"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 27 de septiembre de 2013

Cristina perdida en New York

por Roman Lejtman Periodista / El Cronista Comercial

CFK llegaba a Manhattan y ejecutaba una agenda de Estado que incluía un discurso inteligente en Naciones Unidas, un puñado de reuniones bilaterales con mandatarios extranjeros, dos conferencias en universidades de prestigio, seis encuentros reservados con empresarios locales y largas horas en museos, restaurantes y librerías.
Eso terminó.
Ya no hay sonrisas complacientes, ni gestos de poder.
Cristina Fernández de Kirchner está pagando sus errores políticos con un aislamiento internacional que escapa a la comprensión de la Casa Rosada y sus agotados miembros del gabinete nacional.
Frente a la soledad, CFK no hace un examen de conciencia para revertir la tendencia y participar de la agenda diplomática.
Al contrario, exacerba las críticas a los Estados Unidos para lograr cierto respaldo de Brasil y de Rusia. Cristina tiene razón cuando cuestiona el espionaje global montado por Barack Obama, pero su objetivo final no busca un repudio a la violación de los secretos de estado y la intimidad de millones de personas alrededor del mundo.

CFK critica las operaciones clandestinas de los espías americanos para exhibir su desilusión política frente a la ignorancia que concede Obama a sus berrinches políticos. 

La Presidente argentina siempre imaginó una alianza de poder con la Casa Blanca, y aún no entiende la deliberada lejanía montada por los Estados Unidos.
Es fácil su explicación:
Obama no cree en Cristina, y hará muy poco para calmar su histeria personal.

Resulta paradójico, pero la Casa Blanca comparte la mirada de CFK respecto a los Fondos Buitres. Obama considera un exceso la demanda presentada en los tribunales de New York y está inclinado en facilitar la estrategia judicial de Argentina en la Suprema Corte de los Estados Unidos.
Sin embargo, sus intenciones quedarán archivadas hasta que la Casa Rosada sepulte el Memo firmado por Irán respecto al atentado terrorista en la AMIA.

Cristina cree que tiene el mismo espacio político que Dilma Rousseff, presidente de Brasil.
Rousseff desafió a Obama por las operaciones clandestinas de inteligencia y canceló su visita oficial a Washington, pero su agenda bilateral está intacta y las relaciones diplomáticas volverán a sus niveles habituales en los próximos meses.
No es posible comparar la situación de Brasil con el profundo aislamiento que sufre Argentina alrededor del mundo.
CFK está a tiempo.
Debe reemplazar al canciller Héctor Timerman, reformular su agenda diplomática y entender que Pinky y Cerebro sólo es un dibujito animado:


Que no viajan a New York ni participan de la Asamblea General de Naciones Unidas.

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