"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 28 de julio de 2011

La política sectaria


Inspirada en la lógica de la intolerancia e inculcando ideas populares de absolutismo que aprisionan la individualidad, instaura la concepción utilitarista que construye nuevas subjetividades, contagiando disvalores reciclados de acuerdo con la momentánea conveniencia. 
Y en efecto dominó, como un hecho supuestamente espontáneo que conduce al progreso, adormece a la sociedad para acostumbrarla a intolerancias, desequilibrios, ambiciones, sometimiento, verdades incuestionables gestadas en intereses programados, situaciones creadas y circuitos sin salida que demarcan entre nosotros, serviles condicionados que venden su conciencia, y los otros, aquellos que pudieron renunciar a una sociedad irreal y no cedieron su lugar.


Es decir que cuando hablamos de grupos sectarios, nos referimos a todos los grupos que silencian lo inoportuno, que presionan, que igualan, que imponen y no explican, que juegan con los opuestos, que discriminan, que no admiten ideas contrarias ni opiniones, que toman y usurpan, que fijan las reglas clientelistas de administración de la inmoralidad, que producen hipocresía inexcusable, que bajo el influjo de la comunicación que desestiman disminuyen expectativas, enmiendan conductas y que, desvalorizando con politiquería anacrónica el descontento, saturan el colectivo con dependencias: punto exquisito de encuentro con el identificado accionar sectario.


Si bien la política puede conducirse con el sentido de la confrontación, cuando sólo se ocupa de él para enfatizar la supuesta supremacía entre marcadas diferencias, con idéntico disfraz y sistema de acción que modifica pensamientos, podría clasificarse como política “sectarizada”, si pudiera ella misma delimitar esa diferencia.


Sólo es auténtica la política cuando se exige a sí misma un estilo de la caridad, esa que sólo piensa y actúa en pos del otro, cuando su pre-ocupación es ética, moral, sana, honesta y justa, cuando su participación supera las aportaciones; 
cuando el respeto por la persona es notoriamente prioritario, 
cuando en nombre de su servicio encausa la tolerancia, 
la reconciliación y el lenguaje solidario, cuando no admite la inmoralidad y sobre todo, cuando nos quiere libres, responsables y concientes para contrarrestar sus pasos ante la posible saturación del desconcierto, en esta sociedad donde hasta el nombre de Dios se manipula.


Mara Martinoli
apgargentina.blogspot.com

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