Por Lucas Parera | Para LA NACION
“El kirchnerismo es un profanador de causas nobles”.
Esa es la hipótesis que el periodista Pablo Mendelevich desarrolla en el libro que acaba de publicar, El relato kirchnerista en 200 expresiones.
Su obra es una suerte de “diccionario” que analiza los slogans, modismos, neologismos y “cristinismos” que constituyen el soporte discursivo del “modelo”.
El también director de la carrera de Periodismo de la Universidad de Palermo, en una entrevista con LA NACION, explica el “disparate” del “doble género” y el uso que Cristina Kirchner hace de su cuenta de Twitter, entre otros temas.
El autor también argumenta que el análisis de “la lengua k es un viaje hacia las entrañas del kirchnerismo”, cuyo habla es “intensa, pasional” e incluso “grotesca porque es demasiada explícita”.
El kirchnerismo colonizó el lenguaje de la misma manera en que colonizó infinidad de aspectos de la vida pública, de la economía, de la política. Creó una lengua casi propia, y pensé que sería interesante analizarlo desde ese aspecto. El análisis de la lengua K es un viaje hacia las entrañas del kirchnerismo.
Vos calificas a esta lengua de “grotesca”, ¿se podría decir que el kirchnerismo es grotesco?
Muchas corrientes políticas inventan un habla, pero la del kirchnerismo es más intensa, más pasional, y a veces incluso grotesca porque es demasiado explícita. La expresión “vamos por todo”, por ejemplo, define una misión ilimitada de meterse con todos los aspectos de la vida.
El análisis de la lengua K es un viaje hacia las entrañas del kirchnerismo
¿Cómo funciona la lengua K?
Con ambigüedad y falta de contenido. La hipótesis que el libro sostiene es que el kirchnerismo es un profanador de causas nobles. Si bien la causa puede ser buena, por ejemplo la estatización de las jubilaciones privadas, la confiscación de Aerolíneas Argentinas, el cambio de la Corte, los derechos humanos, después la revientan, porque el relato no tiene una convicción genuina. El colmo de la profanación es el tema de los DDHH. Usurparon algo que les era totalmente ajeno, porque ellos jamás se interesaron por los derechos humanos antes de 2003. Eso después se paga, porque hicieron un daño enorme, que fue partidizarlos y convertirlos en algo sectario. Al punto que terminaron cooptando a los organismos.
¿Cómo entra el uso del “doble género” dentro de ésta lógica?
Cristina Kirchner pretende imponer hablar con doble género. “Todos y todas”. Hasta ahora se entendía que el vocablo “todos” incluía a las mujeres, pero para CFK las excluye, y así llevó su ansia justiciera al campo de la gramática. Esto es absurdo. Si lo haces arruinas el castellano. Por ejemplo, tomemos una inocente y tierna frase como “el perro es el mejor amigo del hombre”. Debería decirse que el perro y la perra son los mejores amigos del hombre y de la mujer. Pero hay que aclarar que la correspondencia es aleatoria, entonces la frase queda así: “El perro y la perra son los mejores amigos del hombre y de la mujer, aunque no necesariamente mediante alineación por género”.
¿Te parece que hay una intención de imponerlo?
El Estado avanza sobre este disparate. En cualquier momento se va a resolver por decreto, porque no es chiste, ya lo metió en el Senado, en donde es obligatorio. Un senador no puede decir en el recinto: “…porque como opinaron antes los senadores…”. Está prohibido. Ahora tiene que decir: “Porque como opinaron antes los señores senadores y las señoras senadoras.”. Es un artículo que metieron en el reglamento, el 228.
Pablo Mendelevich, autor de El relato kirchnerista en 200 expresiones. Foto: LA NACION / Matías Aimar
¿Qué función juega Twitter en la producción de enunciados kirchneristas?
Con Twitter lo más importante son dos cosas: por un lado, la intercalación de palabras en inglés de parte de una persona que no habla inglés; por el otro, la incontinencia verbal de esta tuitera tan particular que es CFK, que necesita 50 tuits seguidos para decir algo, con lo cual profana o tergiversa la esencia de esta plataforma, que es el poder de síntesis. Esto a Cristina Kirchner no le sale, ella no puede poner nada en 140 caracteres, entonces lo utiliza como si fuera un apéndice de su incontinencia disfuncional.
¿No te parece contradictorio que use el inglés a la vez que reivindica lo “nacional y popular”?
Sí, pero en realidad lo que yo encuentro más llamativo es el uso de expresiones mal utilizadas. Se nota mucho la intención fashion que tienen. No se usan para enriquecer una expresión, sino para seducir a un público joven que ella cree que habla de esa manera. El colmo del uso del inglés es cuando dijo “it´s too much” y quería decir que es muy bueno, en lugar de “demasiado”. Ella ni estudió, ni sabe, ni entiende. Muchas personas no saben inglés y está bien, el problema es pretender usarlo sin saber.
Ella ni estudió, ni sabe, ni entiende.
Muchas personas no saben inglés y está bien, el problema es pretender usarlo sin saber
Volviendo al tema de la “profanación de causas nobles”, vos recordas con un ejemplo muy concreto cómo a los Kirchner no les molesta la contradicción
Hay varias cosas que los Kirchner parecieron olvidar. Una de ellas es un reportaje que Cristina Kirchner le da a la revista Noticias en el año 92, donde una de las cosas que ella dice es que la contradicción no tiene nada malo, la contradicción es parte de todo.
Ella defiende directamente la contradicción y en ése momento hasta se asume como menemista.
¿El proyecto vive de la contradicción entonces?
¿Es que dónde está el proyecto?
El proyecto no existe. Incluso la palabra proyecto a veces significa gobierno, a veces significa partido. “Si el proyecto me autoriza”, dicen algunos intendentes.
¿Cómo te va a autorizar un proyecto, si el proyecto no autoriza?
Lo que pasa es que se ha convertido en sinónimo de un partido que no existe, porque tampoco hay un partido kirchnerista. Los proyectos en una democracia se llaman plataformas.
La plataforma de un partido es lo que el partido presenta a la justicia electoral diciendo: “Si yo soy gobierno, voy a hacer esto”.
¿Y qué encontraste sobre la plataforma del FpV?
Que no tiene nada que ver con lo que después se hizo.
Es un palabrerío infernal y ambiguo que no dice nada.
Además, ninguna de las grandes medidas del kirchnerismo aparece en la plataforma electoral, el tema matrimonio igualitario no está en ningún documento.
Jamás los K hablaron de eso.
De la asignación universal por hijo prácticamente tampoco.
De las confiscaciones de YPF y Aerolíneas Argentinas tampoco.
Mucho menos el cepo del dólar, el control cambiario.
Nada de esto está anticipado, son todas medidas sorpresa.
Gobiernan con la sorpresa a partir de la ambigüedad y la sorpresa.
ALGUNAS ENTRADAS DEL “DICCIONARIO K”:
ARTICULAR. Verbo cristinista polifuncional.
Cristina Fernández de Kirchner lo usa varias veces al día, es uno de sus preferidos.
Puede decir que es necesario articular el desarrollo económico con la distribución energética o que el modelo articula capital y trabajo.
También, que va a articular con los intendentes (en algunas ocasiones lo conjuga con objeto directo y en otras, sin).
“Le he pedido a la ministra de Seguridad que podamos articular con el gobierno local y nuestra Policía Federal”, dijo, por ejemplo, el 8 de noviembre de 2012.
Comparte con gestionar -verbo abusado por toda la clase política- las bajas calorías: mucha resonancia y poca precisión. Articular casi nunca viene en envase negativo.
Cuando no le atiende el teléfono a un gobernador, al jefe de Gobierno porteño o a un intendente, porque son opositores o se portaron mal, la Presidenta no dice que desarticuló.
Simplemente, no articula.
CORRUPCIÓN. Voz anterior a 2003. No existe en lengua K.
En omisiones, la corrupción le ganó a la inflación.
Durante la segunda mitad de 2012, la Presidenta comenzó a usar en forma esporádica la palabra inflación (en general para descalificar a quienes la consideran un problema), pero la palabra corrupción continuó su vida extramuros.
Ni siquiera se la mencionó para ridiculizar a los que la mencionan. (…)
Aunque parta del supuesto primitivo de que aquello que el líder de la tribu no nombra no existe, la omisión discursiva es una estrategia.
Los Kirchner la aplicaron muchas veces delante de novedades que no eran de su gusto.
Muchos políticos lo hacen, si bien la diferencia está en la magnitud.
CFK llegó al extremo de erradicar la palabra corrupción, ya no sólo de evitarla, mientras en las encuestas la corrupción aullaba.
La erradicación arrastró derivados positivos, como el concepto de lucha anti corrupción, aunque eso parece lógico: si no hay corrupción, ¿para qué combatirla?
IT´S TOO MUCH. Está todo bien.
El 29 de mayo de 2012, en oportunidad de inaugurar en La Rioja, por videoconferencia, el Albergue Néstor Kirchner, ubicado en la avenida Carlos Menem, CFK dijo estar muy contenta por la elección al frente de la OIT de Guy Ryder, un sindicalista inglés.
Para que se entendiera que sus diferencias con los británicos sólo comprenden al gobierno, aclaró en forma bilingüe:
- “Con el pueblo inglés y con los trabajadores, está todo bien, it’s too much , todo bien, very good “. (…)
Aunque la Presidenta no habla otros idiomas aparte del castellano y la lengua K, suele aprovechar las palabras y expresiones que conoce en inglés para intercalarlas en sus tuits.
Son estas: sorry, always, photo opportunity, why y leading case .
Hay una más, que viene al caso:
¡Oh, my god!
Fuente: La Nación
No hay comentarios:
Publicar un comentario