"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El paisaje de los perros

Blog: El rincón del distraído José Andrés Rojo
El País.es


¿A qué se refiere Peter Handke cuando habla del paisaje de los perros?

La anotación la hace en Cataluña, cerca de la abadía de Poblet, en marzo de 1989.
Cuenta que allí los perros lo han vuelto a recibir, como hicieron en la Cerdagne, "como a uno de ellos"..., como si con el tiempo ('con el tiempo') yo hubiera cogido el olor de cada uno de los paisajes, el olor del polvo, de la alimentación específica, del vino, de los orines, de la mierda, del sudor y como si me moviera de acuerdo con el paisaje de ellos, de los perros"
Ha llegado caminando a esa zona y dos perros pastores fueron corriendo hacia él, lo olisquearon y luego lo fueron acompañando hasta el monasterio, adelantándose a veces y luego retrasándose, como gustan de hacer cuando van por ahí husmeando y meneando la cola.

Para explicar lo que tiene en común con ellos, el escritor austriaco habla de olores y se refiere a moverse "de acuerdo" con su paisaje.
Pero, ¿cuál es el paisaje de los perros?
¿Qué tiene de diferente del paisaje de los hombres?
No siempre son fáciles de entender las anotaciones que Handke ha reunido en Ayer, de camino (Alianza, traducción de Eustaquio Barjau), y algunas tienen la enigmática fuerza de esa hipótesis.
Si los perros se relacionan con su entorno con una cercanía y desenvoltura mucho mayores que las que establecen los humanos con el suyo, quizá a Handke lo toman como uno más porque también trata con el mundo como lo tratan ellos: se acerca a las cosas, las huele, gira alrededor, rasca el polvo del suelo que las sostiene, si hace falta se frota con ellas, puede incluso lamerlas, soltar unos cuantos ladridos.
La proximidad, ésa es la clave...
La misma que orientó a Peter Handke cuando decidió dedicarse a viajar entre noviembre de 1987 y julio de 1990 y visitar un montón de lugares, sin detenerse salvo por periodos muy cortos, de camino siempre, de aquí para allá.

"Aprender, lo que me lleva a aprender es solo el 'coger al vuelo', una palabra, un fragmento de frase" apuntó Handke en Santiago de Compostela: "luego yo mismo, solo, sigo viendo y buscando por mi propia cuenta".
La idea fue la de es escribir conforme iba de un lado a otro.
Reducirse al mínimo, y de esa manera trasladar lo que ocurre y encuentra con la menor cantidad de filtros. Su gran reto: ser permeable.
Que la vida pase a la escritura sin trabas y vuelva intacta al lector.
Como los perros, atento al más mínimo crujido, y siempre listo.
Vuela una frase, la atrapa: "Un niño a otro: '¿Y tú qué sabes hacer?'.
El otro niño: No sé hacer nada, nada.' (Entusiasmado:) '¡No sé hacer absolutamente nada!".

Durante la temporada en que Handke se dedicó a cazar "al vuelo" lo que le iba pasando mientras iba de un lugar a otro, escribió Ensayo sobre el cansancio y Ensayo sobre el jukebox, el guión para la película La ausencia y la obra de teatro El juego de las preguntas, y tradujo Un cuento de invierno, de Shakespeare.
Esos dos "ensayos" muestran con claridad la manera tan particular con que Handke entiende la literatura. En el primero, que redactó en Linares, se propuso "hablar de las diversas imágenes del mundo de los distintos cansancios", y así fue contando la escisión que puede producir el cansancio erótico en una pareja o la lánguida dicha que surge del cansancio común tras la trilla, y se refirió al cansancio de los carpinteros, de los esclavos, de los que trabajan por turnos, de los ciudadanos, de la creación…
Al cansancio del viaje, gracias al cual, "como por milagro, se le quitaba el Yo-Mismo, la eterna causa de desazón..."

"Yo estaba tan cansado que no sentí el miedo habitual que les tengo a los perros", escribe allí sobre su visita al monasterio de Poblet y dice que se pusieron realmente a jugar.
"Sí, pensé yo, ésta es una imagen del verdadero cansancio humano: el cansancio abre, le hace a uno poroso, crea una permeabilidad para la epopeya de todos los seres vivos, incluso de estos animales de ahora".
Y ése ha sido y es el gran desafío de su obra:
"Atrapar la epopeya de todos los seres vivos, como esos mismos perros, y eso sólo lo consigue tras conquistar ese estado particular en el que el Yo-Mismo queda desactivado y puede abrirse del todo a las experiencias de los otros..."

(Continuará)

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