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Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 16 de septiembre de 2012

Boudou sufre la minuciosa desintegración de su poder


Tras el caso Ciccone, el Gobierno comenzó progresivamente a vaciar de poder al vicepresidente.
Tanto en el ministerio de Economía, como en el Senado y la Casa de la Moneda, el marplatense perdió la influencia por orden de la propia Cristina Kirchner.
Además se le quitó todo el rol político en el PJ de la Capital.
La causa judicial que preocupa a la Rosada.

La Politica Online  

Amado Boudou se está quedando sin los espacios de poder que acumuló al llegar a la vicepresidencia.
La orden proviene de la propia Cristina Kirchner, que lo sostiene en público pero por debajo le está quitando toda su influencia.

Como explicó LPO, luego de estatizar la imprenta Ciccone, la presidenta instruyó al Gabinete y a su equipo político a reconstruir la imagen del vice e intentó tenerlo cerca de ella en cada presentación pública.

Pero en lo que concierne al poder real, Boudou fue perdiendo fuerza progresivamente tanto en el poder Ejecutivo como en el Senado.

En primer lugar, el ministro Hernán Lorenzino, barrió con toda su gente.
A fines de julio desplazó al subsecretario de Administración y Normalización Patrimonial, Manuel Somoza y al subsecretario de Relaciones Institucionales Miguel Cuberos, reemplazados por Leonardo Arbía y Leonardo Fachina, dos hombres de confianza de Lorenzino.

La semana pasada, Lorenzino logró deshacerse de otro hombre cercano a Boudou.
El secretario Legal y Administrativo, Andrés Iturrieta, presentó su renuncia luego de varios meses de cortocircuitos con el ministro.

En el Senado, en tanto, el kirchnerismo lo corrió del eje de las negociaciones que está en manos del jefe de bloque, Miguel Pichetto.
En febrero ambos tuvieron un duro cruce cuando el vicepresidente intentó imponer al camporista Sabino Vaca Narvaja como prosecretario administrativo, en lugar del fueguino Mario Daniele.

La semana pasada, el cruce se hizo público, en plena sesión. Boudou cortó al jefe de bloque cuando éste gritaba enfurecido contra los senadores de la oposición.
El recelo del ex ministro de Economía se explica porque el Gobierno ya no habla de los temas del Senado con él; el interlocutor es el senador rionegrino.

La sangría de Boudou se extiende a otras áreas.
El vicepresidente también perdió influencia en el Correo, donde había hecho pie a través de un acuerdo con el diputado provincial José Ottavis, de La Cámpora.
A partir de la semana pasada, el correo es una de las empresas públicas que mandó a controlar el vice ministro de Economía, Axel Kicillof, a través de una especie de Dirección Nacional de Empresas.

Kicillof también limó el poder del vicepresidente en la Casa de la Moneda, que preside una mujer que responde a Boudou, Katya Daura.
Allí, el funcionario de La Cámpora logró colocar a un economista de su entorno, Esteban Kiper, como vicepresidente del directorio.
Ahora, según publicó Clarín, Daura ya le habría comunicado a sus colaboradores que abandonará el organismo en el corto plazo.

Boudou también fue arrancado de raíz de la política porteña, a poco más de un año de ser precandidato de jefe de gobierno de la Ciudad.
El vicepresidente no tiene espacio en la comisión de acción política que creó el PJ porteño, que incluye figuras como la de Guillermo Moreno, Carlos Tomada y Juan Cabandié.
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COMENTARIO
Anónimo:

¡ENTRE LADRONES!
No tienen ninguno "NINGUNA SEGURIDAD" por ser "delincuentes":
El que cae en desgracia "se embroma".
Los demás continúan mientras puedan; ese es "el código".

Sin ninguna duda operan como una única "asociación ilícita" y pretenden que se les considere como "Democracia", siendo en verdad solo dos bandas de salteadores del Estado:
Una especializada en "estafas a la fe pública" y otra de "delincuentes terroristas" especializados en subversión política y destrucción de los valores de la cultura universal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡ENTRE LADRONES!
No tienen ninguno "NINGUNA SEGURIDAD" por ser "delincuentes": el que cae en desgracia "se embroma". Los demás continúan mientras puedan; ese es "el código".

Sin ninguna duda operan como una única "asociación ilícita" y pretenden que se les considere como "Democracia", siendo en verdad solo dos bandas de salteadores del Estado: una especializada en "estafas a la fe pública" y otra de "delincuentes terroristas" especializados en subversión política y destrucción de los valores de la cultura universal.