Muchas veces en el camino espiritual, sentimos que nos "llueven" pesares y para colmo de males, tenemos la certeza de estar sólos en medio de la tormenta.
El Rambam (Alav haShalom) explica que la vida es como caminar en un bosque durante una larga noche de tormenta y sólo en un instante, un rayo cruzando el horizonte, nos ilumina para reconocer el terreno en el que estamos andando...
Luego... irrumpe nuevamente la oscuridad...
Nuestro sabio de Bendita Memoria, nos enseña que nuestro esfuerzo es el de retener ese instante de Luz, donde todo se volvió claro, y continuar nuestro camino, guiados por la impronta que este recuerdo selló en nuestro corazón...
El Rebe Najman de Breslov nos enseña, que aún en el lodo, aún caídos en el pozo más profundo de la desesperación, debemos saber, que Dios está a nuestro lado sosteniéndonos para que nos volvamos a levantar...
Cómo dice el tango
"Hasta el Cielo se ha puesto a llorar"
Y en mi modesta opinión, cuando la tristeza nos invade con justificadas razones, deberíamos agradecer, (
yo también) el hecho que la lluvia nos moja, y sentimos dolor, porque al fin y al cabo, estamos vivos, y estar vivos es algo muy, muy grande que nos tiene que despertar y animarnos a soñar con ese instante en que el sol vuelva a brillar en nuestras vidas.
Que pronto la lluvia sea de Bendición para todos nosotros.
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