Sentir el punto de quiebre, donde no hay retorno.
El limite que marca lo que ya jamás se podrá llegar a ser, vivir o sentir.
El camino transitado lo impide, las propias limitaciones del tiempo que en pasado todo era posible lo transforma en su contrario, llevándonos a un anhelo de vida que rodeado de penumbras del pasado vivido lo transmuta en una abstracción y ficción que solo es posible en el inconsciente.
La llama encendida de una vela que se derrite como las horas transcurridas que merma la vida, detiene el latido, y el torrente de energía que corrían por incendiarios pensamientos.
Se besa las noches pasadas, se abraza la almohada que entierra los más terribles pensamientos, lujuriosos deseos y tiernos sueños.
Lo poco que queda discurre en desvelo, la razón se impone en el conocimiento ahora se sabe que todo aquello que se creyó que nunca pasaría también pasa, nada perdona el olvido que llega con el tiempo.
El transcurrir ha sido violento, los deseos se estacaron y la pregunta que fustiga
-
¿cómo se llega a donde nunca se pensó ni siquiera en llegar,? nada parecido a nuestros deseos.
Se siente, se sabe, se vive el cuerpo lo recuerda en señales irreversibles e indetenibles, el querer desterrar las huellas del tiempo tatuadas en la piel nos lleva a escondernos en una mentira, piadosa, humillante e indigna:
La mentira de una juventud perenne y que ya está pérdida.
Nada detiene el cansancio ni borra el dolor cincelado en el alma que deja las cosas vividas.
No hay retorno, sólo un espejismo fragmentado del tiempo que nos queda para la partida.
© Lilium - Lilith
...
Gracias Lilium - Lilith
No hay comentarios:
Publicar un comentario