Este miércoles (13/06) la Administración Federal
de Ingresos Públicos (AFIP) apeló ante la justicia federal de Neuquén un fallo
de la jueza federal Carolina Pandolfi que el martes (12/06) le
permitió a un trabajador petrolero comprar 125 mil dólares y burlar el
‘corralito verde’ del Gobierno.
La oficina que conduce Ricardo
Echegaray se ha convertido en la única resistencia
institucional del kirchnerismo a la ofensiva de amparos que empezaron a
incrementarse en los últimos días por parte de los particulares que no
pueden hacerse de la divisa estadounidense.
La vía de la judicialización fue una idea que
insinuó el 30 de mayo el presidente de la Corte Suprema de Justicia,
Ricardo Lorenzetti cuando expresó: "Si alguien ve
afectado su derecho puede recurrir a la Justicia".
El rol de la Corte Suprema llegará cuando tenga
que atender algunos de los casos sobre la compra de divisas.
La Corte ya vivió
una situación similar con los amparos por el dinero de los ahorristas que
sufrieron el corralito y el corralón en 2001-2002, pero ahora suma algunos
enconos con el Gobierno nacional, el más reciente involucra a Lorenzetti y
Highton de Nolasco.
El Ejecutivo armó un proyecto de Código Civil y Comercio
unificado que envió al Senado y que contó con la participación de los
magistrados, pero luego le agregó la pesificación de los contratos, dejando
‘pegados’ a los jueces en la maniobra.
Este miércoles (13/06) la Corte pidió información
a la Anses sobre el cumplimiento en los pagos de juicios por parte de jubilados
y el destino de los fondos que administra, justo un día después del anuncio de
que con esos fondos se pagarán las viviendas del Plan de Créditos del
Bicentenario.
En cuanto a la ofensiva de los amparos, la
novedad este miércoles (13/06) fue que hasta ahora las medidas
cautelares contra las restricciones a la compra de dólares habían sido
rechazadas y el temor de la AFIP es que el caso del petrolero neuquino pueda
convertirse en un caso testigo.
Por eso la celeridad con que la AFIP salió a
apelar la medida.
En un comunicado, la AFIP indicó que tras la
notificación de la medida judicial, presentó el recurso de apelación contra la
cautelar para "evitar su efectivización" e indicó que
el recurso fue "concedido por el Juzgado actuante con carácter suspensivo,
es decir, no se debe efectivizar la habilitación de la compra de dólares hasta
tanto resuelva dicha apelación la Cámara Federal".
En tanto, en Mar del Plata, un juez federal
aceptó dos recursos de amparo por el mismo motivo, pero rechazó las medidas
cautelares.
El juez Alfredo López hizo lugar
a los recursos de amparo contra el Poder Ejecutivo y la AFIP, que fueron
presentados en Mar del Plata por un viajero al exterior y un jubilado.
El magistrado rechazó el dictado de medidas
cautelares por entender que no hay una situación de peligro por la demora.
A la vez ordenó al Gobierno, a la AFIP y al Banco
Central (BCRA) que justifiquen su accionar. El fiscal se había pronunciado en
forma positiva e incluso en el caso del viajero había dictaminado a favor de
ordenar una medida cautelar, hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo.
Otro caso –anterior- es el de Julio César
Durán quien presentó un amparo a las restricciones para la compra de
U$S 10 para regalarle a sus dos nietos y que motivó que Cristina
Fernández lo apodara como el “abuelito
amarrete”.
Pero volviendo a la apelación de la AFIP
surge una peculiar contradicción. En la primera respuesta a un amparo
que tuvo que dar la Administración Federal de Ingresos públicos para que se
niegue la venta de dólares desmintió que tenga injerencia en los controles y
derivó al Banco Central las responsabilidades.
“Mi demandante no es quien rechaza o
aprueba la compra de dólares”, dice el documento que presentó como
respuesta a una demanda de una mujer que no pudo comprar divisas, la AFIP.
“La normativa es razonable, toda vez
que el contribuyente demuestre su capacidad económica, no existe obstáculo en
cuanto a su validación para la compra de moneda extranjera; circunstancia esta
última que en definitiva depende de la autoridad monetaria”,
esgrimió la defensa de la oficina que conduce Echegaray que este
miércoles apela raudamente el fallo en la justicia neuquina.
El amparo donde da esta respuesta la AFIP fue
presentado por Justa Rupérez por no poder comprar U$S 1.700 en
una sucursal del Banco Piano.
La AFIP negó las acusaciones en su contra con
estas palabras:
“Niego que se le haya negado en forma arbitraria
y sin fundamento alguno a la actora la compra de US$ 1.700”.
“Niego la falta de claridad en los parámetros con
los que se fijan los topes”.
“Niego la imprecisión de criterios para habilitar
las operaciones” .
“Niego que exista decisión del Gobierno de que la
AFIP otorgue el aval definitivo a la compra de dólares”.
“Niego que mi parte (la AFIP) se encuentre
implementando un sistema de regulación cambiaria”.
“Niego que mi mandante rechace el pedido de
compra si el comprador mantiene deuda impositiva”.
La defensa indicó además que hay otras vías para
hacer el reclamo. “Existen otras vías legales -incluso de mayor debate y
prueba- habilitadas para hacer valer sus derechos”, aseguró.
Cacerolazos, corralito, pesificación, depósitos,
y amparos son todos conceptos asociados a la crisis del 2001-2002.
En ese
momento los cacerolazos, -que ahora son de menor envergadura pero ya lograron
que Cristina tuviera que ‘bajar’ Daniel Reposo para ocultar la
manifestación en Plaza de Mayo-, aparecieron por el ‘corralito’ de
Domingo Cavallo.
Allí quedaron atrapados los ahorros de la
gente y empezaron a llover los amparos de los ahorristas. Luego vendría la
pesificación de los depósitos y de las deudas.
A este punto el Gobierno de
Cristina Fernández no llegó, recién instaló el debate de los
contratos en pesos y la pesificación de sus dólares y los de sus ministros a
modo de ejemplo para la sociedad.
Al igual que hace 10 años, al final del camino de
los amparos del 2012 están también los dólares, una de las principales
herramientas de ahorro de los argentinos frente a una moneda nacional que
históricamente se ha devaluado y que ahora sufre los efectos de la
inflación.
Y el ahorro en dólares se hace más inevitable
cuando el acceso a la compra de viviendas (los ‘ladrillos’ siempre fueron la
otra alternativa de ahorro) se maneja en esa moneda y además la adquisición está
acotada por la crisis económica y la prolongada falta de créditos, algo que
termina reconociendo el propio Gobierno cuando lanza el plan de viviendas del
Bicentenario.
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