Es motivo de una gran polémica por estas horas el rol, la credibilidad y la honestidad de Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, santafecino designado por Néstor Kirchner en el tribunal pero hoy día cuestionado por muchos K... hasta que sucedió el debate de la reforma judicial, donde algunos le acusan sólo importarle defender la administración de los recursos de la corporación y no el concepto republicano de independencia de poderes.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
(Urgente24). Crece el debate que disparó Elisa Carrió -cada vez
más ascendente candidata a diputada nacional en la capital federal, haciendo ya
temblar al insípido PRO, que insiste con sus obras innecesarias (ahora le
concede prioridad a una reforma en la Recoleta)- acerca de un supuesto pacto
entre la presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, y el
presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Ricardo
Lorenzetti.
Diputados opositores siguen debatiendo, sin consenso, acerca de la
actuación del presidente de la Corte Suprema en la reforma judicial, luego de
que el Ejecutivo Nacional avalara una serie de cambios cosméticos al proyecto de
reforma del Consejo de la Magistratura, propuestos en una carta que remitió el
juez del alto tribunal, aunque no se la adjudicó sino que la firmaron diversos
magistrados, que apenas exigió mantener sin cambios la administración de
recursos presupuestos y de recursos humanos.
"Siento una gran desilusión con lo que hizo el presidente de la Corte",
enfatizó la diputada Patricia Bullrich, del bloque Unión por Todos.
Para Bullrich, la actitud de Lorenzetti fue similar a la de muchos
gobernadores y remarcó: "no se puede aceptar que te subordinen por la
plata".
A su vez, el diputado radical Oscar Aguad consideró en declaraciones
formuladas al ingresar al Congreso que "la Corte ha hecho lo que tenía que
hacer", al pedir modificaciones sobre un tema que "no es
judiciable".
Antes, Elisa Carrió dijo: “El Presidente de la Corte había pedido un
expediente por el cepo cambiario, yo descarte que existía esa negociación. Hoy
cuando vi la carta de los jueces, pensé que no se podían expedir por los
miembros de los Consejos de la Magistratura y cuando leí lo que la Señora
Presidenta no quería leer, el silencio que había por parte de los oficialistas
no se podía creer. Acá hay un pacto entre el Presidente de la Corte y la
Presidenta de la República Argentina. ¿Qué le da el Gobierno al Presidente de la
Corte? Le da el manejo del dinero, el manejo del presupuesto y del personal más
allá de lo que le dice la Constitución. Es un acuerdo espurio de punta a punta.
Entre la corporación política y la corporación judicial. Acuerdos corporativos
como este, sólo recuerdo el Pacto de Olivos. ¿Qué le va a dar (Ricardo)
Lorenzetti a Cristina (Kirchner)?, porque es Pj. ¿Le dará un fallo
favorable por la Ley de Medios o por el cepo al dólar?”.
Para Lorenzetti, aquel ministro de la Corte que alguna vez hasta especuló
con ocupar el Ejecutivo de la Nación en una transición (lo acusó el Frente para
la Victoria pero él lo desmintió con vehemencia aunque todos sus actos
vehementes ahora son puestos en duda por muchos de sus ex simpatizantes), la
situación es muy compleja.
¿Cómo desmentir lo que se está diciendo de él sin caer en un error con
consecuencias, por lo menos, administrativas? ¿Quién saldrá a rescatarlo?
¿Eugenio Raúl Zaffaroni? Sería peor. ¿Carlos Santiago Fayt? Carece de fortaleza
política suficiente.
Y para colmo, la nota de Adrián Ventura, especialista en temas judiciales del
diario La Nación y la señal de noticias TN:
"Los cambios introducidos ayer en los dictámenes de comisión de la
reforma judicial quedaron definidos a partir de un diálogo directo entre el
presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, y la presidenta Cristina
Kirchner.
El juez se habría reunido con la mandataria el domingo último, aunque
otra versión indicaba que el jueves 18 habrían mantenido una conversación
telefónica. Lorenzetti no quiso confirmar esos contactos . En la conversación,
Lorenzetti consiguió una concesión: que será el máximo tribunal, y no el Consejo
de la Magistratura como estipulaba el proyecto original, el que conservará la
administración de todo el Poder Judicial.
Pero la novedad vino con una sorpresa. En contra de lo que esperaban
muchos camaristas y jueces federales inferiores, y tal como ellos se lo habían
planteado a Lorenzetti, la Corte no pidió que el nuevo proyecto de Consejo de la
Magistratura les garantice mayor estabilidad en sus cargos.
Los magistrados están preocupados porque la iniciativa, que no fue
modificada en este punto, establece que basta la mayoría absoluta de los
consejeros de la Magistratura -que el kirchnerismo alcanzará por sí mismo, sin
aliados- para iniciar la remoción de cualquier juez.
"Lo único que podíamos explicarle al Gobierno es la necesidad de que la
Corte conserve la administración y superintendencia, la tarea de hacer
contratos, realizar inversiones, disponer la política salarial. Porque son temas
organizativos del Poder Judicial, y el Consejo, que tiene una estructura
parlamentaria, nunca las supo ejecutar", dicen cerca de Lorenzetti.
"En cambio, no se puede pedir que el Ejecutivo y el Congreso cambien
las mayorías de designación y remoción de los jueces. Ésas son opciones
políticas, propias de los poderes políticos, hay que esperar que se sancione la
ley. Cuando nos toque intervenir en un caso concreto, entonces sí diremos si
esas reformas son constitucionales o inválidas", dijeron ayer en la
Corte.
En la Corte, sin embargo, niegan que Lorenzetti haya negociado con la
mandataria y también afirman que no hizo ninguna ofrenda a cambio de la
concesión de que la Corte conserve la administración de la Justicia. ¿Qué podría
ofrecer la Corte como moneda de cambio? Algunos sostenían que, para salvar las
funciones de la Corte, Lorenzetti podría haberse comprometido a legitimar con un
futuro fallo la reforma judicial. "No, ése no es el estilo de Lorenzetti",
aseguran en el máximo tribunal. De todos modos, el desenlace de esta historia
tuvo condimentos muy extraños, que despertaron las suspicacias de jueces y de
diputados de la oposición, hasta tal punto que Elisa Carrió habló de un "pacto"
.
En efecto, el 15 de abril, 25 presidentes de Cámaras Federales se
reunieron con Lorenzetti en la Corte y le entregaron una nota en la que abogaban
por tres puntos:
1) Decían que el proyecto debía reconocer a la Corte como única cabeza
del Poder Judicial y mantener sus facultades de superintendencia y
administración.
2) Los camaristas, en esa misiva, también le expresaban a Lorenzetti su
"preocupación" por la amenaza que la nueva ley proyecta sobre ellos, porque
establece que una simple mayoría absoluta de consejeros podrá decidir sobre el
destino y la estabilidad laboral de cualquier juez.
3) El tercer punto de la nota se refería, como el primero, a un aspecto
organizativo: el nombramiento de los empleados.
En Tribunales muchos camaristas creían que Lorenzetti había entregado a
Julián Domínguez, presidente de la Cámara baja, y a la Presidenta, la nota con
esos tres puntos. Pero no fue así: el juez supremo entregó otra nota, fechada el
18 de abril, es decir, tres días después de la primera, que tiene algunas
diferencias con la primera nota:
1) La nota está firmada sólo por Gustavo Hornos, un camarista de
Casación que preside la Junta de Presidentes de Cámaras Federales y no por todos
los camaristas.
2) La nota, que también está desarrollada en tres páginas, señala el
"reconocimiento de la Corte como autoridad máxima del Poder Judicial", menciona
la "preocupación" de los jueces por la posibilidad de que el proyecto de Consejo
transfiera "las facultades técnico-administrativas de la Corte al Consejo" y
también alude a los problemas que plantea la designación de empleados por el
sistema que propuso la Presidenta.
3) En cambio, la nota no dice nada sobre la preocupación de los jueces
por la amenaza de que el nuevo Consejo los pueda remover.
En la Corte reconocieron la existencia de dos notas. Pero trataron de
justificar que la Corte sí puede hablar con el Gobierno para defender sus
propias atribuciones, pero no puede hacerlo para defender la independencia de
los jueces inferiores. "El tema del nombramiento y la remoción de jueces será
cuestionado en la Justicia, y nosotros terminaremos interviniendo. Ahora no
podemos adelantar opinión", se defendían en la Corte. (...)".
No hay comentarios:
Publicar un comentario