"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 26 de enero de 2013

Todas las Corinas ¿son lindas ?



¡Ay, Corina Kavanagh !

Cuenta la leyenda que en un lejano país del sur, cuyo nombre recuerda lo plateado, cerca de un lugar donde antes había sido plaza de toros, una hermosa joven llamada Corina sufrió el despecho de su ex- futura suegra, que logró separarla de su amor.

Celos, pasión y solapada venganza hicieron que la hermosa Corina Kavanagh hiciera levantar el edificio más alto y más moderno de Buenos Aires.
La mayor venganza arquitectónica había comenzado en plena década del ´30.
Argentina, sexta economía mundial podía permitirse el dulce placer de vengarse a través de la arquitectura.

El mejor estudio de arquitectura, la mayor cantidad de ascensores de servicio, el récord de velocidad de construcción, la mayor cantidad de acero utilizado en un edificio hasta entonces en cualquier lugar de hispano américa... recuerdan las obras del genial arquitecto Howard Roark de Fountainhead.

El edificio cumplía una secreta misión, por todos conocida:
Tapar la visión de la basílica del Santísimo Sacramento desde palacio Anchorena, donde la dueña de casa, doña Mercedes Castellanos de Anchorena disfrutaba de la vista privilegiada a la Basílica que con piadoso amor había ordenado construir.

El Kavanagh se levanta combativo, entre San Martín y Florida, cortando la visión entre el hogar de doña Mercedes y el Santísimo.
Orgulloso y austero, impuso su presencia.
No se podía no verlo.
Majestuoso en su despojo.
Imposible ignorarlo.
Se interponía, molestaba, agredía con su sola existencia acercándose al cielo.
Recordaba permanentemente su razón de ser con su presencia.
Venganza, podría haber sido su nombre.
La “V” de Vendetta podría estar grabado en el blanco granito que recubre como piel, su musculatura de acero.

Valió cada centavo gastado.
Para levantarlo, fue necesario que la hermosa Corina vendiera tres estancias en Venado Tuerto.
Pero valió la pena.
Es el monumento que recuerda un amor no correspondido.
Si solo fuera no correspondido...
Pero era la madre de él quien en realidad no correspondía por considerarla una new rich que no llegaba a los talones de los Anchorena.

La historia, que se repite como opereta en 2013 nos presenta a una nueva vecina del Kavanagh:
La sindicalista Alicia Castro, flamante embajadora argentina en Gran Bretaña, recuerda con su sola presencia en 65 Brook, que se encuentra en ese lugar, pleno corazón de Mayfair para incomodar.
Podría haber sido un embajador de carrera el que ocupe la difícil misión, en el crucial año 2013 en que Argentina intenta conseguir soberanía sobre Malvinas, pero al igual que en una historia de amores encontrados, Corina lo que quiere es incomodar, recordar, aguijonear.

Por la embajada argentina en Londres han pasado diplomáticos de carrera de los kilates de Mariano Balcarce y Carlos Saavedra Lamas logrando importantes conquistas para los intereses del país como fue el pacto Roca Runciman.
Nombrar en plena efervescencia como embajadora a una azafata cuyo máximo currículum es haber cantado loas al tirano Chávez no parece la mejor opción para lograr un diálogo fluido entre países civilizados.
En diplomacia, donde las formas son el fondo, “la designación” en si misma, tiene un significado.

Gélidos vientos soplan entre la rubia albión y la sureña plateada.
La viuda de hierro ya exhibió su primera jugada:
Corina levanta su edificio para que se note.
La segunda jugada parece adivinarse.

Por Anton Barreneche

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