El despertador avisa que el lunes ha llegado con cara de serio.
Que sin hablar, imparte órdenes, apresura relojes, y enfría desayunos.
Todo se hace veloz, pero no por ello rápido.
Entonces las obligaciones mandan, el trabajo exige, la escuela toma lista, y el apuro se instala.
Y a pesar de que tiene veinticuatro horas como los demás días, es sin duda el más largo.
Aunque a veces, solo a veces, se vista de feriado, y nos espere con cara de fiesta.
Por eso te admiro.
Porque cuando te vas, aun sabiendo que no es lo que deseas, te dibujas una sonrisa de domingo, sabiendo que en cuestión de horas, regresaras un poco cansada, pero te quedara aire para otra sonrisa de lunes por la tarde.
Hay personas que tienen ese encanto de enamorar a los días, sin darse cuenta de que transcurren, y muy a pesar de que no los esperen.
© Gabriel Velxio
"Cómo responder a los testigos de Jehová". Martín Zavala - José L. Fierro
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