La paz y la violencia: Luz y Sombras

                                             
Día entre fuegos y aguas entre dos recordatorios enfrentados:
El atentado a la AMIA y el cumpleaños de Nelson Mandela
Día para reflexionar sobre nuestra propia Luz

Retira el piloto automático de tu vida, a través del cual no la conduces, sino que eres conducido.
El futuro no es el lugar hacia donde nos dirigimos.
Es el lugar que estamos construyendo y que depende de lo que hagamos en el presente. Por eso, la mejor manera de prever el futuro es creándolo.
Sigamos el ejemplo de Mandela quien nos deja un legado de grandeza y superación.
“Reflexión” “Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que seamos poderosos más allá de cualquier medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta.
La misma no se otorga solamente a algunos de nosotros, sino que está en todos.
Y, mientras que dejemos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a otra gente a hacer lo mismo.
Del mismo modo en que fuimos liberados de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente otros.
Nelson Mandela nació un día como hoy en 1918, en un país que desde las épocas coloniales había sufrido la segregación racial y que alcanzó un nivel de odio de razas tan intenso que crearon leyes para prohibir la mezcla de blancos y negros.
Mandela nunca permitió que las injusticias del mundo lo detuvieran y no esperó a que otros resolvieran el problema, tomó cartas sobre el asunto y luchó durante años por la abolición del apartheid.
Pero en 1962 fue arrestado por las autoridades y puesto en la Cárcel de Robben, con una sentencia de cadena perpetua, lo cual no lo detuvo.
Durante los 27 años que pasó en cárcel, Mandela se dedicó a promulgar un mensaje de unidad, aumentando su fortaleza política a pesar de estar tras rejas, cuando finalmente la presión social sobre el gobierno Sur Africano fue suficientemente fuerte para liberar a Mandela, lo primero que hizo fue perdonar a quienes lo encerraron y entrar en mesas de negociación buscando puntos acuerdos que unificaran a un pueblo dividido.

Hoy, con una energía tan fuerte como la de Mandela, magnificada además por la atención de centenares de millones de personas con los ojos en su salud, aprópiate de la fuerza necesaria para no desistir jamás de tu lucha y la fortaleza de espíritu para buscar siempre la unión sin dejar que el odio invada tu corazón a pesar de las injusticias.