El feliz reencuentro de un padre y un hijo separados por una secta
Reproducimos a continuación un artículo escrito por la experta Mara Martinoli, responsable de la Asesoría para Grupodependientes (APG) de La Plata, Argentina, sobre el caso personal de Juan Contreras Bustos, relativo a las sectas en Iberoamérica.
La historia de mi amigo Juan es una entre tantas otras historias vividas en el reclamo desesperado a diferentes organismos: chilenos, argentinos e internacionales.
“Sistemas” que suponemos debieran haber defendido a todos los implicados, pero que demostraron en la inacción de la supuesta salvaguarda de derechos, una interpretación muy acomodada del “Interés Superior” del Niño e imitando la actitud de Poncio Pilatos, dejaron transcurrir y hacer mientras León, su hijo, cargaba el hándicap del encubrimiento del “sistema”.
Un circuito de indiferencia que Juan manifestó incansablemente por todos los medios humanos posibles.
La síntesis de esta historia fue publicada en el boletín InfoRIES nº 177 (20 de noviembre de 2010):
“Padre chileno denuncia el secuestro de su hijo por parte de la Fundación Hastinapura”;
y en Tribuna de Periodistas:
“
De cómo la secta nueva Acrópolis destruyó a mi familia”
(Desgarradora crónica de un padre que pelea para recuperar a su hijo) (19-11-2010).
Demasiados interrogantes durante el trascurso de diez años sobre causas y sus efectos, sobre grados de responsabilidad, o complicidad, sobre cómo continuar cuando la situación supera, cuando parecían haberse agotado las instancias y las alternativas, cuando aparentemente no había más vías, cuando lo institucional, es oportuno reiterar, se hizo cómplice sin dar respuestas.
Pero en el abismo del dolor, de las falsas acusaciones, de la impotencia y la indefensión, Juan no se aletargó, no lograron devastarlo porque la inteligencia inquieta siempre desafía la percepción del espectáculo del mundo que se presenta como extraño.
El sentido de la existencia de cada uno a veces lo descubrimos por casualidad, porque se nos limita y desde “lo humano”, Juan encontró en la ayuda al otro ese sentido tan encarnado en su existencia: el de la solidaridad.
Y tal vez sin analizar demasiado, divulgó, informó, investigó e inició una
“red de favores” profundizando los temas sectarios y publicando cada paso dado.
Y como en la vida todo es un ida y vuelta, somos varios los afectados que nos iniciamos en esto para que otros no caigan en el abismo del abandono o en la soledad de la incertidumbre por no comprender los por qué.
Gracias, Juan, fuiste el motor de APG, esa humilde asesoría que se inició cuando la desesperación de esta madre no hallaba respuestas y te encontró, por “casualidad”, para aprender y esperar.
Hoy, en el aquí y ahora, Juan está junto a León, el hijo que se soñaba en el andar, imaginándolo...
Ninguna montaña se movió ni el mundo se paró.
Pero si alguien preguntara qué es la Fe, simplemente basta con revisar la historia de Juan, porque la Fe, sentida y demostrada, derrumba los mismísimos obstáculos sectarios, moviliza la esencia del más profundo vínculo que se traduce en amor, un sentir firme que aleja la resignación, un objetivo de vida que impulsa la fuerza de “la espera”.
Recuerdo cuando escribí sobre “La historia de amigo Juan”, un sintético recorrido sobre la impotencia y desamparo institucional o cuando los medios miraban (y miran aún hoy) hacia otro lado el mensaje esperanzador de esta historia de unión, de fuerza y confianza, de contención y amparo.
Una historia cuyos detalles o marcas más profundas tal vez a futuro León narrará.
“Después de mucho tiempo, al fin pude llegar a reencontrarme con mis raíces y es muy bello volver después de tanto tiempo a ver a sus abuelos, y sobre todo a su padre del que casi solo recordaba por alguna foto vieja que tenía.
Agradezco que mi padre haya luchado tanto por esto y que haya perseverado siempre, cualquier otra persona hubiese bajado los brazos mucho antes, pero él no, considerado por mí valiente como pocos.
Hoy podemos compartir cosas como unos mates a la mañana o alguna charla, de apoco voy encontrando respuestas a muchas cosas de las que siempre me pregunté y nunca pudieron contestar, agradezco también a una persona y amigo de la familia que ayudó mucho y lo sigue haciendo José Pablo, que fue un compañero fiel siempre a la par de la lucha que hoy hizo que la balanza se inclinara hacia nuestro lado y nos dé a mí y a mi padre la posibilidad de comenzar una nueva vida juntos. Hoy empiezo a ser feliz de nuevo, decido restaurar el vínculo con mi padre y formar parte de mi familia”.
León.
Diez años…
Demasiados en la trayectoria y en espera de alguna respuesta para compensar el daño permitido, encubierto y cómplice, por conocido.
La lucha de “papá Juan” sólo hace poco comenzó, en el momento de ese particular reencuentro.
"Hay una sociedad allí donde hay normas y el miembro de la sociedad se atiene a ellas.
Donde no hay normas o, si las hay, no son cumplidas por nadie, sólo se trata de un conglomerado informe de seres extraviados".
Prof. Dr. Marcelo A. Sancinetti (discurso en la FDCS de la UBA, 7-12-2005).
InfoRIES - Nº 249 - 17 de agosto 2012
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