"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 31 de agosto de 2011

Arte, política y libertad


Juan Pablo Vitali
Lo que el arte pierde con la política, suele ser antes que nada la libertad. Algo imprescindible para el artista.
¿Cuántas veces en la historia hemos visto perder al artista la posibilidad de crear, porque la política lo acorrala?

O bien: ¿Cuántas veces escuchamos emitir opiniones negativas sobre un artista, con criterios meramente políticos?

 O es el totalitarismo ideológico quien ahoga el arte, o es la propia ceguera de quienes llevan su ideología a extremos ridículos lo que impide valorar y desarrollar la creación artística.

Pero en el arte verdadero siempre hay algo de universal, aunque ese valor superior deba ir subterráneo a un sistema opresivo, o lo neguemos porque consideramos que el artista no va por aquellos carriles con los que estamos de acuerdo políticamente.

Siempre hay en el arte algo que enaltece al hombre, que lo ayuda a sobrevivir espiritualmente aún en las peores circunstancias, algo que está por encima de las pretensiones de un poder totalitario o de una visión personal demasiado estrecha, que no permite apreciar la dimensión real del hecho artístico.

Quizá un hombre afiliado al PCUS y sometido al realismo socialista soviético por imperio de las circunstancias, haya podido no obstante filtrar algo de su talento y hacerlo llegar hasta nosotros.

Quizá un judío perseguido durante la Segunda Guerra mundial haya podido elevar su espíritu ejecutando el piano o el violín.

Quizá un palestino aferrado a los escombros pueda soñar con tiempos mejores empuñando un violonchelo.

Quizá algún soldado de la wehrmacht, haya dejado en una aldea Rusa un óleo inspirado.

El señor Daniel Barenboim ha logrado reunir en alguna oportunidad una orquesta de jóvenes palestinos e israelíes.
Ellos nos brindaron un momento de elevación espiritual, más que por el valor de sus ejecuciones musicales que no estoy preparado para evaluar, por el ejemplo de lo que el arte puede hacer.

Dejemos algo del hombre fuera del odio, de la destrucción y la decadencia y que ese algo sea el arte.
Sin un margen de libertad para la creación artística, la vida se hará mucho más difícil de lo que la hacen las crisis de los mercados financieros.
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