La única jerarquía que prevalece es la del amor y ésta está oculta...
¿Es una jerarquía entonces?.
Es el secreto del corazón de cada uno.
El hombre encarcelado puede ser más amoroso que el guardián o el juez.
La persona con una deficiencia más que su educador.
El inmigrante más que el ministro del interior.
Al final de nuestra vida seremos juzgados según nuestro corazón...
No nuestros vestidos o por las máscaras impuestas por la sociedad, ni según nuestros miedos.
Seremos juzgados por lo que somos y no por nuestras funciones.
Jesús recuerda con fuerza que lo que es importante no es el vestido sino el corazón.
Pensamientos diarios - Jean Vanier
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