Como si fuera posible, los primeros "buenos" para el Gobierno de Cristina Fernández por aceptar el canje, los segundos "malos" por reclamar el 100% de la deuda argentina ante el juez Thomas Griesa, se enfrentan ante la misma Justicia por otra causa: la mexicana Vitro.
Dicen que después de triunfar sobre gobiernos y de obtener los desembolsos de Lehman Brothers y Enron, el dueño y señor de la deuda en dificultades está en camino de añadir el tenaz fabricante de vidrio mexicano a su lista de triunfos. Pero también dicen que si David Martínez termina ganándole el pulso a Paul Singer, en Argentina, encontrará más que amigos.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24)
El empresario mexicano
David Martínez Guzmán vuelve repentinamente al centro de la escena con la
presentación, esta semana, por parte de la compañía que fundó, Fintech Advisory
-dueña del 40% de Cablevisión- de un plan de reestructuración para adecuarse a
la Ley de Medios.
Fintech fue el emergente
del acuerdo entre Néstor Kirchner y Grupo Clarín para la compra de Cablevisión,
que luego fue fusionada con Multicanal.
Sin embargo, esta empresa también está involucrada en otro tema que
preocupa al Gobierno nacional: la reestructuración de la deuda externa.
Ocurre
que Martínez también tenía
bonos en default argentinos pero decidió aceptar la oferta que realizó Néstor
Kirchner en su reestructuración.
Así quedó enfrentado a Paul Singer, el
dueño del fondo buitre Elliot Management que embargó la fragata Libertad.
Pero la pelea judicial con Singer, ante los tribunales de USA, es por partida doble: además de
la Argentina, los enfrenta el caso de Vitro, la mayor fabricante de vidrio
mexicana, que ya llegó a los tribunales norteamericanos.
En 2009, Vitro entró en
bancarrota, y la familia Sada, propietaria de la misma, recurrió a Martínez para
mantener el control de la misma.
Ocurre que Singer se abalanzó en 2010, más de un año después del default de
Vitro, sobre $1,200 millones en bonos, ocurrido en febrero de 2009.
Experto en
aprovecharse de la deuda de empresas que luchan por mantenerse a flote, como
Lehman Brothers Holdings, adquirió los bonos de Vitro con descuento.
Luego
presentó una demanda para que se le pagara la suma totalidad, al rechazar la
reestructuración de la deuda propuesta por Vitro que ofrecía a los acreedores
extranjeros la mitad de su inversión original.
Según cuenta la agencia 'Bloomberg', a través de innumerables demandas
presentadas en México y USA, Elliott y otros fondos de inversión han cuestionado
la quiebra de Vitro y tratado de apoderarse de sus activos e ingresos de sus
clientes en USA, entre los cuales se incluye a Ford Motor Co.
“Paul Singer no tiene miedo de inmiscuirse en situaciones que
francamente asustan a mucha gente”, dijo Kenneth Buckfire,
presidente ejecutivo y director general de Miller Buckfire, un banco de
inversión con sede en Nueva York que ha reestructurado empresas en
bancarrota.
Sucede que la reorganización de Vitro fue aprobada por un tribunal mexicano
a principios de este año, pese a las objeciones de algunos tenedores de bonos
que apelaron.
Ya que Vitro cuenta con operaciones en USA, solicitó a un tribunal
de Dallas que se llevara a cabo su reestructuración mexicana en el marco del
Capítulo 15 de la Ley de Bancarrota (aplicable a los casos transfronterizos), en
un esfuerzo por detener los litigios por parte de tenedores de deuda como
Singer.
El 13 de junio el juez Harlin Hale rechazó la solicitud de Vitro, al
afirmar que el plan mexicano tenía fallas porque no protegía adecuadamente los
intereses de los acreedores estadounidenses.
Asimismo, el juez dijo haber encontrado pruebas de presuntas votaciones
sospechosas en el procedimiento de reorganización de la empresa, porque Vitro
utilizó a personas de la empresa para vencer a los acreedores externos.
Dos días
más tarde, el juez reiteró que Vitro no debe trasladar activos ni desviar sus
negocios a otras entidades, en un intento de frenar a los tenedores de
bonos.
La disputa no mostró señales de desvanecerse, ya que Vitro apeló la
decisión de Hale.
Justamente, la estrategia de reorganización que adoptó Vitro fue convertir
a las filiales en sus principales acreedores, con lo cual lograron superar los
votos de los tenedores de bonos estadounidenses como Singer.
El caso está poniendo a prueba hasta qué punto la ley de bancarrota de
México se aplica en USA, y dicen que el resultado podría influir sobre futuros
acuerdos.
En USA una quiebra en virtud del Capítulo 11 no permite a una empresa crear
créditos internos para superar en votos a acreedores que son terceras partes,
dice Cameron Kinvig abogado de Hunton & Williams en Dallas.
“Los tenedores de bonos son lo más importante”, indicó.
“Los créditos entre
las empresas están relegados al puesto más bajo en la escala de
prioridades”.
Arturo Porzecanski, profesor de finanzas internacionales en la American
Universityen Washington, dice que el caso de Vitro constituye la primera vez que
se solicita a un juez de USA que autorice un plan mexicano que no sería aprobado
en el marco del sistema judicial estadounidense.
“Lo que Vitro ha hecho es pasar un camión por el enorme vacío legal
existente”, agregó.
Ellos afirman que la reestructuración de Vitro es compatible con las leyes
mexicanas y debería aplicarse en USA.
"Vitro utilizó las leyes locales para
defenderse después de declarar default sobre su deuda.
La junta directiva de
Vitro contrató a un despacho de abogados externo para examinar el plan", dijo
Alejandro Sánchez Mújica, asesor jurídico de Vitro.
"Hemos obtenido la opinión jurídica de dos expertos en leyes del mercado de
valores, derecho corporativo e insolvencia, para asegurar que estábamos actuando
en el marco de la ley", dijo.
Los legisladores estadounidenses dicen que el método aplicado por Vitro
podría desestimular la inversión transfronteriza, lo que afectaría a ambos
países.
"Al subvertir las normas jurídicas internacionales establecidas, también se
perjudicará la economía mexicana, al reducir drásticamente su acceso a los
mercados de USA e internacionales", manifestaron por escrito los congresistas
Patrick Meehan (Republicano por Pennsylvania) y Jared Polis (Demócrata por
Colorado) el 18 de octubre a Arturo Sarukhan, embajador mexicano, según la
mencionada agencia.
Allan Brilliant, abogado de los acreedores de Vitro, es más directo. "Vitro
creó la deuda de mala fe para aprovecharse de lo que consideran es un vacío que
existe en la ley de quiebras de México", señaló.
Durante décadas Singer ha reinado como un experto en librar y ganar
prolongadas batallas jurídicas.
No tiene miedo de enfrentarse a corporaciones o
gobiernos para cobrar la deuda en default.
Durante los últimos 35 años su fondo
ha devengado un promedio de 14% al año, según su informe anual a los
inversores.
En el año 2000 el gobierno de Perú accedió a pagarle US$58 millones, lo que
representa una ganancia de 400% sobre la deuda de dos bancos peruanos que él
había comprado cuatro años antes.
Además de la larga lucha contra la Argetina...
"Es necesario esforzarse bastante para jugar este juego, y muy pocas
personas tienen esta dedicación", señaló Anna Gelpern, profesora de la facultad
de derecho de American University.
Fue en Vitro, que David Martínez aportó $75 millones en financiación y la
ayudó a trasladar sus unidades más rentables para que no estuviesen al alcance
de sus acreedores, y sumó así otro enfrentamiento con Singer, como ocurrió con
su ayuda a la Argentina, y en otros reestructuraciones, a Brasil y
Ecuador.
A instancias de Fintech, Vitro creó el plan para redistribuir los activos
de la empresa, con lo cual el fabricante de vidrio al final terminó debiendo
$1,900 millones a sus propias filiales.
Según los documentos públicos y los
tribunales, esta maniobra se mantuvo en secreto de los acreedores durante 10
meses.
Martínez no quiso hacer comentarios al respecto.
Adrián Sada indica que nunca ha tenido miedo de perder la compañía que creó
su bisabuelo, Francisco Sada, junto con Isaac Garza como una rama de Cuauhtémoc,
empresa fabricante de cervezas. Las dos familias establecieron la fábrica de
vidrio en 1909 para contar con un suministro constante de botellas.
Los Sada se hicieron ricos y poderosos a medida que Monterrey, capital del
estado nororiental de Nuevo León, se convirtió en el corazón industrial de
México.
Adrián Sada fue nombrado presidente de Vitro en 1991, indicó Roberto
Riva Palacio, portavoz de la empresa, y pagó casi US$1 mil millones para Anchor
Glass Container de Tampa, Florida y Vidrio Latchford de Huntington Park,
California.
El momento de hacerlo fue desastroso, ya que fue cuando los fabricantes de
refrescos cambiaron sus envases por unos hechos de plástico.
Vitro vendió Anchor
por US$392,5 millones en 1997, es decir, menos de la mitad de lo que había
pagado. La compañía vendió también una filial de artefactos para el hogar y
redujo sus gastos para convencer a los inversores que debían comprar US$1,200
millones en bonos en el 2007.
Un año más tarde, las ventas de Vitro se desplomaron en medio de la
desaceleración económica mundial. Los derivados que apostaron por un costo cada
vez más alto del gas natural sufrieron un revés, lo que obligó a la empresa a
pagar US$85 millones para los ajustes en los márgenes.
En febrero de 2009, Vitro
dejó de pagar intereses por US$44,8 millones sobre los US$1.200 millones de
bonos y no pudo reembolsar US$ 255 millones en pérdidas incurridas a causa de
instrumentos derivados.
Martínez intervino; el fundador de Fintech ocupaba un lugar de la junta
directiva de Alfa, al lado de Adrián Sada y en 2004 había ayudado con la
reestructuración de Cydsa, empresa química controlada por la familia. En
diciembre de 2009, Vitro entregó US$75 millones a Fintech para que comprara el
terreno en el cual están las fábricas de la compañía y luego lo cedió a su vez a
Vitro.
Martínez instó a llevar a cabo una reorganización completa, lo que generó
43 operaciones en las cuales Vitro adquirió acciones de las subsidiarias y
canjeó deuda por capital; con esto, Vitro terminó debiendo US$1.900 millones a
sus unidades.
Martínez se benefició al ejercer una opción de participación del
24% en el capital social de Vitro, a cambio de los terrenos citados.
Para el otoño de 2010, Vitro no había logrado llegar a un acuerdo con los
tenedores de bonos, y se declaró en quiebra en México en diciembre de ese año,
lo que finalmente fue aceptado en abril de 2011.
También se acogió a lo
dispuesto en la ley sobre quiebras en USA, para que se reconociera su
reorganización más allá de sus fronteras.
Vitro utilizó US$1.900 millones en préstamos entre empresas relacionadas
para derrotar la oposición de los demás acreedores.
Muchos de los tenedores de
bonos originales no pudieron soportar más estas maniobras y se rindieron.
“Los acreedores no querían recurrir a los tribunales mexicanos”, dijo Brian
Cullen, director general de Duff & Phelps, que asesoró a los tenedores de
bonos.
“En su lugar, Vitro tuvo que hacer frente a los fondos de inversión que
entablan litigios cuando creen que se les ha perjudicado”.
La empresa Elliot de Singer y Aurelius Capital Management con sede en Nueva
York se agruparon para la lucha; estas dos empresas, junto con otros fondos de
inversión, incluidos Davidson Kempner Capital Management de Nueva York y Lord
Abbett de Jersey City, han presentado más de 300 demandas judiciales, sólo en
México.
En abril de 2011, la jueza Sandra López en Monterrey nombró a Javier
Navarro Velasco, socio de los despachos locales de Baker & McKenzie, para
tratar de acercar a ambas partes.
Los fondos de inversión no estaban interesados
en la negociación, explicó Navarro Velasco; querían US$1,100 millones en bonos
nuevos, un pago en efectivo del 10% y 61% de las acciones de Vitro.
“Era una situación ridícula”, dice Navarro-Velasco. “No era en serio; ellos
no querían negociar”.
A finales de octubre, Navarro Velasco dio a conocer las condiciones, bajo
las cuales se ofrecían 45 a 55 centavos de dólar a los acreedores.
En febrero,
un tribunal de Monterrey aprobó la reorganización de Vitro.
Elliott y otros
acreedores interpusieron un recurso de más de 600 páginas, el cual aún sigue
pendiente.
“Ofrecimos negociar con Elliott y Aurelius, mostrarles nuestros libros, y
sostener una discusión racional”, señaló el principal asesor jurídico.
“Sólo
querían proseguir con sus actividades bursátiles y continuar litigando”.
Para enfatizar este punto, Sánchez Mujica leyó una cita de una entrevista
que Singer dio a 'Bloomberg Markets' en 2008:
"Nuestro objetivo
prioritario es encontrar situaciones de bancarrota en las que nuestra capacidad
para controlar o influir en el proceso es lo que impulsa el
valor", dijo Singer en ese momento.
"Eso es lo que más
preferimos".
Dicen que después de triunfar sobre gobiernos y de obtener los desembolsos
de Lehman Brothers y Enron, el dueño y señor de la deuda en dificultades está en
camino de añadir el tenaz fabricante de vidrio mexicano a su lista de
triunfos.
Sin embargo, una persona próxima a Martínez explicaba hace
poco en 'The New York Times':
"Si no sabes quién es el tonto en un negocio,
entonces el tonto eres tú. Cuando David está envuelto en algún caso tú sabes que
él no es el tonto".
Y, en la Argentina, si
Martínez termina
ganándole el pulso a Singer, de seguro, encontrará más que
amigos.
# El "buitre malo"
El estadounidense Paul Singer tiene 68 años, está divorciado y es padre de
un hijo gay.
Gestiona, como director del fondo Elliott Capital Management, un
capital superior a US$15.000 millones, según el diario español 'El País'.
Y este
fondo, a su vez, es propietario de NML Capital, la empresa que ha conseguido
confiscar la Fragata Libertad.
Singer lleva décadas especializándose en comprar
deuda de países como Perú o Congo cuando su valor se encuentra por los suelos
para después reclamar un precio mucho más elevado.
Opera en Wall Street, y
además, influido por su hijo, quien se casó en 2010 con otro hombre, ha donado
más de US$12 millones para las campañas a favor del matrimonio homosexual.
Desde hace varios años, Singer se ha convertido en la pesadilla del
Ministerio de Asuntos Exteriores de Argentina.
Cada vez que en la Casa Rosada se
prepara un viaje se tiene muy presente que los despachos de abogados de Singer
permanecen al acecho.
Cuando la presidente Cristina Fernández viaja a USA, la larga mano de
Singer ya ha pagado con antelación a jóvenes que reparten folletos contra la
política del Gobierno allá donde la presidente se presenta.
Cuando se supo que
Singer había conseguido confiscar la fragata en Ghana, el Ministerio de
Exteriores se apresuró a emitir un comunicado donde informaba sobre el
millonario y su fondo de inversión:
“El fondo buitre NML tiene su sede en
las islas Caimán, una guarida fiscal que, vale recordar, es una colonia de Gran
Bretaña, desde la cual operan quienes no se someten a las leyes de ninguna
jurisdicción y han sido denunciados tanto por el G-20 como las Naciones
Unidas. (…) El Grupo NML pertenece al especulador internacional Paul
Singer y es el principal financista del lobby que opera en la justicia y el
Congreso de Estados Unidos con el nombre ATFA para perjudicar a nuestro
país”.
El comunicado recordaba que entre las acciones del fondo que preside Paul
Singer se encuentra la de “colocar una rata gigante en la puerta de la
Embajada argentina en Washington” mientras se celebraba un aniversario de
la independencia argentina.
Singer no escatima gastos en acciones legales.
Y más
de una vez logró torcer los planes logísticos del Gobierno.
Entre 2007 y 2010,
el Gobierno de Argentina tuvo que cancelar vuelos del avión oficial Tango 01 a
USA y a Alemania para que no lo embargaran.
Paul Singer suele conceder muy pocas entrevistas.
Año tras año su fortuna
ha ido creciendo entre fondos de inversiones y otros especulativos con peor
imagen. Su estrategia es cultivar la “humildad” y la discreción lo máximo
posible.
Pero también a Singer le ha salido la horma de su zapato en USA, con un
perfil más discreto aún:
# El "buitre bueno"
Martínez Guzmán nació en Monterrey, México, en 1957.
Hijo de Manuel
Martínez y María Guzmán, su padre trabajaba en negocios de maderas y aceites,
hasta que recibió una herencia.
Luego de terminar sus estudios en el Instituto
Irlandés de Monterrey, su madre sugirió que se inscribiera en el seminario
romano de la Legión de Cristo, para ser sacerdote.
Pero en Roma duró sólo 6
meses.
De regreso en México, obtuvo el título de ingeniero electrónico en el
Tecnológico de Monterrey (ITESM) , y más tarde realizó en Harvard Business
School, donde obtuvo una maestría en administración de negocios (MBA, por sus
siglas en inglés).
El empresario trabajó en el Citibank, pero se dice que fue su
abuela quien le facilitó US$300.000 para iniciar su propia empresa, Fintech.
A
partir de la reestructuración de la deuda del conglomerado mexicano CYDSA, una
de las empresas que lo rechazó cuando él era más joven (los González Sada),
Martínez/Fintech creció notablemente.
Actualmente el financista vive en la lujosa torre Time Warner Center, en
Columbus Circle, en el que acaso sea uno de los pisos más caros de todo New
York.
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