargo, hay un tercer componente, que permite al mito descender desde el nivel puramente psicológico al material de la manifestación, donde puede impresionar no sólo a las funciones intuitivas, de pensamiento y de sentimiento, sino también a la función de la sensación.
Este tercer elemento es el ritual válido que posee verdadero significado, que se convierte en la dramatización o «representación» del mito a la vista de los sentidos.
La preocupación de los gnósticos por el ritual sacramental atestigua el importante papel desempeñado por la ritualización sacramental del mito en el movimiento de la Gnosis.

También es aquí, en la naturaleza de este movimiento de la Gnosis, donde podemos aprehender gráficamente la gran diferencia que separa esas tradiciones de la corriente principal, como el judaísmo, el cristianismo no gnósticos y el mismo islam, de esa otra tradición alternativa que es el gnosticismo.
La tendencia de las tradiciones de la corriente principal consiste en convertir la experiencia inicial en dogma y mandamiento, a través de la agencia intermedia de las sagradas escrituras, interpretadas históricamente, que suelen aparecer como historias con sentido moral.

La tendencia de la tradición alternativa, en cambio, consiste en pasar de la experiencia inicial a una expresión de la experiencia en el mito y desde ahí a la representación ritual del mito en una manifestación física perceptible, de donde procede la retirada de las imágenes hacia el sí mismo, abriendo así el camino, una vez más, a la experiencia original y primigenia.

Una interesante propuesta del enraizamiento trascendental de los Mitos Gnósticos, nos llega desde el antes mencionado C. Kerényi. En su obra escrita en colaboración con C. G. Jung, Ensayos sobre una ciencia de la mitología, indica que los gnósticos fueron místicos que se especializaron en la mitologización de la experiencia mística. Kerényi asume la existencia de ciertas grandes coordenadas estructurales míticas que las denomina: «mónadas»

Estas mónadas míticas son las principales formas diferenciadas en que se divide la experiencia primigenia de la realidad mítica.
En este sentido, el filósofo alemán Oswald Spengler reconoció ocho de tales mónadas culturales, con otra en plena formación: estas son la egipcia, la grecorromana, la védico - aria y la maya - azteca.

Todas estas mónadas míticas se basan en los mitologemas primarios, que son premonádicos, categoría que incluye los mitologemas de los gnósticos.
Kerényi dice: «Los mitologemas que más se acercan a los encuentros desnudos con la divinidad son considerados como primarios.
Estos se hallan en su estado puro, es decir, la idea pura del mandala, su arquetipo por así decirlo, son premonádicos.
Lo que existe históricamente tiene el carácter no sólo de una mónada, es decir,  de pertenencia local y temporal una cultura definida, sino también de una obra, es decir, de hablar según la manera típica de ciertas personas.
Por otro lado, cada persona despliega su verdadera forma más pura cuando se encuentra frente con lo absoluto.
Por eso Plotino nos puede hablar de experiencia mística pura y por eso sus contemporáneos, los gnósticos, nos hablan sobre lo que se acerca a la mitología en el misticismo».
(Ensayos sobre una ciencia de la mitología - Kerényi & Jung)

Esta mitología mística encontrada entre los gnósticos es, pues, una fenómeno bastante singular.
Enraizada como está en la experiencia personal altamente cargada de los estados profundos de la conciencia, posee cualidades que raras veces se encuentran en el folclore tradicional y que son mitologemas condicionados culturalmente.

A diferencia de lo que sucede en este último, es capaz de transmitir una considerable medida de su cualidad original, a la que Jung y otros han aplicado el término numinoso, es decir, que lleva consigo el poder de un numen o divinidad.
Los mitos gnósticos pertenecen a una categoría especial y, como tal, poseen una fuerza capaz de causar un impacto de calidad insólita sobre las psiques de los individuos.
Joseph Campbell, ha señalado (basándose en Immanuel Kant) que el ámbito de la trascendencia sólo puede relacionarse a priori mediante analogía con el campo temporal de los aspectos fenoménicos y que el instrumento mediante el que se expresa esta analogía es «la metáfora» (The Inner Reaches of Outer Space: Metaphor as Myth and Religion, Joseph Campbell)

Esta agencia que, Campbell define como «una imagen transparente, psicológicamente afectiva, de la trascendencia» debe ser considerada como la verdadera piedra angular del mito gnóstico.

De esta manera, la Gnosis, el mito y la metáfora constituyen la trinidad de instrumentalidades conscientes utilizadas por los gnósticos (que ya veían) para poner las realidades que vislumbraban a disposición de los que todavía aspiraban a poder verlas.

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