Nacemos preparados para soñar, aun cuando ciertos sueños nos abandonan en el camino, o los sustituimos por otros menos pretenciosos.
Aun cuando en el trayecto, nos distraemos por los cantos de sirena, que nos alejan de aquello que tanto anhelábamos.
Cuidar esos sueños debería ser la consigna, una obligación, nuestro manifiesto.
Inclusive, reclutar otros más atrevidos, pero no por ello, realistas.
Estamos perdiendo el síntoma del deseo, por temor a equivocarnos, cuando en el riesgo por consumarlos, comienza la realización de lo soñado.
Enfermarse del pasado, no tiene que ver con la historia, ni menos con el olvido.
Soñar es un verbo en tiempo futuro, y poco tiene que ver con ciertos logros que proponen los mercantilistas.
Porque no hay edad para derribar lo establecido, ni argumentos que nos convenzan que todo es cierto.
Antes que por el éxito, vayamos por la hazaña.
© Gabriel Velxio
"25 años de Apologética divulgativa en USA". Juan Alonso
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*Por su interés ofrecemos el enlace al artículo anterior, tomado de la
revista de la Universidad de Navarra, "Scripta Theologica", vol. 47. 2015.*
Hace 6 días
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