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domingo, 11 de marzo de 2012

Dichos antalógicos


Boudou, el vice que quiere pasar a la historia
En tren de defenderse del escándalo Ciccone, el ex ministro sostuvo ciertas barbaridades históricas en torno a su cargo.

Por Jorge Lanata / diario PERFIL /

Después de varias semanas de guardar silencio, el vicepresidente Boudou inició un raid mediático en el que recorrió casi todos los programas y diarios del aparato de propaganda estatal.
La gira del quinto Stone de La Mancha de Rolando tuvo sus paradojas:
Incluso frente a medios y periodistas amigos que nunca le repreguntaban, le costó responder.

La publinota aparecida en Página/12 con la firma de Fernando Cibeira y Nicolás Lantos contiene dos respuestas de antología.
Sobre el final, el vice dice: 
“Nací en la política dentro de este proyecto político”.
Su afán por reescribir la historia es patético:
"Es pública su militancia en la UCeDé durante los 90, a menos que el recién llegado K mencione la palabra “nacer” en sentido religioso, de renacer, o ver la Luz escuchando la palabra de Él.
Su otra reflexión antológica lo muestra con los escasos conocimientos históricos de un disc jockey de Mar del Plata:
“La historia de los vicepresidentes en general ha sido bastante triste y yo voy a ser el mejor vicepresidente que ha habido, porque voy a estar acompañándola hasta el último día (a Cristina) y formando parte de este proyecto político”.

Es obvio que la formación histórica del CEMA es deficiente o que Boudou faltaba a las clases. Comparémoslo con algunos vicepresidentes de la historia argentina:


Adolfo Alsina (ejerció el cargo entre 1868 y 1874, como vice de Sarmiento) incorporó el telégrafo a las comunicaciones militares.
Francisco Madero (vice de la primera presidencia de Julio Argentino Roca, entre 1880 y 1886) fue fundador de la ciudad de Maipú, en la provincia de  Buenos Aires.
Carlos Pellegrini (vicepresidente entre 1886 y 1890, año en el que asume la presidencia ante la renuncia de Juárez Celman como consecuencia de los sucesos conocidos como la Revolución del Parque).
Logró que un grupo de banqueros, estancieros y comerciantes suscribieran un empréstito de 15 millones de pesos para pagar los vencimientos externo, luego de que la Banca Rothschild admitiera una moratoria por parte del gobierno argentino.
También nacionalizó las Obras Sanitarias que había privatizado Juárez Celman.
Al dejar la presidencia se retiró a su residencia de la calle Viamonte y Florida caminando, sin custodia. Nunca usó el helicóptero de una constructora para llegar a tocar como telonero de La Mancha de Rolando. Pellegrini fue el primer político con ideas industrialistas en la Argentina, en épocas en las que el país era exclusivamente exportador de materias primas.
José Evaristo Uriburu fue vice de Luis Sáenz Peña entre 1892 y 1895: creó la Lotería Nacional de Beneficencia, el Museo Nacional de Bellas Artes, el edificio de la Facultad de Medicina y la Escuela Industrial de la Nación.
José Figueroa Alcorta ejerció la titularidad de los tres poderes del Estado: fue vicepresidente entre 1904 y 1906, presidente entre 1906 y 1910 y presidente de la Corte Suprema.
Durante su mandato se descubrió petróleo en Comodoro Rivadavia y se dictó la primera ley de regulación de la explotación, que prohibía su privatización y concesión. Fue el precedente que, décadas más tarde, inspiró la creación de YPF.
Victorino de la Plaza fue vicepresidente de Roque Sáenz Peña entre 1910 y 1914.
Abogado, tuvo como padrino de su tesis a Dalmacio Vélez Sarsfield, a quien ayudó en la redacción del Código Civil; comenzó la construcción de las líneas de subterráneos en Buenos Aires, convirtiendo a la ciudad en la décimo tercera del mundo en tener ese servicio; creó la Caja Nacional de Ahorro Postal y promovió la Ley Caferata de casas baratas para empleados y obreros.
Elpidio González fue vicepresidente de Marcelo T. de Alvear entre 1922 y 1928; al retirarse rehusó recibir la pensión que le correspondía a su cargo, para ganarse la vida como corredor de comercio de la firma de anilinas Colibrí.
Murió en la absoluta pobreza.
Juan Perón fue vicepresidente de Edelmiro Farrell entre 1944 y 1946, y debe sonarles el nombre.

Si, como dijo, está seguro de convertirse en el mejor vicepresidente de la historia argentina, Boudou debería apurarse un poco.
No creo que le alcance con impulsar el contrato frustrado con Vandenbroele.


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