La Inmortalidad del Cangrejo.

Por Rodolfo Monteblanco

“El más profundo problema:
el de la inmortalidad
del cangrejo, que tiene alma,
Una almita de verdad…
Que si el cangrejo se muere
todo en su totalidad
con él nos morimos todos
por toda la eternidad”
Miguel de Unamuno

Ya se que un burujón de amigos van a pensar que este post es un relajo al leer el título.
Pero no es así.
La inmortalidad del cangrejo es un tema filosófico del carajo, no de relajo.
En esencia la discusión teórica sobre el asunto se define en dos significados establecidos:
La inmortalidad del cangrejo se basa en que el cangrejo no tiene conciencia de sí mismo, y por lo tanto, tampoco tiene conciencia de que su existencia acabará.
Desde su punto de vista, y a todo efecto práctico para él mismo, el cangrejo es inmortal.
Un segundo significado se basa en que, como el cangrejo no tiene conciencia de sí mismo, todos los cangrejos son, desde el punto de vista de quien los ve, el mismo.
Son iguales, saben lo mismo, hacen lo mismo, etc., no hay ningún conocimiento que permita a un cangrejo ser distinto al otro, por lo que todos son uno.

Lo anterior no lo invento yo ahora de jodedera sino que puede ser consultado en cualquier texto y tratado de Filosofía.
Así Unamuno, Pacheco, Vilches y otros preclaros varones han escrito y analizado tan complejo asunto. Paolo Agazzi dirigió una película en el 2005 con ese título, trasladando conceptos cangrejológicos a un par de humanos marañeros y ladrones.

Bajado a la onda cotidiana, significa que una persona está distraída, bobeando sobre algo, que no está atenta a lo que debe, sino en un estado digamos de comemierdería contemplativa o dejando vagar su mente. También se usa para sacar a alguien de una ensoñación o de una masturbación mental al decirle:
“¿Qué haces, estás pensando en la inmortalidad del cangrejo?”.

Es un término usado además para cuando uno no quiere hacer nada, tirar majá, guillarse y se va a la cama a dormir.
En ese caso uno se despide diciendo “Hasta luego, me voy a pensar sobre la inmortalidad del cangrejo”.
Entonces alguno de los sagaces amigos que aquí participan pudiera preguntarse que coño tiene que ver con nada toda esta perorata del cangrejo.
Pues tiene que ver.
Porque hay una pila de cubanos que no tienen conciencia de nada, menos aún de si mismos.
Son unos cangrejos que no saben que su existencia acabará sin resultado alguno...
Vamos, que se sienten bien siendo iguales, haciendo lo mismo, sabiendo lo mismo, sin diferenciarse y con un desconocimiento tan descomunal que no les permite ver esa diferencia ni cuando le están pasando la bola bajo las narices o por otra parte del cuerpo, independientemente del tamaño, color, textura y consistencia de la bola.
Es decir, dejan vagar su mente en ese estado de ensoñación de que van a mejorar y tal vez algún dia pudiera llegar un cambio, la democracia o algo mas raro llamado libertad, por obra y gracia de mediditas y reformitas totalitarias basadas en el cangrejo, que reculan o caminan de lado, nunca avanzando, mientras tranquilamente se van a la cama sin hacer nada porque para ellos la cangrejera en que se ha convertido la nación, es también inmortal y no vale la pena siquiera pensar en ella.
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