"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 12 de diciembre de 2011

La inestabilidad


Love hands. Pintura de C.J. Hodge

Se la define como la falta de estabilidad, o sea carencia de lo que es constante, firme y permanente, duradero e invariable.

En la economía significa un período de crisis económica y de proceso inflacionario.

Para la física es la cualidad de los cuerpos que al sufrir una pequeña perturbación en su estado de equilibrio no pueden volver a él, sino que evolucionan hacia estados diferentes.

Hay una inestabilidad universal provocada por campos no uniformes y los gradientes de presión existentes.

El mundo actual vive un proceso de inestabilidad, reflejado mayormente en materia económica y financiera, que provoca graves problemas sociológicos, políticos y existenciales.

Pero el proceso es mucho más profundo.

La inestabilidad tiene que ver en primer lugar con el equilibrio.

Con el equilibrio de las naciones y con el equilibrio que se debe lograr dentro de cada país, región o lugar.

El equilibrio se refiere no sólo a lo político y económico, sino también a lo social, lo cultural, lo ético y lo moral.

Es posible que durante mucho tiempo la falta de equilibrio pase inadvertido por las pautas de costumbres o las culturales de un pueblo o región, o por el acostumbramiento de sectores, que nacen y se sienten marginados y lo asumen como una condición más de su vida.

Es a todas luces evidente que no podemos decir hoy día que vivimos en una sociedad estable.

Al contrario la inestabilidad es una constante casi común en todos los pueblos y de una manera o de otra asoma en cualquier momento y en cualquier lugar.

Se debe fundamentalmente a la falta de equilibrio social, que tiene que ver con un valor fundamental de la vida que es la justicia.

Si no hay justicia, si hay grandes diferencias o situaciones insostenibles o insoportables para ciertos grupos sociales, el equilibrio de alguna manera se romperá y aparecerán quejas, protestas y hasta situaciones de violencia que son difíciles de controlar.

Por lo general cuando aparecen se ataca a los efectos y no a las causas, y por esa consideración las medidas que se toman a veces sirven de paliativo, a veces ni siquiera, pero vuelven a asomar al primer movimiento social que aparezca.

No puede haber estabilidad tanto política como económica sino hay justicia social y equilibrio en las relaciones de los grupos sociales.

Tampoco puede haber estabilidad a nivel internacional si existen países ricos y países pobres, países dominantes y países dominados.

No hay modo de superar una situación de injusticia sino instaurando un sistema que sea justo, aprecie a todos los referentes del mismo, y garantice la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos.

El resto genera en última instancia violencia, violencia que se mezcla y es aprovechada por sectores oportunistas que no buscan equilibrar el sistema, sino sacar provecho de la situación para sus apetencias personales, ideológicas o partidistas.

Y como siempre debemos aprender de la naturaleza, existe un proceso orgánico llamado homeostasis por el cual cualquier alteración ya sea de temperatura, presión, niveles de cualquier índole, es tomada en cuenta y dispara el proceso que vuelve a equilibrarlo al nivel basal.

Es decir podemos definirlo como un equilibrio inestable.

Existe inestabilidad pero dentro de un rango, y todo vuelve a su nivel normal.

Las sociedades deberían tener un sistema de control similar, por el cual ante cualquier disparador se ponga en funcionamiento y haga lo necesario para que vuelva a su nivel basal o normal.

Y ese sistema debe estar supervisado por la verdad, la justicia, la bondad, la solidaridad y la paz.

No puede haber equilibrio social sin tener en cuenta esas virtudes y sin que se apliquen indiscriminadamente a todos los hombres.

Elías D. Galati

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