Por Alejandro Borensztein
CLARIN
Mariano Recalde, CEO de Aerolíneas Argentinas, declaró ante un centenar de personas que “no me gusta dar explicaciones en el Congreso ante tipos como el senador Morales que es un zángano, prefiero rendirle cuentas a mis compañeros” .
Luego fue al Congreso y, en lugar de pedir disculpas personales y dar por terminado el episodio (que es lo que hubiera hecho cualquier tipo inteligente y educado), no quiso dar el brazo a torcer y se trenzó en discusiones inútiles. Un clásico del kirchnerismo: complicar las cosas peleando cuando se pueden resolver por las buenas con un poco de muñeca, viveza y cariño. Así, las minas nunca les van a dar bola. Allá ellos.
Al día siguiente, Recalde redobló: “Si tuviera que contestarle a Morales diría que es mucho peor que un zángano, y además formó parte del gobierno que fundió Aerolíneas (la Alianza)” . Hasta aquí los hechos.
Ay caramba, caramba, Compañero Recalde. Qué ganas de complicarme la nota. Hoy podría divertirme con temas más interesantes como la forma en que le soltaron la mano a Insaurralde, o cómo el kirchnerismo está preparando la hoguera para chamuscar a Scioli, o el hecho de que, para encarar el problema de inseguridad que vienen negando desde hace diez años, convocaron a Rambo y Rambito. En lugar de todo eso, tengo que perder tiempo con esta pavada. Pero no te la quiero dejar pasar, campeón.
Vamos por parte: soy argentino, soy judío, soy hincha de Boca y soy hincha de Aerolíneas Argentinas desde chico.
Mi primer vuelo fue en un AVRO a turbohélice. Tenía miedo porque había escuchado que una vez, en pleno vuelo, se abrió la puerta y alguien cayó al vacío. Con la ingenuidad de un chico, pensaba que se llamaba AVRO porque se le abrían las puertas en el aire. Para sacarme el miedo, me llevaron en la cabina con los pilotos. Ahí nació mi amor por tu empresa. Digo “tu” empresa porque ya sabemos que el kirchnerismousa el Estado como propio, desde los medios hasta, justamente, Aerolíneas.
Para entonces vos ni siquiera habías nacido, aunque eso no tiene ninguna importancia. Yo tampoco había nacido el 17 de octubre del 45 y sin embargo te lo puedo contar como si hubiera estado al lado de Cipriano (si no sabés quién fue Cipriano Reyes, pegale un telefonazo a Kunkel, a Tomada, o a algún sindicalista amigo. Ni se te ocurra preguntarle a Boudou porque no tiene la menor idea).
Tiempo después, subí por primera vez al flamante Jumbo 747 de Aerolíneas y desde entonces soy amigote de azafatas, comisarios, pilotos, administrativos, directivos, etc.
Aerolíneas fue grande de entrada, cuando la creó Perón en los años 50. También en los 60, con todos los gobiernos que le siguieron. Creció aún más con el peronismo del 73 e inclusive, hay que reconocerlo, también fue grosa durante el Proceso.
Pero luego los milicos, además de la catástrofe que hicieron, terminaron desmantelando el Estado. “Achicar el Estado es agrandar la Nación” decía la publicidad en los medios de comunicación manejados por aquel gobierno, con el mismo autoritarismo neofascista con que anteriormente lo había hecho la banda de López Rega, y también con el que a veces cometen unos que yo sé.
Para 1983 ya no andaba nada. Ni la salud, ni la educación, ni la luz, ni los teléfonos, ni los trenes (en realidad los trenes tampoco andan ahora), ni los canales de televisión que eran todos del Estado. Ni Aerolíneas.
Ese desastre lo heredó Alfonsín, que poco pudo hacer para resolverlo. Don Raúl había llegado para algo mucho más profundo y fundacional:recuperar la democracia, para todos y todas. Incluyendo la democratización del PJ, que hasta entonces venía manejándose a los tiros pero, forzado por la onda democrática, se adaptó a los nuevos tiempos con la llamada “renovación peronista” liderada por Cafiero, Menem, Manzano y otros (si te interesa el tema, preguntale a Taiana, a Gullo, a Moreno, o a la Compañera Jefa. Acordate, ni se te ocurra preguntarle a Boudou porque de esto tampoco tiene la más puta idea).
Al final del gobierno de Alfonsín, el entonces ministro de Obras Públicas, Rodolfo Terragno, propuso vender una parte de Aerolíneas a SAS (Scandinavian Airlines) para tratar de mejorar la situación. La respuesta del peronismo a través del senador Eduardo Menem quedó en la historia: “¡No permitiremos que le pongan bandera de remate a nuestra línea aérea!”. Cinco minutos después asumía Carlos Menem y les regalaba a los españoles Aerolíneas enterita con los aviones, las turbinas, las azafatas y los carritos con las bandejitas y los canelones. Hasta donde yo me acuerdo, Menem era el peronismo.
Y en su misma boleta electoral venían la Compañera Jefa, el Compañero Jefe y muchos de los revolucionarios actuales (tanto en el 89 como en el 95, cuando Menem ya era Menem). La compañía fue rifada y devastada, pero no recuerdo a ningún dirigente peronista encadenado a un Boeing tratando de salvarla.
Yo no sé si el senador Morales es un zángano. No sé si vive de la jermu, si les pega a los chicos, si pasa quiniela clandestina o si colecciona cajas fuertes. Lo que sí sé es que no formó parte de un gobierno que fundió Aerolíneas porque, como todos bien sabemos, cuando llegó la Alianza en 1999 la empresa ya llevaba 8 años privatizada.
No escribo esta nota para defender al Senador. No lo conozco, nunca lo vi en mi vida y él no necesita que yo salga a defenderlo. Mucho menos voy a defender a la Alianza que hizo todos los desastres que ya sabemos, excepto fundir Aerolíneas.
La razón de esta nota es que no me gusta que cambien la historia. Que inventen el pasado. No, muñeco. Hace diez años que hacen ese chiste. No va más, gato. El pasado reciente tiene demasiados testigos como para tomarnos a todos por giles. Cualquiera puede equivocarse y luego cambiar de opinión, pero hay que reconocerlo, papi, pedir disculpas y jamás acusar a otro de haber hecho lo que en realidad hizo uno.
Personalmente, siempre apoyé que Aerolíneas fuera del Estado. Sobre todo cuando ustedes la privatizaron. Pero estoy seguro de que si la manejan mal inevitablemente volverán a privatizarla. Posiblemente ustedes mismos. Y entonces vamos a decir que vos sí habrás formado parte de un gobierno que arruinó Aerolíneas.
Bajá los flaps, pibe. Tren afuera. Mantené el eje de pista y corregí deriva que el viento lo tenés cruzado.
“Your attention please, we’ll be landing at the National Constitution Airport in about two years. Fasten seat belts and thank you for flying Aerolíneas Argentinas” . Si supieras algo de política, de historia o de aviones, sabrías de qué corno te estoy hablando, papá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario