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Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 15 de abril de 2011

Cristina, entre el fuego amigo y la pólvora mojada

Por Lucrecia Bullrich
De la Redacción de lanacion.com
Foto: Ilustración: Sebastián Domenech

La paradoja se repite.

A Cristina Kirchner los frentes de batalla se le multiplican en el propio batallón y las balas más certeras le llegan de la proximidad, mientras en las filas enemigas las bajas y los blancos ganan espacio.

En la misma semana, la Presidenta escuchó a uno de sus ministros denunciar que la corrupción policial es el principal problema del Gobierno y a un gobernador astuto ponerle límites minutos después de asegurarse cuatro años más en el poder con un caudal de votos envidiable.

Nilda Garré habló tal vez animada por la ausencia de cámaras.
Pero su diagnóstico trascendió y se convirtió en cruda síntesis y fuente de conflicto.
¿Quién sino Néstor Kirchner y Aníbal Fernández fueron los responsables de la Federal en los últimos ocho años?
¿Quién sino ella debería ocuparse de que la policía deje de ser corrupta?
Aun atendiendo a que esa es una tarea por demás compleja, ¿por qué no convirtió su análisis en denuncia judicial?

La ministra hizo propio un vicio que la Casa Rosada suele endilgarle a la oposición: lanzar acusaciones para luego admitir que no se tienen elementos suficientes para sostenerlas.

Aníbal Fernández no tardó en extenderle la indulgencia. "Soy como el asado de tira, que no le hace mal a nadie. No voy a hacer nada que le haga mal a la ministra. Ni siquiera la llamé. No creo que tenga que dar explicaciones", dijo por radio.
Rápido, en la frase siguiente, deslizó: "Es la ministra la que tiene que resolver sus expresiones, no yo".

La misma combinación de "pacto de no agresión" podría aplicarse al conflicto con Mauricio Macri por el retiro de la policía de los edificios porteños.
"Con Aníbal, esto no pasaba. Y si pasaba, nadie se enteraba", se ufanan cerca del jefe de Gabinete.

A esta altura está claro: el nuevo capítulo del añejo tironeo por la policía responde a las potenciadas ansiedades electorales mucho más que a una deuda impaga.
Como si fuera poco, el avance de la Anses en una treintena de empresas privadas amenaza con volverse el próximo polvorín.

La CGT no dejó pasar ni 24 horas para reclamar sillas en los remozados directorios.
A los oídos de La Cámpora ya llegaron promesas ante la repartija del nuevo botín.
Moyano y la juventud kirchnerista se medirán en más de un frente a la vez.
Como los equipos de fútbol cuando tienen que dividir fuerzas en el torneo local y en la Copa Libertadores, pugnarán en simultáneo por lugares en las listas de octubre y en las compañías con participación estatal ensanchada.
El doblete parece el terreno ideal para que el toma y daca florezca a sus anchas.
Dadas las características de los jugadores, pero sobre todo el peso de lo que está en juego, es bien probable es que la serie de partidos genere conflictos nuevos.
Obligada a mediar como una madre que, pese a su pretendida neutralidad, (y más allá de sus afectos evidentes) no puede mostrar preferencia por uno de dos hijos en disputa, Cristina Kirchner absorberá todo el daño.
Y no sólo de aquí hasta octubre, sino también (y potenciado) si, como parecería hasta ahora, decide pelear por la reelección y retiene el poder hasta 2015.

Con casi 60 por ciento de votos en la espalda y sin eufemismos, Urtubey convirtió en frase el pensamiento de muchos de sus pares, incapaces de pronunciarla por sus ataduras políticas y financieras con la Nación. "La provincia eligió a un gobernador, no a un delegado"
No hizo falta que aclarara de quién.

En Salta volvió a quedar demostrado que del juego a dos puntas pocas veces se sale indemne.
Además, la tesis de que Moyano es "piantavotos" ya no se discute sólo en el palacio.
Gracias a Urtubey es una categoría sometida al análisis público.
¿Quién le acercó a la Presidenta la idea de apoyar a Wayar y a su candidato a vice puesto por Moyano?

La interna que parte en dos al kirchnerismo más íntimo vuelve a emerger.
Como en el oficialismo, en la oposición (aunque en absoluto comparable), la división en dos grandes bloques parece, cada vez más, un destino ineludible.
La renuncia de Cobos a la precandidatura radical terminó de volver evidente la distancia que separa a Alfonsín y Sanz.
Más allá de que la interna de agosto consagrará a uno solo, lo que está en juego es cómo se armará el radicalismo más allá de quién encabece la fórmula: si mirando a la izquierda o a la derecha.

El dilema se repite en el peronismo no kirchnerista y alcanza también a quiénes deben decidir con quién van a jugar en octubre: desde Elisa Carrió, hasta la centroizquierda, pasando por Macri y De Narváez.
Abundan los llamados a "unirse" y "acordar".
Tanto como la falta de discusión (y coincidencia) respecto de la letra chica.

La Presidenta demora la decisión sobre su candidatura.
El cuadro de hipotensión que sufrió esta semana volvió a sembrar dudas.
Ella espera.
Entre el fuego amigo y la pólvora mojada de sus adversarios.

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